La iluminación espiritual

Alcanzar la iluminación

POR: ANTHONY DE MELLO

Imagen; Alcanzar la iluminación; Anthony De Mello

BUSCANDO LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL

3 cuentos de Anthony de Mello sobre la iluminación espiritual.

ANAND Y BUDA

Anand encuentra la iluminación.

Anand era el más fiel de los discípulos de Buda. Años después de que Buda muriera, se proyectó celebrar un Gran Consejo de la Iluminación, y uno de los discípulos fue a decírselo a Anand.

Pero para entonces Anand no había alcanzado aún la iluminación, aunque se había esforzado durante años. De modo que no tenía derecho a asistir.

El día anterior a la inauguración del Consejo, Anand tomó la decisión de ejercitarse durante toda la noche y no cejar hasta haber alcanzado la iluminación. Pero lo único que consiguió fue quedar exhausto, sin haber hecho el más mínimo progreso a pesar de todos sus esfuerzos.

Por eso, al amanecer decidió renunciar y concederse un descanso. En aquel estado, perdida toda ansia, incluida el ansia de la iluminación, recostó su cabeza sobre la almohada... ¡y de pronto alcanzó la iluminación!

Le dijo el río al buscador: ¿Crees realmente que hay que inquietarse por la iluminación? Por muchas vueltas que dé, yo siempre estoy rumbo a mi origen.

EN BUSCA DE LA ILUMINACIÓN

Saber quienes somos es una revelación.

Un maestro prometió a un discípulo que había de revelarle algo mucho más importante que todo cuanto contienen las escrituras. Cuando el discípulo, tremendamente impaciente, le pidió que cumpliera su promesa, el maestro le dijo:

Sal afuera, bajo la lluvia, y quédate con los brazos y la cabeza alzados hacia el cielo. Esto te proporcionará tu primera revelación.

Al día siguiente, el discípulo acudió a informarle: Seguí tu consejo y me calé hasta los huesos… y me sentí como un perfecto imbécil.

Bueno dijo el maestro, para ser el primer día, es toda una revelación, ¿no crees?

¿DÓNDE DEBO BUSCAR LA ILUMINACIÓN?

En el aquí y en el ahora.

¿Quieres saber dónde debo buscar la iluminación?

Aquí…

¿Y cuándo tendrá lugar?

Está teniendo lugar ahora mismo.

Entonces, ¿por qué no la siento?

Porque no observas.

¿Y en qué debo fijarme?

En nada. Simplemente observa.

¿Observar qué?

Cualquier cosa en la que se posen tus ojos.

¿Y debo observar de alguna manera especial?

No. Bastará con que observes normalmente.

Pero, ¿es que no observo siempre normalmente?

No.

¿Por qué?

Porque para observar tienes que estar aquí, y casi siempre no lo estás.

ESTAR DESPIERTO ES ESTAR ILUMINADO

Despertarse es la espiritualidad, porque solo despiertos podemos entrar en la verdad y descubrir qué lazos impiden la libertad. Esto es la iluminación. Es como la salida del Sol sobre la noche, de la luz sobre la oscuridad. Es la alegría que se descubre a sí misma, desnuda de toda forma. Esto es la iluminación. El místico es el hombre iluminado, el que todo lo ve con claridad, porque está despierto.

Estar despierto es aceptarlo todo, no como ley, no como sacrificio, ni como esfuerzo, sino por iluminación. Anthony de Mello

Le preguntaron a un maestro oriental sus discípulos: ¿Qué te ha proporcionado la iluminación? Y contestó: Primero tenía depresión y ahora sigo con la misma depresión, pero la diferencia está en que ahora no me molesta la depresión.

Estar despierto es aceptarlo todo, no como ley, ni como sacrificio, ni como esfuerzo, sino por iluminación. Aceptarlo todo porque lo ves claro y ya nada ni nadie te puede engañar. Es despertar a la luz. El dolor existe, el sufrimiento solo surge cuando te resistes al dolor. Si tú aceptas el dolor, el sufrimiento no existe. El dolor no es inaguantable, porque tiene un sentido comprensible en donde se remansa. Lo inaguantable es tener el cuerpo aquí y la mente en el pasado o en el futuro.

Una persona que camina hacia la iluminación, lo primero que se cuestionará es: ¿Estaré loco yo, o es que están locos los demás? Si cuando atacan tu doctrina, te molestas, mala señal. ¿Por qué no escuchas y luego cuestionas? Tampoco te es válido poner tu seguridad en las personas que piensan como tú. Lo importante es escuchar y cuestionar desde ti mismo. Esa responsabilidad es solo tuya y no puedes apoyarla en otro, por mucho prestigio y credibilidad que tenga. La apertura, así, se llama fe. La fe no es inamovible y has de renovarla continuamente para que esté viva. Nunca puedes estar seguro de a dónde esa fe te va a llevar. Es ésa la fe que redime la vida, dejando muerto el pasado y empujándote al presente. El presente es la vida, y solo allí están Dios y la eternidad. Por ello hay que vivir despierto, vigilante, para no perderte nada de ella.

Si no te agarras a ningún concepto, cosa o ideología, te será fácil descubrir dónde están la verdad y la realidad.


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