Siete reflexiones sobre las creencias
Hay que estar dispuesto a comprender, a cuestionar todos los sistemas de creencias, desde una actitud de apertura, no de terquedad. Cuestiónenlo todo.
ANTHONY DE MELLO
SUPERANDO LAS CREENCIAS
Solo hay una causa de infelicidad: las falsas creencias que tienes en tu cabeza, creencias tan extendidas que no se te ocurren cuestionar.
Fíjense bien, estar abierto no significa ser crédulo, no significa tragar entero todo lo que diga el que habla. De ningún modo. Ustedes tienen que cuestionar todo lo que se dice. Pero cuestiónenlo desde una actitud de apertura, no de terquedad. Y cuestiónenlo todo.
Cuando uno hace eso, está escuchando. Ha dado un gran paso hacia el despertar. El primer paso es estar dispuesto a admitir que uno no quiere despertar, que no quiere ser feliz. Dentro de uno hay toda clase de resistencias. El segundo paso es estar dispuesto a comprender, a escuchar, a cuestionar todo su sistema de creencias. No solamente su sistema de creencias religiosas, sus creencias políticas, sus creencias sociales, sus creencias psicológicas, sino todas sus creencias.
LAS CREENCIAS EN DIOS
El Maestro había citado a Aristóteles:
En la búsqueda de la verdad, parece mejor, y hasta necesario, renunciar a lo que nos es más querido. el Maestro sustituyó la palabra Verdad por la palabra Dios.
Más tarde le dijo un discípulo: En mi búsqueda de Dios estoy dispuesto a renunciar a todo: a la riqueza, a los amigos, a la familia, a mi país y hasta a mi propia vida. ¿Puede una persona renunciar a algo más?.
El Maestro respondió con toda calma: Sí, a sus creencias sobre Dios.
El discípulo se marchó entristecido, porque estaba muy apegado a sus convicciones. Tenía más miedo a la ignorancia que a la muerte.
LAS CREENCIAS RELIGIOSAS
Una anciana mujer, verdadera entusiasta de la jardinería, afirmaba que no creía en absoluto en ciertas predicciones que auguraban que algún día lograrían los científicos controlar el tiempo atmosférico. Según ella, lo único que hacía falta para controlar el tiempo era la oración.
Pero un verano, mientras ella se encontraba de viaje por el extranjero, la sequía azotó al país y arruinó por completo su precioso jardín. Cuando regresó, se sintió tan trastornada que cambió de religión.
Sinceramente lo que debería haber cambiado son sus estúpidas creencias.
LAS CREENCIAS EN LOS SANTOS
Una noche, un pescador entró a hurtadillas en el parque de un hombre rico y echó sus redes en el estanque lleno de peces. Pero el otro lo oyó y envió a sus guardias contra él. Cuando vio que le andaban buscando por todas partes con antorchas encendidas, el pescador cubrió apresuradamente su cuerpo de cenizas y se sentó bajo un árbol, como hacen los santones en la India.
Los guardias, a pesar de buscar durante horas, no encontraron a ningún pescador furtivo. Lo único que vieron fue a un hombre cubierto de cenizas y sentado bajo un árbol absorto en la meditación.
Al día siguiente se propaló por doquier el rumor de que un gran sabio había decidido establecer su residencia en el parque del hombre rico. La gente acudió en tropel, con flores y toda clase de comida, y hasta con montones de dinero, a presentarle sus respetos, porque existe la piadosa creencia de que los dones hechos a un hombre santo hacen que descienda sobre el donante la bendición de Dios.
El pescador, trocado en santo, quedó asombrado de su buena suerte. Es más fácil vivir de la fe de esta gente que del trabajo de mis manos, se dijo para sí. De manera que siguió meditando y no volvió jamás a trabajar.
LAS CREENCIAS EN LOS RITUALES
El maestro de zen y sus discípulos comenzaron su meditación de la tarde.
El gato que vivía en el monasterio hacía tanto ruido que distrajo los monjes de su práctica, así que el maestro dio ordenes atar al gato durante toda la práctica de la tarde.
Cuando el profesor murió años más tarde, el gato continuó siendo atado durante la sesión de meditación. Y cuando, a la larga, el gato murió, otro gato fue traído al monasterio y siendo atado durante las sesiones de práctica.
Siglos más tarde, eruditos descendientes del maestro de zen escribieron tratados sobre la significación espiritual de atar un gato para la práctica de la meditación.
Rituales que nacen accidentalmente pueden convertirse en creencias absurdas que se traspasan de generación a generación. ¿Y vos?.. ¿tenéis algún gato atado en tu vida?
LAS CREENCIAS EN LAS AUTORIDADES
El príncipe heredero era un verdadero zoquete, por lo que el rey contrató los servicios de un tutor especial, el cual comenzó sus lecciones explicando al príncipe el primer teorema de Euclides.
¿Está claro, Alteza?, le preguntó cuando hubo concluido. No, respondió el príncipe.
