La iluminación espiritual

La existencia es el lujo de Dios

POR: OSHO

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EL LUJO DE DIOS

¿Para qué es necesario el secreto en las relaciones Maestro‑Discípulo y en las relaciones humanas corrientes?

El ser tiene dos lados, el exterior y el interior. El exterior puede ser público, pero el interior no puede serlo. Si el interior se vuelve público, perderás tu alma, perderás tu rostro original. Entonces vivirás como si no tuvieras ser interior. La vida se volverá monótona, fútil. Esto le ocurre a la gente que lleva una vida pública: políticos, actores de cine. Se vuelven públicos, pierden su ser interior completamente, no saben quiénes son, excepto por lo que el público dice de ellos. Dependen de la opinión de los demás, no tienen un sentido de su propio ser.

Una de las actrices más famosas, Marilyn Monroe, se suicidó, y los sicoanalistas han estado cavilando acerca del motivo que tuvo para hacerlo. Fue una de las mujeres más bellas que nunca han existido, una de las que más éxito tuvo. Hasta el Presidente de Estados Unidos, Kennedy, estaba enamorado de ella, y tuvo otros miles de amantes. Uno no puede imaginar qué más se puede tener. Ella lo tenía todo.

Pero ella era pública, y lo sabía. Hasta en su cámara de amor, cuando el Presidente Kennedy estaba allí, ella solía llamarle Señor Presidente ‑como si no estuviera haciendo el amor a un hombre, sino que a una institución. Ella era una institución. Poco a poco se dio cuenta de que no tenía nada privado. Una vez alguien le preguntó ‑ella recién había posado desnuda para un calendario, y alguien le preguntó: ¿Tenías algo puesto mientras posabas para el calendario?.

Ella contestó: Sí, tenía algo puesto. La radio.

Expuesta, desnuda, sin un yo privado. Mí sensación es que se suicido porque éste era el único acto que podía hacer en privado. Todo era público, aquello fue lo único que pudo hacer por sí misma, sola; algo absolutamente intimo y secreto. Las figuras públicas siempre se sienten atraídas hacia el suicidio, porque solo a través del suicidio pueden vislumbrar quiénes son.

Todo lo que es hermoso es interior, e interior significa privacidad. ¿Has observado cómo las mujeres hacen el amor? Siempre cierran los ojos. Ellas saben algo. Un hombre hace el amor con los ojos abiertos, es también un observador. No está completamente involucrado en el acto, no está totalmente en él. Actúa como un mirón, como si otra persona estuviera haciendo el amor y él estuviera observando, como si el acto amoroso estuviera ocurriendo en la TV o en una película. Pero una mujer es más sabia, porque está en una sintonía más delicada con lo interior. Ella siempre cierra los ojos. Entonces, el amor tiene una fragancia totalmente diferente.

Haz esto alguna vez: haz correr el agua del baño, y entonces enciende y apaga la luz. Cuando esté oscuro, oirás más claramente el sonido del agua al caer, el sonido será agudo. Cuando la luz esté encendida, el sonido no será tan agudo. ¿Qué es lo que sucede en la oscuridad?

En la oscuridad, todo lo demás desaparece, porque no puedes ver. Estás solo con el sonido. Por ese motivo, en todos los buenos restaurantes se evita la luz, se evita la luz intensa. Hay luz de velas. Cuando un restaurante está iluminado con velas, el sabor es más profundo, comes bien y saboreas más. La fragancia te rodea. Si la luz es muy brillante, el sabor se escapa. Los ojos hacen que todo se vuelva público.

En la primera frase de su Metafísica, Aristóteles afirma que la vista es el más alto sentido del hombre. No lo es. De hecho, la vista se ha convertido en algo demasiado dominante. Ha monopolizado todo el yo, y ha destruido a todos los otros sentidos. Su Maestro ‑el Maestro de Aristóteles, Platón‑ afirma que hay una jerarquía en los sentidos: la vista al principio, el tacto al final. Está absolutamente equivocado. No hay jerarquía. Todos los sentidos están al mismo nivel, y no debería haber ninguna jerarquía. Pero vives a través de los ojos: el ochenta por ciento de tu vida está orientada a los ojos. No debería ser así; hay que restablecer un equilibrio. También deberías tocar, porque el tacto tiene algo que los ojos no pueden dar. Pero inténtalo: intenta tocar a la mujer que amas o al hombre que amas con luz brillante, y después tócalo en la oscuridad. En la oscuridad, el cuerpo se revela; en la luz brillante, se esconde.

¿Has visto los cuadros de cuerpos femeninos de Renoir? Tienen algo milagroso en ellos. Muchos pintores han pintado el cuerpo femenino, pero no hay comparación con Renoir. ¿Cuál es la diferencia? Todos los demás pintores han pintado el cuerpo femenino tal como aparece a los ojos. Renoir lo ha pintado como lo sienten las manos; por lo tanto, el cuadro tiene calor, cercanía y vida.

Cuando tocas, algo muy cercano sucede. Cuando ves, algo está muy lejos. En la oscuridad, en secreto, en privado, se revela algo que no puede ser revelado abiertamente en el mercado. Otros están viendo y observando; algo en tu profundidad se encoge, no puede florecer. Es tal como si pusieras las semillas sobre la tierra, para que todo el mundo las mire. Nunca brotarán. Necesitan ser colocadas profundamente dentro del útero de la tierra, en profunda oscuridad, donde nadie pueda verlas. Ahí empiezan a brotar, y nace un gran árbol.

Tal como las semillas necesitan oscuridad y privacidad dentro de la tierra, todas las relaciones que son profundas e íntimas permanecen en el interior. Necesitan privacidad, necesitan un sitio donde solo ellos dos existen. Entonces llega un momento en que incluso esos dos se disuelven, y solo uno existe.

Dos amantes profundamente compenetrados el uno con el otro, se disuelven. Solo uno existe. Respiran juntos, están juntos; existe una unión. Esto no sería posible si hubiera observadores. Nunca serían capaces de dejarse ir si otros estuvieran mirando. Los mismos ojos de los demás crearían la barrera. Por lo tanto, todo lo que es bello, todo lo que es profundo, sucede en la oscuridad.

En las relaciones humanas corrientes, la privacidad es necesaria. Y cuando preguntas acerca de la relación entre un Maestro y su discípulo, es necesaria aún más privacidad, porque es una transmisión de la más alta energía posible al hombre. Es la más alta cima de amor, donde un hombre se vierte a sí mismo en otro, y el. otro se transforma en un útero receptivo. Incluso una ligera alteración ‑alguien mirando‑ bastará para transformarse en obstáculo.

