La iluminación espiritual

Anécdota de Mahatma Gandhi

THE COLLEGE UNIVERSITY

El profesor Peters que quiso ridiculizar a Mahatma Gandhi.

Cuenta la historia que Mahatma Gandhi estudiaba en la Escuela de Derecho en The College University en Londres, y el profesor Peters, buscaba siempre la menor oportunidad para expresar su repudiable animadversión. Gandhi ante sus irónicos ataques nunca bajó la cabeza.

Un día, el profesor Peters estaba almorzando en el comedor de la Universidad, Gandhi vino con su bandeja y se sentó al lado del catedrático.

El profesor, en tono altanero le dijo:

  • Señor Gandhi, ¿No sabia usted que un puerco y un pájaro no pueden sentarse nunca a comer juntos?

A lo que Gandhi contestó:

  • Esté usted tranquilo, que ya me voy volando; y se cambio de mesa.

El señor Peters, verde de la rabia, decidió vengarse en el próximo examen, pero Gandhi respondió con brillantez a todas las preguntas.

Entonces; el profesor le hizo la siguiente pregunta:

  • Señor Gandhi, Usted va caminando por la calle y se encuentra con una bolsa; dentro están la sabiduría y mucho dinero ¿Cuál de los dos escogería?

Gandhi respondió sin titubear:

  • ¡Naturalmente que el dinero profesor!

El profesor Peters sonriendo, le dijo:

  • Pues yo, en su lugar, hubiera preferido la sabiduría ¿No le parece?

Gandhi respondió:

  • Profesor, cada uno toma lo que no tiene.

El profesor Peters, histérico ya y fuera de si, escribió en la hoja del examen, ¡ IDIOTA ! y se la devolvió al joven Gandhi.

Gandhi tomo la hoja y se sentó. Al cabo de unos minutos se dirigió nuevamente al profesor y le dijo:

  • Profesor Peters, usted me firmó la hoja, pero no me puso la nota.

EL AZUCAR

Otra anécdota, de una madre que llevó a su hijo de seis años a casa de Mahatma Gandhi.

Ella le suplicó:

  • Se lo ruego, Mahatma, dígale a mi hijo que no coma más azúcar.- Es diabético y arriesga su vida haciéndolo.- A mí ya no me hace caso y sufro por él.

Gandhi reflexionó y dijo:

  • Lo siento señora.- Ahora no puedo hacerlo.- Traiga a su hijo dentro de quince días.

Sorprendida la mujer le dio las gracias y le prometió que haría lo que le había pedido.

  • Quince días después, volvió con su hijo.

Gandhi miró al muchacho a los ojos creando una gran conexión y le dijo:

  • Chico, deje de comer azúcar.

Agradecida, pero extrañada, la madre preguntó:

  • ¿Por qué me pidió que lo trajera dos semanas después?
  • Podía haberle dicho lo mismo la primera vez que vino.

Gandhi respondió:

  • Hace quince días, yo comía azúcar.