De modo que el tutor, armándose de paciencia, volvió a explicarle el teorema. ¿Ya ha quedado claro?
No, volvió a responder el príncipe.
Y una vez más lo intentó el tutor... sin éxito. Al cabo de diez intentos, el real zoquete seguía sin entender el teorema, y el pobre tutor no pudo contener sus lágrimas. Créame, Alteza, le dijo entre sollozos, este teorema es verdadero, y la forma en que se lo he demostrado es la única que hay...
Al oír aquello, el príncipe se puso en pie y, haciendo una solemne inclinación, dijo: Mi querido amigo, tengo una fe absoluta en lo que usted dice, de modo que, si usted me asegura que el teorema es verdadero, yo lo acepto incondicionalmente. Lo único que siento es que no me lo haya dicho usted antes. Si lo hubiera hecho, podríamos haber pasado al segundo teorema sin necesidad de perder tanto tiempo.
De este modo tienes todas las respuestas correctas sin necesidad de saber geometría, exactamente igual que hay personas que -según ellas- poseen todas las creencias debidas sin necesidad de conocer a Dios. Decirle a la autoridad: Piensa por mí, por favor, que yo soy tonto es como decir: Bebe por mí, por favor, que tengo sed.
LAS CREENCIAS CULTURALES
Cuando, debido a un accidente, el cacique de la aldea perdió el uso de sus piernas, tuvo que caminar con muletas. Poco a poco, fue aprendiendo a moverse con rapidez, llegando incluso a bailar y a realizar pequeñas piruetas, para regocijo de sus vecinos.
Luego se le metió en la cabeza la idea de adiestrar a sus hijos en el uso de las muletas, no tardando en convertirse en un símbolo de prestigio en aquella aldea el caminar con muletas; y al cabo de poco tiempo, todo el mundo caminaba de ese modo.
Pasadas cuatro generaciones, no había nadie en la aldea que caminara sin muletas. La propia escuela incluía en su currículum un curso de Muletería teórica y aplicada, y los artesanos de la aldea se hicieron célebres por la calidad de las muletas que fabricaban. Llegó incluso a hablarse de crear unas muletas accionadas electrónica mente.
Un día se presentó un joven turco ante los jefes de la aldea y les preguntó por qué todo el mundo caminaba allí con muletas, a pesar de que a todos les había dado Dios unas piernas para caminar. A los ancianos les hizo gracia que aquel insolente joven se considerara más listo que ellos, y decidieron darle una lección. ¿Por qué no nos enseñas cómo se hace?, le dijeron.
De acuerdo, dijo el joven...
... y se determinó que la demostración tuviera lugar el sábado siguiente, a las diez en punto de la mañana, en la plaza de la aldea. Allí estaba todo el mundo cuando llegó el joven al centro de la plaza caminando con ayuda de unas muletas; y cuando el reloj de la aldea comenzó a dar la hora, el joven se irguió y soltó las muletas. La multitud guardaba un expectante silencio mientras él daba un enérgico paso adelante... y caía de bruces.
Con lo cual, todos se confirmaron en su creencia de que era absolutamente imposible caminar sin ayuda de unas muletas.
LAS CREENCIAS TE ATAN
Una larga caravana de camellos avanzaba por el desierto hasta que llegó a un oasis y los hombres decidieron pasar allí la noche.
Conductores y camellos estaban cansados y con ganas de dormir, pero cuando llegó el momento de atar a los animales, se dieron cuenta de que faltaba un poste. Todos los camellos estaban debidamente estacados excepto uno. Nadie quería pasar la noche en vela vigilando al animal pero, a la vez, tampoco querían perder el camello. Después de mucho pensar, uno de los hombres tuvo una buena idea.
Fue hasta el camello, cogió las riendas y realizó todos los movimientos como si atara el animal a un poste imaginario. Después, el camello se sentó, convencido de que estaba fuertemente sujeto y todos se fueron a descansar.
A la mañana siguiente, desataron a los camellos y los prepararon para continuar el viaje. Había un camello, sin embargo, que no quería ponerse en pie. Los conductores tiraron de el, pero el animal no quería moverse.
Finalmente, uno de los hombres entendió el porqué de la obstinación del camello. Se puso de pie delante del poste de amarre imaginario y realizó todos los movimientos con que normalmente desataba la cuerda para soltar al animal. Inmediatamente después, el camello se puso en pie sin la menor vacilación, creyendo que ya estaba libre.
Este cuento nos enseña como nos limitan las creencias y no la realidad. ¿Tu eres como este camello, estás atado sin cuerda? ¿A qué esperas para comenzar a caminar?
MORALEJA
Tú eres feliz aquí y ahora; pero no lo sabes, porque tus falsas creencias y tu manera deformada de percibir las cosas te han llenado de miedos, de preocupaciones, de ataduras, de conflictos, de culpabilidades y una serie de juegos que has ido programando.