El secreto tiene su propia razón de existir. Recuerda eso, y recuerda siempre que te comportarás muy estúpidamente en la vida si llegas a ser completamente público. Será como si alguien volviera sus bolsillos al revés. Esa será tu forma ‑como bolsillos vueltos al revés. No hay nada malo en ir hacia afuera; pero recuerda que ésa solo es una parte de la vida. No debería llegar a convertirse en la totalidad.

No estoy hablando de moverse en la oscuridad para siempre. La luz tiene su propia belleza y su propia razón. Si la semilla permanece en la oscuridad para siempre, y nunca sale a recibir el sol de la mañana, morirá. Tiene que ir a la oscuridad para brotar, para reunir fuerzas, para vitalizarse, para renacer, y después tiene que salir y enfrentarse al mundo y a la luz, las tormentas y las lluvias. Tiene que aceptar el desafío del exterior.

Pero ese desafío solo puede ser aceptado si estás profundamente enraizado en tu interior. No estoy diciendo que se vuelvan escapistas, no estoy diciendo que cierren los ojos, que se vuelquen hacia adentro y nunca salgan. Estoy simplemente diciendo: ve hacia adentro, para que puedas salir con energía, con amor, con compasión. Ve hacia adentro, para que cuando salgas no seas un mendigo, sino un rey; ve hacia adentro, de modo que cuando salgas tengas algo que compartir: las flores, las hojas.

Ve a tu interior, para que tu salida se vuelva más rica, y no se empobrezca. Y recuerda siempre que cuando te sientas exhausto, la fuente de energía está adentro. Cierra tus ojos y sumérgete en tu interior.

Establece relaciones externas; y establece también relaciones internas. Naturalmente que siempre habrán relaciones externas ‑te mueves en el mundo, habrá relaciones de negocios‑ pero eso no debería ser todo. Tienen que tener su parte, pero debe haber algo absolutamente secreto y privado, algo que puedas llamar tuyo.

Eso es lo que le faltó a Marilyn Monroe. Ella fue una figura pública ‑exitosa; y, sin embargo, un total fracaso. Cuando estaba en la cumbre de su éxito y fama, se suicidó. El por qué se suicidó sigue siendo un enigma. Tenía todos los motivos para vivir; no puedes imaginar más fama, más éxito, más carisma, más belleza, más salud. Todo estaba ahí, nada podía ser mejorado, y aún así, algo faltaba. El interior, lo interno, estaba vacío. El suicidio es, entonces, el único camino.

Puede que no tengas el valor suficiente como para suicidarte como Marilyn Monroe. Puedes ser muy cobarde y suicidarte en forma muy lenta ‑puedes demorarte setenta años en llevarlo a cabo. Pero aún así será un suicidio. A menos que tengas algo en tu interior que no dependa en nada de lo externo, que sea solo tuyo ‑un mundo, un espacio propio donde puedas cerrar los ojos y moverte, donde puedas olvidar que todo lo demás existe‑ te estarás suicidando.

La vida surge de esa fuente interior y se extiende al cielo exterior. Tiene que haber un equilibrio –yo siempre estoy por el equilibrio. Así que no diré, como Mahatma Gandhi, que tu vida debería ser un libro abierto– no. Algunos capítulos abiertos, de acuerdo. Y algunos capítulos completamente cerrados, en total misterio. Sí solo eres un libro abierto, serás una prostituta, estarás de pie en la plaza del mercado, desnudo, solo con la radio puesta. No, no es así como debe ser.

Si el libro entero está abierto, serás solo el día ‑sin la noche‑, solo el verano ‑sin el invierno‑. Entonces, ¿dónde descansarás y dónde te centrarás y adónde te refugiarás? ¿Dónde irás cuando el mundo sea demasiado para ti? ¿Dónde irás a orar y a meditar? No, mitad y mitad es perfecto. Deja la mitad de tu libro abierto ‑abierto a todo el mundo, al alcance de todo el mundo‑ y deja que la otra mitad de tu libro sea tan secreto que solo a invitados especiales se les permita entrar.

Sólo rara vez se le permite a alguien entrar en tu templo. Así es como debería ser. Si la multitud está entrando y saliendo, el templo deja de ser un templo. Puede ser la sala de espera de un aeropuerto, pero no puede ser un templo. Sólo rara vez, muy rara vez, permites a alguien que entre en tu yo. Eso es el amor.

A veces me pregunto qué es lo que estoy haciendo aquí, sentado frente a ti. Y entonces, de repente eres demasiado para mí, demasiada luz y amor. Sin embargo, quiero dejarte...

¿Me puedes explicar esto?

Sí. Esta pregunta le sucederá a todos, un día u otro.

¿Qué estás haciendo aquí? La pregunta surge porque yo no enfatizo la acción; te estoy enseñando la no‑acción. La pregunta es relevante. Si estuviera enseñándote a hacer algo, la pregunta no surgiría, porque estarías ocupado. Si vas a ver a otra persona ‑hay mil y un ashrams en el mundo, en donde te enseñarán a hacer algo. No te dejarán desocupado en absoluto, porque piensan que una mente desocupada es el taller del diablo.

Mi comprensión es total y diametralmente opuesta. Cuando estás absolutamente vacío, Dios te llena. Cuando estás desocupado, solo entonces eres. Tus actos ocurren solo en la periferia. Todos los actos están en la periferia; buenos y malos, todos. Si eres un pecador, estás en la periferia; si eres un santo, también estás en la periferia. Para hacer el mal tienes que salirte de ti mismo; para hacer el bien también tienes que salirte de ti mismo.

La acción es externa, la no‑acción es interna. La no‑acción es tu yo privado, la acción es tu yo público. No les estoy enseñando a ser santos; de ser así, habría sido muy fácil: no hagas esto, no hagas aquello; modifica solo la periferia, modifica tus actos.

Estoy intentando algo totalmente diferente, una mutación ‑no un cambio de una parte de la periferia a otra parte de la periferia, sino una transmutación desde la periferia hacia el centro. El centro está vacío, absolutamente vacío. Ahí, tu eres. Hay ser, no hacer.

Esto necesariamente te pasará a veces: sentado ante mí, te preguntarás qué es lo que estás haciendo aquí. Nada; no estás haciendo nada aquí. Estás aprendiendo a solo ser, no a hacer ‑cómo no hacer nada: sin acción, sin movimiento ... como si todo se detuviera, como si el tiempo se detuviera. Y en ese instante de no‑movimiento estás en sintonía con el presente, estás en sintonía con Dios.

