La iluminación espiritual

La guerra es una pelea entre dos ladrones

Religiones verdaderas

Ya en su momento, el famoso historiador -y no precisamente por su progresismo- Thomas Carlyle señalaba que "La guerra es una pelea entre dos ladrones demasiado cobardes para luchar por sí mismos; así que cogen a los chicos de un pueblo y otro, los meten en uniformes, los equipan con armas y los sueltan como bestias salvajes los unos contra los otros." Por ello se necesita una educación crítica que deje en evidencia las coartadas que alimentan y justifican las guerras y las tramas de poder que se apuntalan tras ellas: si no educamos contra las "religiones verdaderas"; si no educamos contra el "orgullo nacional", contra las "patrias" (el último refugio de los bribones, según Samuel Johnson); si no educamos contra las diferencias culturales que separan y dividen en autóctonos y extranjeros; si no educamos contra la sumisión, contra la pasividad... no estaremos educando para la paz, aunque lo parezca.

Dios justificó la guerra durante siglos. La patria también. Lo continúan haciendo hoy en día. Aunque se les llame de otra manera. "Choque de civilizaciones" es la que está más en boga. Los dioses y las patrias son quienes se esconden tras los nuevos eufemismos. Los de siempre u otros nuevos. En su nombre se sigue haciendo la guerra. Esa guerra que nadie dice querer. Así, fácilmente se acaba produciendo lo que manifestaba el tristemente famoso líder nazi Goering: "Por supuesto que la gente no quiere la guerra. ¿Porqué querría cualquier palurdo de una granja arriesgar su vida en una guerra cuando lo mejor que podría obtener es volver de una pieza a su granja? Naturalmente, la gente común no quiere la guerra. Esto es comprensible. Pero después de todo son los líderes de los países quienes determinan la política y siempre es una simple cuestión de tiempo el que la gente se deje arrastrar, ya sea en una democracia o en una dictadura fascista, en un parlamento o en una dictadura comunista... Con voz o sin voz, a la gente siempre se la puede atraer hacia la postura de los líderes. Eso es fácil. Todo lo que tienes que hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar la falta de patriotismo y que están exponiendo el país a graves peligros". Simple y contundente retrato de muchas de las guerras conocidas. Terrible.

Si no somos capaces de romper con estas claves estaremos colaborando en la justificación del imperialismo. El discurso pedagógico construido alrededor de la guerra como eje de la historia se convierte en un instrumento más al servicio del poder. Así, estaremos reforzando la soberbia nacional que justifica el dominio o la exclusión de los unos sobre los otros. Estaremos, en definitiva, bendiciendo las banderas de los que preparan el camino a lo que es una guerra: un asesinato en masa. Tolstoy, en este sentido, decía que "El patriotismo es el principio que justifica el entrenamiento de asesinos al por mayor". Y un crimen en masa nunca puede ser el progreso y, por tanto, tampoco puede ser la base de la Historia ni de la Educación.