La verdad es que yo no soy muy sensible a los temas medioambientales, pero hoy encontré una información que me preocupó mucho. Se trata de un agente químico incoloro e inodoro, que está presente en casi todas las actividades humanas (recreación, limpieza, alimentos): el monóxido de dihidrógeno (DHMO, dihidrogen monoxide, en inglés). La evidencia sobre su peligrosidad es alarmante; estos son solo algunos datos que se pueden corroborar en Internet:
El DHMO es uno de los principales componentes de la lluvia ácida.
El DHMO es responsable de la erosión de paisajes naturales.
El DHMO acelera la oxidación y la corrosión de los metales.
El DHMO su presencia es causante de fallas en sistemas eléctricos.
El DHMO ocasiona numerosos accidentes automovilísticos, debido a que afecta al sistema de frenado de los vehículos.
El DHMO puede producir muerte por inhalación, pero, irónicamente, las personas que lo consumen pueden morir si dejan de hacerlo regularmente.
El DHMO, en estado gaseoso, puede producir quemaduras severas.
A pesar de todo esto, el DHMO es ampliamente utilizado y está presente en diversos ámbitos. Por citar algunos ejemplos: se usa como refrigerante y solvente en diversos procesos industriales; su utiliza en las plantas de energía nuclear; y también es común su uso como retardante de la aparición de fuego. Además, el DHMO es un residuo común de procesos industriales, y es vertido indiscriminadamente en ríos y océanos.
Y, como si fuera poco, este químico está presente en muchos de los alimentos, remedios y artículos higiénicos que utilizamos y consumimos a diario. Solo por mencionar algunos: jugos supuestamente naturales, bebidas carbonatadas, sopas, jarabes para la tos, pastas de dientes, cervezas y un larguísimo etcétera.