Los actos se convierten en parte del pasado. Los actos pueden ocurrir en el futuro, pueden ocurrir en el pasado; pero Dios está siempre en el presente. Dios no tiene pasado ni futuro. Y Dios no ha hecho nada; cuando piensas que El ha creado el mundo, estás creando su imagen según tu propio criterio. No puedes quedarte sin hacer nada ‑te vuelves demasiado inquieto, esto te hace sentir demasiado incómodo‑ así que también has concebido a Dios como un creador.

No solo como un creador: los Cristianos dicen que durante seis días El creó, y que al séptimo día descansó: unas vacaciones. La Biblia dice que Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza. La verdad parece ser exactamente la opuesta: el hombre ha creado a Dios a su imagen y semejanza. Dado que no puedes permanecer desocupado, piensas. ¿qué haría Dios si no estuviese creando al mundo? Y debido a que te cansas haciendo cosas, piensas que Dios también debe haberse cansado después de seis días ‑así que al séptimo día, El descansó.

Esto es solo antropomórfico. Estás concibiendo a Dios tal como te imaginas a ti mismo. No, Dios no ha creado el mundo; el mundo surge de su no‑actividad, el mundo surge de su no‑acción. El mundo es un florecimiento de Dios, tal como un árbol lo es.

¿Crees que un árbol está creando las flores ‑esforzándose mucho, haciendo ejercicios, planeando, interrogando a los expertos? El árbol no está haciendo nada en lo absoluto. El árbol está ahí, absolutamente desocupado. En ese estado de desocupación, la flor florece por sí sola. Y recuerda, si algún día los árboles se vuelven locos ‑tan locos como lo es el hombre‑ y empiezan a tratar de producir las flores, las flores dejarán de brotar. No surgirán, porque siempre surgen sin esfuerzo.

Observa a una flor: ¿puedes ver algo de esfuerzo en ella? El ser mismo de una flor es tan carente de esfuerzo; simplemente se abre. Pero no podemos concebirlo. Los pájaros cantando por la mañana; ¿crees que van a aprender con Ravi Shankar? ¿Crees que están haciendo algo cuando en la mañana empiezan a cantar? No, nada de eso. Sale el sol, y la canción surge de su vaciedad. El milagro más grandioso en el mundo es que Dios ha creado sin hacer absolutamente nada. Es algo que sale de la nada.

He estado leyendo acerca de Wagner, un compositor y gran músico alemán. Alguien le preguntó a Wagner: ¿Puedes revelar el motivo por el cual creaste tan bella música ‑y cómo lo hiciste?.

Wagner contestó: Porque era desgraciado. Dijo: Si hubiese sido feliz, no hubiera escrito ni siquiera una nota. Y agregó: La gente, desgraciada tiene que llenar su vida con imaginación, porque a su realidad le falta algo. Y tiene razón, en muchos sentidos. Gente que nunca ha amado escribe poesía acerca del amor. Es un sustituto. Si el amor se ha presentado de verdad en la vida, ¿quién va a molestarse en escribir poesía acerca de él? Uno mismo sería el poema; no sería necesario escribirlo.

Wagner dijo: Los poetas escriben acerca del amor porque el amor se les ha escapado. Y después formuló una declaración tremendamente significativa. Dijo: Y creo que Dios creó al mundo porque era desgraciado. Una gran comprensión ‑pero este descubrimiento viene al caso para el hombre, no para Dios.

Si me preguntas a mí, Dios creó al mundo ‑en primer lugar, El no es un creador, sino creatividad; pero para usar la vieja expresión‑‑ Dios creó al mundo, no porque El fuera infeliz, sino porque era tan feliz que su abundancia desbordó; El tenía demasiado.

El árbol no está floreciendo en el jardín porque sea desgraciado. La flor sale solamente cuando el árbol tiene demasiado que compartir y no sabe qué hacer con ello. La flor es un desborde. Cuando el árbol no está bien alimentado, sin suficiente agua, cuando no ha recibido la cuota correcta de luz del sol, de cuidados y amor, no florece, porque el florecimiento es un lujo. Sólo sucede cuando tienes demasiado, más de lo que necesitas. Cuando sea que tienes demasiado, ¿qué es lo que haces? Se transformará en un peso, será una carga; tienes que dejarla ir. El árbol brota y florece; su momento de lujo ha llegado.

El mundo es el lujo de Dios: un florecimiento. El tiene tanto; ¿qué hacer con ello? Lo comparte, lo tira, comienza a expandirse, comienza a crear.

Pero recuerda siempre: El no es un creador de la misma forma que el pintor que pinta. El pintor está separado de la pintura. Si el pintor muere, la pintura seguirá viviendo. Dios es un creador como un bailarín lo es: el baile y el que baila son uno solo. Si el bailarín se detiene, la danza se detiene.

No puedes separar el baile del bailarín, no puedes decirle al bailarín: Dame tu danza para llevármela a casa. Estoy dispuesto a adquirirla. La danza no puede ser adquirida. Es una de las cosas más espirituales del mundo, porque no puede ser comprada. No puedes irte con ella, no puedes transformarla en una mercancía. Cuando el bailarín está bailando, está allí; cuando el bailarín se ha detenido, desaparece ‑como si nunca hubiera existido‑.

Dios es creatividad. No es que El creara algo en el pasado y después se detuviera y descansara. ¿Y qué ha estado haciendo desde entonces? No; El está creando continuamente. Dios no es un acontecimiento, es un proceso.

No es que El creara en una ocasión y después se detuviera. En ese caso, el mundo estaría muerto. Está creando continuamente, tal como los pájaros cantan y los árboles florecen y las nubes se mueven en el cielo. El está creando ‑y no necesita tomarse ningún descanso, pues la creatividad no es un acto; no puedes cansarte. Surge de Su nada.

A esto nos referimos en el Oriente cuando decimos que Dios es vacío. Sólo la nada puede ser infinita; cualquier objeto será, necesariamente, finito. Sólo de la nada es posible una infinita expansión de vida, de existencia ‑de ninguna otra cosa. Dios no es alguien; El es nadie, O, más correctamente, una nadiedad. Dios no es algo; El es nada, o, aún más correctamente, ninguna‑cosa, ningún‑objeto. El es un vacío creativo ‑lo que Buda ha llamado sunya. El es un vacío creativo.

¿Qué es lo que les estoy enseñando? Les estoy enseñando lo mismo: llegar a ser vacíos creativos, no‑activos, que se deleiten solo siendo. Por ese motivo, la pregunta aparecerá necesariamente en la mente de todo el mundo, tarde o temprano. Preguntas: A veces me pregunto qué es lo que estoy haciendo aquí. Tu duda es correcta: aquí no estás haciendo nada. Tu mente puede entregar respuestas, pero no les prestes atención. Escucha mi respuesta. Aquí no estás haciendo nada; no te estoy enseñando a hacer algo. Tu mente puede decir que estás aprendiendo a meditar: estás haciendo meditación, yoga, esto y aquello; o estás tratando de obtener la iluminación, el satori, el samadhi ‑puras tonterías.

