La iluminación espiritual

La iluminación y los seres sintientes

COMPASIÓN POR LOS SERES SINTIENTES

Debemos sentir compasión por todos los seres sintientes.

La compasión universal es la mente que desea con sinceridad liberar de manera permanente a todos los seres sintientes del sufrimiento. Si a partir del amor que estima a todos los seres sintientes reflexionamos sobre los sufrimientos físicos y mentales que han de experimentar vida tras vida sin cesar, su incapacidad para liberarse del sufrimiento, su falta de libertad y cómo al cometer acciones perjudiciales crean las causas de futuros sufrimientos, generaremos una profunda compasión por ellos. Debemos identificarnos con ellos y sentir su dolor como si fuera el nuestro.

Nadie desea sufrir, pero debido a la ignorancia los seres sintientes crean sufrimiento al cometer acciones perjudiciales. Por lo tanto, debemos sentir la misma compasión por todos los seres sintientes sin excepción; no hay un solo ser sintiente que no sea digno de compasión.

Todos los seres experimentan sufrimiento porque tienen renacimientos contaminados. Los seres humanos nos vemos obligados a padecer los tremendos sufrimientos característicos de nuestra especie por haber obtenido un renacimiento humano contaminado por el veneno interno de las perturbaciones mentales. Del mismo modo, los animales han de experimentar el sufrimiento animal; y los espíritus ávidos y los seres de los planos mas bajos los propios de sus respectivos reinos. Si los seres sintientes tuvieran que experimentar estos sufrimientos durante una sola vida, no sería tan trágico, pero el ciclo del sufrimiento continúa sin fin, vida tras vida.

Para generar la mente de renuncia, reflexionemos sobre los insoportables sufrimientos característicos de los animales, los espíritus ávidos, los seres de los planos mas bajos, los humanos, los iniciados y los iluminados, que tendremos que padecer en nuestras incontables vidas futuras. Ahora, para generar compasión hacia todos los seres sintientes, nuestras madres, contemplamos que todos ellos, en sus incontables vidas futuras, tendrán que padecer los sufrimientos insoportables de los animales, los espíritus ávidos, los seres de los planos mas bajos, los humanos, los iniciados y los iluminados. Después de realizar esta contemplación, debemos pensar:

  • No puedo soportar el sufrimiento de los innumerables seres, mis madres. Atrapados en el extenso y profundo océano de renacimientos, el ciclo de renacimientos contaminados, tienen que experimentar dolores físicos y sufrimientos mentales insoportables tanto en esta vida como en las innumerables vidas futuras. He de liberar para siempre a todos estos seres sintientes de su sufrimiento.

Hemos de meditar de manera continua en esta determinación, que es la compasión universal, y poner un gran esfuerzo en lograr su objetivo.

LA ILUMINACIÓN Y LOS SERES SINTIENTES

La iluminación para beneficiar a todos los seres sintientes.

En el momento en que generamos la iluminación nos convertimos en aquel que desea de manera espontánea alcanzar la luz para beneficiar a todos los seres sintientes. Primero nos convertimos en un ser de luz en el camino de la acumulación. Luego, si seguimos el camino hacia la iluminación con el vehículo de la luz, podemos pasar de ser un ser de luz en el camino de la acumulación a ser que beneficia a todos los seres en el camino la preparación, luego nos convertimos en un ser de luz en el camino de la visión y finalmente en un ser de luz en el camino de la meditación. De ahí llegaremos al camino de No Más Aprendizaje, el estado en sí de la iluminación. Como se ha mencionado con anterioridad, la iluminación es la luz interior de la sabiduría que se ha liberado para siempre de todas las apariencias equívocas y cuya función es proporcionar paz mental a todos los seres sintientes cada día. Cuando alcancemos la iluminación de un Buda podremos beneficiar de manera directa a todos los seres sintientes concediéndoles bendiciones y mediante nuestras innumerables emanaciones.

En sus enseñanzas, Buda dice: En esta vida impura del ciclo de nacimientos nadie disfruta de verdadera felicidad; las acciones que realizan serán siempre causas de sufrimiento.

La felicidad que normalmente experimentamos al disfrutar de condiciones favorables, como una buena reputación, una elevada posición social, un trabajo gratificante, relaciones armoniosas, ver formas atractivas, escuchar buenas noticias o música melodiosa, comer, beber y mantener relaciones sexuales, no es verdadera felicidad, sino sufrimiento del cambio –una mera disminución del sufrimiento anterior–. Sin embargo, debido a la ignorancia, creemos que solo estas condiciones nos proporcionan felicidad, y por ello nunca generamos el deseo de alcanzar la felicidad pura y permanente de la liberación y la iluminación, ni siquiera por nuestro propio beneficio. Siempre buscamos la felicidad en esta vida impura del ciclo de nacimientos, como el ladrón que buscaba oro en la cueva vacía de Milarepa y no encontró nada. Una noche, el gran yogui Milarepa oyó a un ladrón que buscaba algo por su cueva y le dijo: ¿Cómo esperas encontrar algo de valor en esta cueva de noche cuando yo no lo encuentro de día?.

Cuando por medio del adiestramiento generamos la preciosa mente de la iluminación, pensamos de manera espontánea:

  • ¡Qué maravilloso sería si yo y todos los seres sintientes alcanzáramos la verdadera felicidad, la felicidad permanente y eterna de la iluminación! Que todos la alcancemos. Voy a trabajar para lograrlo.

Hemos de mantener esta preciosa mente de luz en nuestro corazón. Es nuestro Guía Espiritual interno, que nos conduce de manera directa al estado de la felicidad suprema de la iluminación, y es la verdadera gema que colma todos los deseos, con la que podemos cumplir nuestros deseos y los de los demás. No hay intención más beneficiosa que esta preciosa mente.

Después de realizar esta contemplación, pensamos lo siguiente desde lo más profundo de nuestro corazón:

  • Yo solo soy una persona, pero los demás seres sintientes son innumerables y todos son mis bondadosas madres. Estos innumerables seres, mis madres, tienen que experimentar dolores físicos y sufrimientos mentales insoportables en esta vida y en las incontables vidas futuras. En comparación con su sufrimiento, el mío es insignificante. He de liberar de manera permanente a todos los seres sintientes de su sufrimiento, y para ello he de alcanzar la iluminación de un Buda.

Meditamos en esta determinación, que es la luz, de manera convergente. Hemos de realizar esta contemplación y meditación de manera continua hasta que generemos el deseo espontáneo de alcanzar la iluminación para beneficiar de manera directa a todos los seres sintientes, y luego debemos poner un gran esfuerzo en cumplir el deseo de la luz suprema.