No es necesario cambiar lo que ves, sino solo la forma en que lo ves. Los verdaderamente despiertos ya no están a merced de la ilusión y la imaginación.
El mundo objetivo es la primera capa de la existencia; si te pierdes en ello te mantendrás con lo más superficial perdiéndote lo bello de la realidad.
Con repeticiones empiezas a sentir que en el interior vive Dios, que es la morada de Él. Y en este instante te has situado en el mundo de las apariencias.