Esta es tu mente proporcionando respuestas, porque la mente es un ejecutor, la mente no puede permanecer inactiva. La mente crea una actividad tras otra. Obtener dinero; si has acabado con eso, entonces obtener meditación ‑pero obtener. Obtener algo, hacer algo.

Te asustas cuando no estás haciendo nada, porque entonces te encuentras de improviso con el vacío creativo. Ese es el rostro de Dios. Estás en un caos, estás cayendo en un abismo infinito y no‑ puedes ver el fondo. No hay un fondo.

Sentado ante mí, ¿qué es lo que estás haciendo? Sólo estar sentado. Eso es lo que zazen significa. En Zen, a la meditación la llaman zazen. Zazen significa solo sentarse, sin, hacer nada. Si solo puedes estar sentado cerca de mí, eso es suficiente, más que suficiente; nada más es necesario. Si solo puedes estar sentado sin hacer nada ‑ni siquiera fabricar pensamientos o sueños‑ si solo puedes estar sentado cerca de mí, eso lo hará todo.

De repente eres demasiado para mí, dices. Sí; si solo te sientas, seré demasiado ‑porque si solo estás sentado, estaré repentinamente fluyendo dentro de ti. Si solo estás sentado, inmediatamente tomarás consciencia de la luz y del; amor, y entonces dirás: Quiero dejarte, porque temes al amor y a la luz.

Te has convertido en un habitante de la oscuridad. Has vivido en la oscuridad durante tanto tiempo que tus ojos tienen miedo. No importa lo que digas ‑que te gustaría vivir en la luz‑ tus hábitos profundamente enraizados se encogen y dicen: ¿Dónde vas?. Tienes una gran inversión en la oscuridad.

Todo tu conocimiento está relacionado con la oscuridad. En la luz, serás absolutamente ignorante. Toda tu sabiduría y experiencia surgen de la oscuridad; en la luz te encontrarás desnudo. Todo lo que sabes pertenece a la oscuridad; en la luz, estarás como un bebé inocente, como un niño pequeño, sin saber nada.

Han vivido en la esclavitud y ahora temen ser libres. Hablan acerca de la libertad y de moksha ‑la libertad absoluta‑, pero si te observas a ti mismo, te darás cuenta de que siempre que la libertad se cruza en tu camino, huyes. Te asustas. Quizás hablas de la libertad solo para engañarte a ti mismo; quizás es un sustituto, el sustituto del que habla Wagner.

Estás esclavizado; nunca has conocido la libertad. Hablas de la libertad, cantas canciones de libertad, y a través de esas canciones obtienes una engañosa satisfacción ‑como si hubieras llegado a ser libre. Es como‑si hubiera libertad. Pero conmigo no va a ser como‑si, va a ser una realidad. La realidad te asusta.

Pides y pides amor, pero cuando éste llega, huyes, porque el amor es peligroso. Una de las cosas más peligrosas de la vida es el amor. La mente puede consolidarse con el matrimonio, pero no con el amor.

La mente siempre quiere ley, no amor. La mente siempre ama el orden, no el caos que el amor supone. La mente quiere permanecer segura, y el amor es la inseguridad más grande con la que puedas cruzarte. Siempre que el amor llega, te asustas hasta tus mismas raíces, te agitas y tiemblas, porque ese amor, si le permites entrar dentro de ti, destruirá tu mente. La mente dice: ¡Huye! Huye de inmediato!. La mente está tratando de salvarse.

Has vivido en un contacto demasiado profundo con la mente, y te has apegado demasiado a ella. Crees que todo lo que dice la mente es correcto; confías en que todo lo que para la mente es seguridad, es seguridad para ti. Ahí está todo el malentendido. La muerte de la mente será vida para ti, y la vida de la mente no es otra cosa que la muerte para ti.

La identidad tiene que romperse. Tienes que llegar a darte cuenta de que no eres la mente. Sólo entonces puedes estar cerca de mí, solo entonces desaparecerán los esfuerzos por marcharte y escapar. De lo contrario, puedes encontrar razones para marcharte, pero todas esas razones serán falsas. La verdadera razón será ésta: que no fuiste capaz de dejar entrar la luz, que no fuiste capaz de dejar que el amor entrara y destruyera tu mente, destruyera tu ego y te diera un renacer.

Tu enseñanza parece ser: ser absolutamente uno mismo. Esto me sobrepasa. ¿Cómo puede uno ser uno mismo si uno no es uno mismo?

Déjame formularte otra pregunta: ¿Cómo puedes no ser tú mismo? Puedes creerlo, pero no puedes ser otro que tú mismo. Puedes creer que eres otra persona, puedes imaginar que eres otro, pero todo el tiempo eres solo tú mismo, nadie más.

Por lo tanto, el que creas o no que eres tú mismo no tiene importancia. Todo el tiempo sigues siendo tú mismo. Puedes seguir corriendo y cazando sombras, pero un día u otro tendrás que darte cuenta de que solo has estado haciendo algo absurdo.

¿Cómo puedes ser otro que tú mismo? ¿Cómo? Me preguntas: ¿Cómo puede uno ser uno mismo?

Yo te pregunto, ¿cómo puede uno ser otro que uno mismo? ‑y en mi pregunta está la respuesta. Nadie ha sido nunca otro que el que es; nadie puede ser otra cosa que el que es. Ser uno mismo es la única manera de ser; nada se puede hacer al respecto.

Puedes creer ... es tal como si durmieras en la noche en Poona y soñaras que estás en Filadelfia. Eso no supone ningún cambio en la realidad. Sigues estando en Poona ‑aquí, en alguna parte de Mobo's. Permaneces en Poona; Filadelfia sigue siendo un sueño. Por la mañana no despertarás en Filadelfia, recuérdalo. Despertarás en Mobo's, en Poona. ¡Por triste que sea, pero así será! Nada se puede hacer al respecto; a lo más puedes soñar de nuevo con Filadelfia.

Ustedes son dioses. Esa es su realidad. Pueden creer ... han creído muchas cosas. A veces creyeron que eran un árbol ‑muchos árboles todavía creen eso. A veces creíste que eras un animal: un tigre, un león. Hay algunas personas que pertenecen al Club de Leones: León Bhabhutmal Sanghvi. No les basta ser hombres: ¡leones! A veces creíste que eras un león, y entonces fuiste un león: un sueño. A veces creíste que eras una roca, y fuiste una roca: un sueño. Has estado cambiando tus sueños.

