El cajón de reblujos
Cuento zen con moraleja
El espíritu del amor es sutil, vuela libre sin los reblujos del pasado. Un espíritu oscuro es denso y pesado, vive del reblujo del pasado que lo esclaviza.
Cuento zen sobre el amor
«Si el recuerdo te hace crecer, tómalo y guárdalo en el lugar que debe ser. Si el recuerdo te hace sufrir no lo dejes anidar».
En muy probable que exista en tu vida un cajón de reblujos. Ahí, puede haber una miscelánea de no sé qué cosas, pueden ser de valor o simplemente objetos en espera de ser usados. En su haber, cosas tiradas al azar o en turno para ser consideradas en el futuro.
El cajón es peligroso si lo utilizas para recordar asuntos que lastiman tu ser. Ábrelo con cuidado, cualquier elemento puede atrapar tu atención. Si no te aporta, déjalo ir, si no es positivo, déjalo ir, si te hace crecer, tómalo y guárdalo en el lugar que debe ser.
Ahora, haz una analogía con tu mente, ve donde están tus recuerdos, mira con cuidado y ve. Si no te aporta, déjalo ir, si no es positivo, déjalo ir, si te hace sufrir, perdona y déjalo ir, si te hace crecer en el amor, tómalo y guárdalo en el lugar que debe ser.
Recuerda, tu espíritu solo carga lo que es amor. Las cargas que no son amor lo vuelven pesado y no lo dejan florecer. El espíritu del amor es sutil, vuela libre sin las ataduras del pasado. Un espíritu oscuro es denso y pesado, vive del pasado y te hace descender, te conduce a la caída, te esclaviza.
MORALEJA
Mira tus recuerdos con cuidado, ellos te pueden alejar del aquí y ahora. El amor solo es posible en el aquí y el ahora. Libérate, mientras menos cosas tengas en el cajón de reblujos más fácil será tu asenso al verdadero amor. Ábrelo con cuidado porque allá te puedes llevar una gran sorpresa y encontrar todo sin vida, te puedes hacer daño. Opta mejor por vivir el presente absoluto, el amor solo se alimenta del aquí y el ahora.
«La vejez comienza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza».
«El único problema es que somos adictos a la experiencia y mimamos los recuerdos. En realidad es enteramente al revés; lo que se recuerda nunca es real; lo real es ahora».
«El deseo es el recuerdo del placer, proyectado al futuro. El miedo es el recuerdo del dolor, proyectado al futuro. Ambos son fruto de la memoria y no dejan descansar la mente».