Has oído el canto de ese pájaro

Cuento zen con moraleja

Si miras un árbol y ves solamente un árbol, no has visto realmente el árbol. Cuando miras un árbol y ves un milagro, entonces, por fin, has visto un árbol.

Imagen del cuento: Has oído el canto de ese pájaro

Cuento zen sobre la búsqueda de Dios

Los hindúes han creado una encantadora imagen para describir la relación entre Dios y su Creación. Dios danza su Creación. Él es su bailarín; su Creación es la danza. La danza es diferente del bailarín; y, sin embargo, no tiene existencia posible con independencia de Él. No es algo que se pueda encerrar en una caja y llevárselo a casa. En el momento en que el bailarín se detiene, la danza deja de existir.

En su búsqueda de Dios, el hombre piensa demasiado, reflexiona demasiado, habla demasiado. Incluso cuando contempla esta danza que llamamos Creación, está todo el tiempo pensando, hablando consigo mismo o con los demás, reflexionando, analizando, filosofando. Palabras, palabras, palabras... Ruido, ruido, ruido... Guarda silencio y mira la danza. Sencillamente, mira: una estrella, una flor, una hoja marchita, un pájaro, una piedra... Cualquier fragmento de la danza sirve. Mira. Escucha. Huele. Toca. Saborea. Y seguramente no tardarás en verle a él, al Bailarín en persona.

Pero, sin embargo, el discípulo se quejaba constantemente a pesar de su claridad de su Maestro Zen: No haces más que ocultarme el secreto último del Dios. Y se resistía a creer las consiguientes negativas del Maestro. Un día, el Maestro se lo llevó a pasear con él por el monte. Mientras paseaban, oyeron cantar a un pájaro.

¿Has oído el canto de ese pájaro?, le preguntó el Maestro.

Sí, respondió el discípulo.

Bien; ahora ya sabes que no te he estado ocultando nada.

Sí, asintió el discípulo.

Si realmente has oído cantar a un pájaro, si realmente has visto un árbol..., deberías saber más allá de las palabras y los conceptos.

¿Qué dices?

¿Qué has oído cantar a docenas de pájaros y has visto centenares de árboles?

Ya. Pero lo que has visto... ¿Era el árbol o su descripción?

MORALEJA

Cuando miras un árbol y ves un árbol, no has visto realmente el árbol. Cuando miras un árbol y ves un milagro, entonces, por fin, has visto un árbol. ¿Alguna vez tu corazón se ha llenado de muda admiración cuando has oído el canto de un pájaro?