Ahora, el momento ha llegado. ¡Despierta! Recuerda esto: no te estoy dando otro sueño. Ansías eso, te gustaría que te proporcionara otro sueno, pero no te voy a dar otro sueño. Por eso, estar conmigo es arduo y difícil: porque insisto en que despiertes. Ya es suficiente. Has soñado muchísimo; desde la eternidad has estado soñando. Sólo has estado cambiando los sueños. Cuando te cansas de un sueño, empiezas a cambiarlo; sueñas otro sueño. Me esfuerzo en sacudirte, en sobresaltarte...en despertarte.

No se trata de lograr algo nuevo. Ya es tu ser. Sólo abrir los ojos, solo tirar los sueños a un lado, solo tirar a un lado las nubes y la visión. Es cuestión de claridad y comprensión, eso es todo. Entre tu ser y el de Jesús, entre tu ser y el mío, entre tu ser y el de Buda, no hay diferencia ‑ninguna. Eres exactamente igual. La diferencia, a lo sumo, consiste en que tú estás dormido y Jesús no lo está, eso es todo.

Por lo tanto, no me preguntes cómo ser uno mismo; no puedes ser de otra manera. Sólo pregúntame como estar despierto. ¡Eres tú mismo todo el tiempo! Sólo debes estar un poco más alerta, tan solo trae una nueva cualidad de consciencia despierta ‑solo observa. No trates de ser nada, porque con eso tendrás otro sueño. Sólo observa: quien quiera que seas, donde quiera que estés, solo observa, y sé ... y permite que ocurra. Entonces sucede, sucede de improviso, ‑puede suceder en cualquier momento. Los cielos pueden abrirse y el espíritu de Dios, a modo de paloma, puede entrar en ti.

En realidad, ésta es solo una forma de decir algo que no puede decirse. También puede expresarse al revés. Déjame decirlo: que cuando Juan el Bautista inició, bautizó a Jesús ‑Jesús se abrió y el espíritu de Dios, a modo de paloma, salió de él y voló hacia el cielo infinito. Esa es exactamente la misma verdad. Es solo una manera de expresarlo desde dos extremos.

Son dioses, y nunca han sido otra cosa. Por eso, no me preocupo si quieren dormir un poco más. No importa; la elección es tuya. Puedes dormir un poco más, darte la vuelta y dormir un poco más; roncar un poco más ‑no pasa nada malo. Pero no trates de mejorar, no trates de obtener nada. No trates de llegar a ser nada, porque ¡ya eres lo que puedes llegar a ser! El ser es tu única realización, llevas tu destino dentro de ti mismo. Relájate ... y sé.

¿Tú también estás aún aprendiendo?

Sí, porque si el aprendizaje se detiene, estás muerto. El aprendizaje es vida. Me puedes preguntar: ¿Estás aún vivo? ‑ésa sería la misma pregunta.

El ego es un perfeccionista, y el ego cree que cuando has arribado, cuando te has iluminado, deja de haber aprendizaje; ya lo sabes todo. Pero si sabes todo, ese todo será finito. justamente, por ser conocido, se ha convertido en finito.

No puedes conocer lo infinito. Lo infinito simplemente significa que puedes seguir aprendiendo, aprendiendo y aprendiendo y el final nunca llega, es un viaje eterno. Empieza pero nunca termina.

Pero entonces el ego piensa: en ese caso, ¿cuál es la diferencia, si nosotros también estamos aprendiendo? La diferencia es que estás aprendiendo en un estado de profundo sueño, inconsciencia, y un hombre que está iluminado aprende conscientemente. Tu aprendizaje no es saber; tu aprendizaje es conocimiento, información muerta. Un hombre despierto ‑su aprendizaje no es como el conocimiento: su aprendizaje es, simplemente, saber.

El es como un espejo. El espejo refleja. Un pájaro vuela ante el espejo y el espejo lo refleja. ¿Hay acaso un punto en que puedas decir: Ahora el espejo es perfecto. No refleja nada? Cuando el espejo es perfecto, reflejará perfectamente, eso es todo.

Cuando has despertado, aprendes en forma perfecta. No es que dejes de aprender, no es que hayas alcanzado la perfección y que ahora no quede nada más por saber ‑precisamente lo contrario. Cuanto más sabes, más queda por saber; cuanto más abres tus ojos, más te rodea el infinito. Es un viaje al infinito.

Aún estoy aprendiendo. Y estoy contento así, no me gustaría que fuera de otra manera. No me gustaría llegar a un punto en el que pudiera decir: He conocido todo, porque eso sería la muerte. Y entonces, ¿qué? ‑el río estaría helado, ya no fluiría. No, un río perfecto sigue fluyendo; nunca se congela. Seguiré aprendiendo; Buda y Jesús aún están aprendiendo. Es así como debe ser.

Mahavir todavía está aprendiendo, sin importar lo que digan los Jainas. Ellos dicen que él ha conocido todo, que lo sabe todo ‑porque su ego está comprometido. Su Maestro: ¿cómo puede estar aún aprendiendo? Eso quiere decir que todavía no es perfecto. Así que los Jainas dicen que Mahavir lo ha conocido todo, que ha llegado a ser un sarpagya ‑que lo sabe todo, omnisciente. Este es su ego, no Mahavir.

Si les dices a los Cristianos que Jesús aún está aprendiendo, se pondrán furiosos. El hijo de Dios, el único hijo engendrado por Dios ‑¿cómo puede estar aún aprendiendo? ¡El lo sabe todo! Pero yo te digo: todavía está aprendiendo, porque todavía está vivo, vivo con lo infinito ‑aprendiendo infinitamente; pero, por supuesto, aprendiendo en forma perfecta.

Es muy difícil comprender esto, porque el ego siempre busca metas; y si el aprendizaje continúa para siempre, desaparece la meta. Pero te digo, así es la vida. La vida no tiene metas, es un río que siempre está fluyendo; siempre avanzando, pero nunca llegando; siempre llegando ‑‑‑pero cada llegada se convierte en una nueva partida.

Anda a los Himalayas. Caminas fatigosamente, te mueves, vas a lo alto de la cima. Durante todo el tiempo en que estabas escalando, no veías ninguna cima más allá. Pero cuando alcanzas la cima, descubres muchas más cimas. Sigues y sigues y sigues; es un proceso interminable.

