Vivir con sencillez

Cuento zen con moraleja

Sencillez es vivir la vida sin ideales, una vida no enraizada en el pasado, nunca motivado por el futuro, una vida completamente en el aquí y en el ahora.

Imagen del cuento: Vivir con sencillez

Cuento zen para vivir con sencillez

En el siglo pasado, un turista de los Estados Unidos visitó un famoso rabino y se quedó asombrado al ver que la casa del rabino consistía sencillamente en una habitación atestada de libros. El único mobiliario lo constituían una mesa y una banqueta.

Rabino, ¿dónde están tus muebles?, preguntó el turista.

¿Dónde están los tuyos?, replicó el rabino.

¿Los míos? Pero si yo solo soy un visitante. Estoy aquí de paso, dijo el americano.

Lo mismo que yo, dijo el rabino.

MORALEJA

Cuando alguien comienza a vivir más y más profundamente, vive también más sencillamente. Y vivir según otros, significa no ser nunca sencillo, tendrás una vida de plástico, serás algo en la superficie y justo lo contrario en lo profundo de ti. Serás un santo en la superficie y un pecador en lo más profundo.

Y eso es lo que será decisivo para ti, porque Dios solo está en contacto con tus profundidades, no con tu superficie.

La superficie está en contacto con la sociedad, la existencia está en contacto con la profundidad. La existencia solo sabe lo que eres, nunca sabes lo que estás fingiendo, nunca sabe nada acerca de lo falso, solo conoce lo real, tú yo real.

Sencillez significa ser simplemente tú mismo, no importa quien seas, con tremenda aceptación, sin ninguna meta, sin ningún ideal. Así, necesitarás agallas para ser sencillo, porque estarás en constante rebelión, porque nunca estarás bien adaptado a la supuesta sociedad tan podrida que existe a tu alrededor. Serás continuamente un extraño, pero serás sencillo, y la sencillez tiene belleza. Estarás en absoluta armonía contigo mismo, no habrá ningún conflicto dentro de ti, no habrá ninguna división dentro de ti.

La sencillez no es un ideal. La gente ha convertido también a la sencillez en un ideal. Y es el ideal el que te envenena y te vuelve complejo, te divide; crea dos personas en ti: la que eres y la que te gustaría ser, así, habrá una guerra constante. Y cuando estás luchando contigo mismo, cuando estás esforzándote por ser alguien que no eres, tu energía se disipa en ese conflicto, se sigue perdiendo. Y la energía es deleite, es estar vivo, lozano, joven.

Mira las caras de la gente, lo insulsas que parecen. Mírales a los ojos, han perdido todo el brillo y toda profundidad. Siente su presencia y no sentirás ningún resplandor, no sentirás que emana energía de ellos, por el contrario, te parecerá que te están chupando tu energía, quedarás más pobre estando con ellos.

Sencillez es vivir la vida sin ideales, una vida no enraizada en el pasado, ni motivada por el futuro, una vida completamente aquí y ahora.