El ángel caído también llamado la serpiente antigua, el padre de las mentiras, el príncipe de este mundo, el enemigo, el tentador, el maligno, entre muchos otros.
Es un espíritu creado por Dios como un ángel, era el más esplendoroso entre los ángeles, pero él se rebeló contra Dios.
Así es como este ángel también convenció a gran parte de los ángeles para que se unieran con él en la rebelión contra Dios, formándose así una guerra espiritual.
Los ángeles que también se rebelaron en ese tiempo ahora se llaman demonios, el reino de satanás está dominado por el odio y toda su jerarquía se basa en el terror.
Satanás odia al ser humano y a toda la creación de Dios, es por ello que él nos quiere destruir, esto lo consigue tentando a las personas para que se vuelvan hacia el mal.
El objetivo de satanás y los demonios es tentar al ser humano hacia el mal, llevarlo hacia caminos torcidos para así alejarlo de su Creador.
Satanás y los demonios pueden observar nuestras tendencias actuales hacia el mal y así después suscitar la tentación se aprovechan de nuestras debilidades.
Satanás gusta de todo aquello que sea carente de moral, ética y razón, así como los antivalores, la depravación, la adulación, el desamor y las distracciones vanas.
Su principal estrategia es siempre la misma, hacerte creer que él no existe y que él es solamente una experiencia más que hay que vivir.
El mundo actual se caracteriza por el olvido parcial o total de la figura de satanás y así de esta manera él obtiene fácilmente sus éxitos más importantes.
Actualmente satanás tiene poder y autoridad sobre la tierra y una de sus técnicas para esclavizar mentalmente al ser humano es hacerle dudar de su existencia.
El ángel caído también se esconde detrás de prácticas como el ocultismo y la magia, aprovechándose de nuestra curiosidad sobre las cosas sobrenaturales.
En la actualidad satanás está reuniendo sus fuerzas sobre toda la tierra y está teniendo mucho éxito, esto sucede solamente porque Dios se lo está permitiendo.
Es decir, satanás actualmente puede hacer lo que quiera en este mundo, solo al menos que Dios intervenga específicamente para detenerlo.
Los ataques de satanás sólo pueden ser parcialmente exitosos, es decir, el enemigo puede ganar algunas batallas, pero él ya sabe que no ganará la guerra final.