Dios es el proceso. Hasta Dios está aprendiendo. Tiene que ser así; de lo contrario, El sería un estúpido. No es estúpido, está aprendiendo. Está evolucionando ‑y eso es hermoso. Nada es estático, todo es dinámico. Eso es lo que quiero decir cuando digo: no digas que Dios es, di siempre Dios está sucediendo. No uses un término estático, no uses un sustantivo para El ‑usa un verbo. Di: El está sucediendo; di: El está aprendiendo; di: El está evolucionando; di: El es un proceso, El es un río, y te habrás topado con la verdad.

Sí, estoy aprendiendo constantemente. En cada instante, la vida es tan tremendamente bella y tan tremendamente vasta, tan tremendamente infinita y tan tremendamente misteriosa. Afirmar que lo has conocido todo será sacrílego.

¿Por qué Jesús habló constantemente en oscuras parábolas, que confundieron incluso a sus discípulos la mayoría de las veces, ~ ¿Era ésta una técnica deliberada? ¿Por qué no pudo ser más directo, como tú por ejemplo?

¿Quién te dijo que yo soy directo? Mientras me escuchas puede que tengas esa impresión. Piensa y medítalo más tarde; me hallarás más desconcertante que Jesús. ¡Al menos él es consistente!

Y nunca hagas tales preguntas, porque estas preguntas muestran que te encuentras en posición de juez. ¿Por qué Jesús hizo esto o aquello? Si no dejas de juzgar ni siquiera a Jesús, ¿cómo te será posible dejar de juzgar a los demás? ¿Por qué no puedes aceptar las cosas como son? ¿Por qué esta flor es blanca ‑o roja? ‑¿no es acaso una pregunta estúpida? Esta flor es roja, aquella flor es blanca ‑¿por qué?

Un niñito caminaba con D.H. Lawrence por un jardín, y el niño preguntó: Por qué los árboles son verdes?.

D.H. Lawrence miró al niño y le respondió, ¡Son verdes porque son verdes!.

Jesús es Jesús, yo soy yo. No se trata de que Jesús sea como yo, ni que yo sea como él. Y es bueno que todo el mundo sea único; de lo contrario, la vida sería un hastío, sería monótona. Pero la gente es tonta ‑siguen viniendo a preguntarme: ¿Por qué Buda dijo esto, por qué Mahavir nunca dijo esto?. Pero Mahavir es Mahavir y Buda es Buda. El Ganges fluye hacia el Este y el Narmada sigue fluyendo hacia el Oeste ‑¿qué hacer? Si todos los ríos fluyeran hacia el Este, ¿piensas que el mundo sería mejor? Tan solo imagina un mundo con cuatro mil millones de Budas ‑¿puedes imaginar algo más aburrido? Comenzarían a suicidarse: dondequiera que fueras te encontrarías con tu réplica, dondequiera que miraras tendrías la sensación de estarte mirando en el espejo ‑solo encontrarías gente exactamente igual a ti.

No, es bueno que todo el mundo sea único. ¿Por qué deseas este tipo de cosas? Jesús es hermoso con sus parábolas; sin parábolas no sería hermoso, sin parábolas algo faltaría. El es uno de los más hermosos narradores de historias.

Y, naturalmente, la belleza de una parábola es que confunde la razón. Pero eres infantil: piensas que una historia es perfecta cuando te da la conclusión, la máxima. Son igual que escolares, que no están satisfechos a menos que la historia llegue a una conclusión, a menos que incluya una conclusión matemática exacta. Entonces están satisfechos, pero entonces la historia está muerta. Una historia perfectamente concluida está muerta.

Una parábola trata de mostrar algo, no de decirlo. Indica en forma indirecta; la conclusión tienes que ponerla tú. Deja un intervalo, deja un espacio para que descubras la conclusión. Una parábola es creativa. Cuando una historia está absolutamente completa ‑como dos y dos son cuatro‑‑‑, no le da espacio a tu imaginación ni espacio a tu meditación. Entonces es simple matemática. Ya no es poética; está muerta.

Te gustaría que la gente dijera en forma absoluta, exacta, lo que quiere decir; pero el supremo significado no te puede ser mostrado. El supremo significado siempre va a ser indirecto, indicado ‑dicho, y sin embargo, no dicho. Sientes algo vago, pero nunca es algo concreto.

Si se vuelve concreto, es de este mundo. Si permanece vago, y lo sigues y tratas de encontrar la clave, en el esfuerzo mismo por descubrir la clave te elevas por encima de ella ‑y ya has entrado en otro mundo.

Una parábola no es una historia común: es simbólica, es creativa. Si la escuchas, sí tratas de entenderla, tu comprensión llegará a ser mayor de lo que era antes de oírla. Una historia ordinaria permanece por debajo de tu comprensión: puedes entenderla perfectamente, porque no hay nada más allá. Las parábolas son del más allá: un paso dentro de tu mente, un paso fuera ‑‑un paso más allá. Es una persuasión.

Jesús habla constantemente en parábolas. Realmente quiere confundirte, porque está hablando de algo inefable, escurridizo ‑arcano. Está hablando de lo misterioso. Debe dejar intervalos para que tú los rellenes. Las parábolas deben ser como acertijos que te desafíen y, a través de este desafío, tú creces.

Y nunca compares: ¿por qué Jesús es así? Los árboles son verdes porque son verdes. Jesús solo es como Jesús, y no es como nadie más.

Es en eso que he estado continuamente insistiendo, también para ti: que solo seas tú mismo, nunca nadie más. Nunca seas un Cristiano, nunca seas un Hindú, nunca seas un Jaina; porque de ser así estarás siguiendo un patrón y pasarás por alto tu alma. El alma es tuya ‑individual, única‑ y el patrón es público, colectivo, social. Nunca trates de ser otra persona. Sólo trata de descubrir quién eres y permítelo, acéptalo, dale la bienvenida, deléitate en ello, saboréalo, de modo que sea alimentado, de modo que crezca. A través de ti, Dios está intentando algo totalmente nuevo: ser alguien que El nunca ha sido antes.

Dios no es repetitivo: Su creatividad es infinita. Nunca conduce el mismo modelo por segunda vez ‑no es un Henry Ford. Es absolutamente inventivo; cada día prueba lo nuevo, lo fresco. Nunca se molesta en repetir nuevamente un modelo, siempre va mejorando. Es un gran innovador. Eso es la creatividad. Por lo tanto, no trates de convertirte en un Jesús ‑porque entonces Dios no te recibirá.

Un Hassid se estaba muriendo. Su nombre era Josiah. Alguien le preguntó: ¿Has rezado a Dios, has hecho la paz con Dios? ¿Estás seguro de que Moisés será un testigo para ti?.

