El Buda decía repetidamente que si podías estar en el ahora, no había necesidad de ninguna técnica para meditar. El ahora hará todo lo que sea necesario.
La espiritualidad no es programación ni un mecanismo. Es, por el contrario, un desafío: Dios desafía al hombre gritándole una y otra vez: ¡Interiorízate!