Josiah miró al que preguntaba y le dijo: Moisés no me preocupa, porque cuando me encuentre frente a Dios, sé perfectamente bien que El no me preguntará: Josiah, ¿por qué no fuiste un Moisés?. El me preguntará: Josiah, ¿por qué no fuiste un Josiah?'. Por lo tanto, me estoy preocupando por mí mismo. ¡Deja de decir tonterías! Moisés ‑¿qué tengo yo que ver con Moisés? He desperdiciado toda mi vida en eso. Ahora me estoy muriendo, y me enfrento con la verdadera pregunta que El me formulará: ¿Fuiste Josiah o no? Te hice para que fueras alguien especial, alguien único. ¿Alcanzaste esa cima o no? ¿Has perdido la oportunidad?.

Dios ciertamente te preguntará: ¿Fuiste capaz de llegar a ser tú mismo?. Ninguna otra pregunta puede ser formulada,

No hagas estas preguntas: ¿Por qué Jesús habló constantemente en oscuras parábolas? ¡Le gusta hacerlo así! Y una parábola tiene que ser oscura, tenue, a la luz de una vela. La luz demasiado brillante mata una parábola; demasiado análisis mata. Es poesía.

¿Era ésta una técnica deliberada?. Nunca puedes ir más allá de la técnica, estás demasiado obsesionado con la técnica. Para ti, todo se convierte en una técnica. Esta es la manera en que Jesús es, no es cuestión de técnica. El no está siguiendo una técnica determinada ‑no es un seguidor de Dale Carnegie, nunca ha leído el libro Cómo tener amigos e influir en la gente. No está siguiendo una técnica, no era un americano.

En América, todo se ha convertido en una técnica. Incluso si quieres hacer el amor, vas y aprendes la técnica. ¿Puedes imaginar un día más desgraciado para la humanidad? Ni siquiera los animales preguntan. Saben perfectamente bien cómo hacer el amor, no van a ninguna escuela a aprender la técnica. Pero en América, todo se ha convertido en una técnica. Cómo ser amistoso ‑hasta eso hay que aprenderlo. ¿Está el hombre tan absolutamente perdido que hasta la amistad tiene que ser aprendida?

La gente viene a mí, y yo les digo una y otra vez:

i Rían!. Me preguntan cómo reírse. ¿Cómo reír? ‑¡aprendan de Swarni Sardar Gurudayal, es un maestro perfecto! Pero me ha llegado el rumor de que la gente no le deja reír. Dicen: interrumpe nuestra meditación

¿La risa interrumpe su meditación? Entonces su meditación no vale nada.

Deben aprenderlo todo. Creo que tarde o temprano tendrán que aprender a respirar. Es posible, porque hacen muchas cosas de la misma manera. Tienen que preguntar cómo dormir, cómo relajarse. Un día, éstas fueron cosas naturales, tal como respirar. Ve y pregunta a un primitivo; simplemente se reirá si le preguntas: ¿Cómo duermes tan profundamente?.

Te contestará: ¡Qué pregunta tan tonta! Simplemente apoyo la cabeza y me duermo. No hay un cómo hacerlo.

Pero tú dirás: Aún así debe haber un truco, porque me esfuerzo mucho y no pasa nada. Debes conocer un secreto que escondes.

No está escondiendo nada; así es como sucede. Simplemente apoya su cabeza y se duerme. No hay intervalo entre estos dos estados.

Un día u otro, el hombre va a preguntar cómo respirar; y entonces, si dices: Sólo respira; no hay un cómo hacerlo, no te creerá. Cómo amar, cómo vivir, cómo reír, como ser feliz ‑todas éstas son cosas simples, y no necesitas ningún cómo. Estas son cosas naturales, no son técnicas.

Así es Jesús. Ama la forma en que dice sus parábolas. ¡La ama! Sabe que tiene una habilidad intrínseca para decir parábolas.

Una parábola no es aritmética. No debe ser demasiado clara; de lo contrario, se pierde el propósito. Debiera ser una persuasión, no un anuncio. No debe razonar, porque entonces se pierde el propósito ‑entonces, ¿por qué no discutir, para qué decir una parábola? No debe dar pruebas, debe solo dar indicios; y eso también, no completamente. Sólo unos pocos indicios para desafiar a tu ser, para que te pongas alerta.

Conozco una historia acerca de Chuang Tzu: estaba hablando a sus discípulos, y muchos de ellos estaban profundamente dormidos ‑como lo están los discípulos. Debió de haber sido tarde en la noche y estaban cansados, y Chuang Tzu estaba diciendo cosas difíciles que estaban más allá de su comprensión. Cuando algo te sobrepasa, es mejor descansar y dormir que molestarse con ello.

De repente, Chuang Tzu se dio cuenta de que muchos de sus discípulos estaban profundamente dormidos, y que todo era inútil. Estaban incluso roncando, y sus ronquidos le interrumpían. Así que contó una parábola. Dijo: Sucedió una vez que un hombre tenía un burro, y estaba viajando en peregrinaje hacia algún sitio sagrado. Pero era muy pobre, y llegó el momento en que tuvo hambre. No le quedaba dinero, así que vendió el burro sobre el cual estaba cabalgando a otro viajero que era rico. Pero a la tarde siguiente, cuando el sol calentaba mucho, el primer dueño descansó a la sombra del burro.

El segundo dueño dijo: 'Esto no está bien. Tú has vendido el burro'.

El primer dueño respondió: 'He vendido el burro, pero no la sombra`.

Todo el mundo se puso alerta ‑nadie estaba dormido, nadie estaba roncando. ¡Cuando hablas acerca de burros, los burros lo oyen inmediatamente! Chuang Tzu dijo: He terminado la historia. Ahora voy al punto.

Pero todos dijeron: ¡Espera! Por favor, termina la historia.

Chuang Tzu respondió: Era una parábola, no una historia. Están más interesados en los burros que en mí.

Ahora todo el mundo vibraba de excitación: ¿Qué pasó? ¿Y qué sucedió después? ‑pero Chuang Tzu lo dejó ahí, nunca lo terminó. Nunca fue su intención terminarla; fue solo una indicación de que la mente humana está más interesada en estupideces que en más altos valores y cosas más elevadas, está más interesada en boberías.

Pero me encanta. Fue hermoso de su parte. Acercó a todas las estúpidas mentes a un cierto punto ‑a una indicación, aun indicio.

Jesús habla en parábolas por muchas razones. Pero esas razones no son técnicas. Puedes pensar en ellas, pero no son técnicas. Simplemente, a él esto le sucedía en forma natural, era un buen narrador.

Pero puedes pensar acerca de los motivos por los que habló en parábolas. El primero: se pueden decir grandes cosas si creas un drama a su alrededor. Si las dices sin drama, quedan planas. Es por ese motivo que las historias tienden a permanecer, a vivir para siempre. Los Vedas pueden desaparecer, pero Ramayana, la historia de Ram, no desaparecerá. Es una historia; será conservada. Los Upanishads pueden desaparecer, pero las parábolas de Jesús permanecerán. Se quedan cerca de ti, se convierten en un clima.

Nunca olvidas una hermosa historia. Es tal como ‑si cantas una hermosa canción, la recordarás mejor que si fuese prosa. Si es poesía, se recuerda mejor. De algún modo, encaja con la cualidad más profunda de tu mente, Si es una parábola, si hay un drama en ella, tiende a adherirse a ti. Vendrá una y otra y otra vez; se convertirá en un clima interno.

Los principios desnudos pronto se olvidan. Y en los días de Jesús no se escribían libros. Todo lo que dijo Jesús fue registrado muchos, muchos años después. Durante esos muchos, muchos años, solo estaba en el recuerdo de la gente que le había oído.

Una parábola puede ser bien recordada. Olvidarán lo que yo digo; pero nunca olvidarán las parábolas, las anécdotas, los chistes. Puedes olvidar a Mahavir y a Moisés, pero nunca olvidarás a Mullá Nasrudín. Mahavir está demasiado lejano; el Mullá es tu vecino. Mahavir puede estar en alguna parte del moksha, el Mullá está dentro de ti. Tú eres él; puedes reconocerte a ti mismo en él.

Por lo tanto, pueden haber razones, pero no te molestes por ellas. Es el estilo de Jesús, y está bien que nunca probara el estilo de ninguna otra persona.

En el judaísmo hubo profetas, grandes profetas: Jeremías, Ezequiel ... ellos tenían su propio estilo. Ni siquiera Juan el Bautista usó nunca ninguna parábola.

Esto tiene que ser entendido. Los profetas son algo especial en el judaísmo. No existen en ningún otro sitio. Los místicos están en todas partes: Buda es un místico, no un profeta; Mahavir es un místico, no un profeta. Un místico es aquél que ha alcanzado a Dios; un profeta es aquél a quien Dios se ha acercado. Sólo existe en el Judaísmo ‑el concepto de profetas‑ porque solamente en el Judaísmo es Dios el que busca al hombre. En todas las otras religiones, el hombre busca a Dios.

Cuando el hombre busca a Dios y Le encuentra, es un místico. Cuando Dios busca al hombre y le encuentra, éste es un profeta. Cuando el hombre se acerca a Dios, es un místico; cuando Dios se acerca al hombre, es un profeta. Cuando la gota cae en el océano, es un místico. Cuando el océano cae en la gota, entonces es un profeta.

Un profeta es un hombre muy frenético y enardecido. Naturalmente, tiene que serlo; un océano ha llegado a él. Jeremías, Ezequiel, Juan el Bautista ‑todos son profetas, gente frenética, gente enloquecida con Dios. Hablan fuego, no hablan en parábolas. Sus frases son ácidas: te quemarán.

No pueden aliviarte. Buda alivia mucho; Krishna es como una canción de cuna que te envuelve, te calma, te consuela, te cura. Un profeta simplemente te quema con un deseo desconocido, te vuelve loco.

Jesús es ambos: profeta y místico, uno que ha llegado a Dios y también uno a quien Dios ha venido. A veces habla como Juan el Bautista y otras lo hace como Kríshna. A veces calma y otras hiere. Es un fenómeno profundamente equilibrado: un profeta y un místico, ambos. Por eso, encontrarás en él una síntesis. Encontrarás en él todo lo que hay en el judaísmo ‑todo lo que es hermoso y grande‑‑‑ y encontrarás en él todo lo que es hermoso en Krishna, Buda, Mahavir, Jainismo, Hinduismo, Budismo.

Jesús es un punto culminante, como si todas las religiones del mundo se encontraran en él y alcanzaran un crescendo, A veces habla como un profeta: invoca, provoca ‑‑te llama. Pero ésa no es su única cualidad. ‑Te calma, cuenta parábolas, consuela, te canta una canción de cuna. Te despierta y te ayuda a dormir. Pero ésa es su forma de ser. Todas las explicaciones son explicaciones después del hecho, recuerda. Lo fundamental es que ésta es la forma como él es, y para él no es posible otra manera.

Sócrates fue envenenado. El tribunal decidió que debía ser asesinado, pero la gente le amaba mucho ‑hasta en el tribunal: casi la mitad de ellos estaban a su favor. Así que le dieron una oportunidad. Le dijeron: Si dejas de hablar de la verdad, si te quedas callado, puedes ser perdonado y tu muerte podrá evitarse.

Sócrates respondió: Eso será imposible. Eso será más mortal que la misma muerte, porque hablar de la verdad es la única forma de ser que conozco. Será peor que la muerte. Por lo tanto, por favor mátenme, pues si me liberan diciéndome que permanezca en silencio ... esto será imposible. Yo no soy así.

Hablar acerca de la verdad es la única ocupación que conozco ‑la única ocupación que conozco. Es mi única forma de ser. No puedo prometer que deje de hablar de la verdad, porque aunque dejara de hacerlo, aún en mí silencio solo la verdad sería pronunciada. Por lo tanto, no puedo prometer eso. Es mejor que me maten. ‑y así lo hicieron.

Esto es muy significativo. Un Sócrates es un Sócrates. Un Sócrates es un Sócrates, y no puede ser de otra manera. Todas las explicaciones son explicaciones posteriores al hecho. Pero no te preocupes de ellas. Ama si puedes ‑y si no puedes amar a Jesús, olvídate de él y encuentra a alguien a quien puedas amar. No te preocupes con explicaciones, razonamientos y pruebas.

Sólo el amor te ayudará a entender, nada más. Cuando amas a una persona ‑quien quiera que sea: Jesús o Krishna‑ cuando amas a una persona, inmediatamente comprendes que ésa es su manera de ser. Entonces ya no quieres que sea de otra manera. El amor nunca quiere cambiar a nadie. El amor acepta y comprende.

¿Hay algún misterio detrás de tu respuesta cuando también mencionas el nombre del que pregunta? Por favor explícalo ‑pero no digas mí nombre porque a veces resulta demasiado intenso‑.

Esto viene de una sannyasin ... No diré el nombre, porque en el fondo ella quiere que se mencione su nombre. No es la primera vez que ha formulado la pregunta; he estado evitando esta pregunta muchas veces.

En el fondo quiere que se mencione su nombre, para así llegar a formar parte de la historia, de un registro. Este es ahora su último esfuerzo. Está intentando una jugarreta al decir: Por favor no digas mi nombre, y así provocarme.

Pero no me puedes provocar...


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