El tiempo no perdona
Hay personas que viven en el odio. Siguen ahondando las heridas, nunca podrán cicatrizar; no dejan que cicatricen; su vida entera depende del pasado.
JEBUNA
ACERCA DEL PERDÓN... EL TIEMPO Y EL AMOR
El odio sí es muy profundo, tan profundo como el ego.
Osho, ¿por qué una historia de amor armoniosa parece aburrida y muerta? Pues por la sencilla razón de que es armoniosa. Pierde toda atracción para el ego; parece como si no existiera. Si es completamente armoniosa, te olvidarás por completo de ella. Falta el conflicto, falta un cierto enfrentamiento, cierta violencia, un poco de odio. El amor, lo que llamas amor, no es muy profundo. Es superficial o quizás incluso menos que superficial. Pero el odio sí es muy profundo, tan profundo como el ego.
Jesucristo tiene razón cuando dice que perdonemos, pero se lo interpreta mal. Buda dice lo mismo; todos los que han despertado dicen lo mismo. Si no puedes perdonar eso significa que vivirás con tus enemigos, con tus heridas, con tus dolores.
De modo que por un lado quieres olvidar y perdonar, porque la única forma de olvidar es perdonar, pero por otro existe una relación más profunda. A menos que comprendas esa relación, ni Jesucristo ni Buda te servirán de ayuda. Recordarás sus hermosas palabras, pero no pasarán a formar parte de tu modo de vida, no circularán por tu sangre, por sus huesos. No formarán parte de tu clima espiritual; te resultarán ajenas, algo impuesto desde afuera; al menos te atraen intelectualmente por su belleza, pero en lo existencial seguirás viviendo como siempre.
Lo primero que hay que recordar es el que el ego es el fenómeno más negativo de la existencia. Es como la oscuridad. La oscuridad no tiene existencia positiva; es simplemente la ausencia de luz. La luz tiene una existencia positiva; por eso no se puede hacer nada directamente con la oscuridad.
Si tu habitación está a oscuras, no puedes eliminarla por medios directos. Si intentas luchar contra ella, te derrotará. No se puede derrotar a la oscuridad con la lucha. A lo mejor eres un gran luchador, pero te sorprenderá saber que no puedes derrotarla. Es imposible, por la sencilla razón de que la oscuridad no existe. Si quieres hacer algo con ella, tendrá que ser por medio de la luz. Si no quieres la oscuridad, enciende la luz. Si quieres la oscuridad, apaga la luz. Lo negativo no existe y lo mismo ocurre con el ego.
Por eso no te aconsejo que perdones. No digo que ames y no odies. No digo que abandones todos tus pecados y te hagas virtuoso. La humanidad ha intentado todas esas cosas y no lo ha conseguido.
Mi tarea es completamente distinta. Lo que yo digo es: lleva la luz a tu ser. No te preocupes por esos fragmentos de oscuridad.
Y en el centro mismo de la oscuridad está el ego. Tienes que encender la luz, hacerte más consciente, estar más atento. Si no, seguirás reprimiendo y, cuando algo se reprime, hay que reprimirlo una y otra vez. Pero es un ejercicio inútil. Volverá a surgir en cualquier otra parte. Encontrará otro punto más débil.
Has preguntado: ¿por qué es tan difícil perdonar, dejar de aferrarse a esas heridas infligidas hace tanto tiempo? Por la sencilla razón de que es todo lo que tienes y sigues jugueteando con tus viejas heridas para que se mantengan recientes en el recuerdo. Jamás dejarás que cicatricen.
Hay personas que pueden seguir haciendo las cosas que detestan. Viven en el odio. Siguen ahondando en las heridas, de modo que nunca podrán cicatrizar; no dejan que cicatricen; su vida entera depende del pasado.
A menos que empieces a vivir en el presente, no serás capaz de olvidar y perdonar el pasado. No te recomiendo que olvides y perdones todo lo que te ha ocurrido en el pasado. Lo que digo es lo siguiente: vive en el presente. Ese es el enfoque positivo de la existencia. Es otra forma de decir que tengas una actitud más meditativa, que seas más consciente, que estés más atento, porque cuando estás así vives en el presente. La conciencia no puede estar ni en el pasado ni el futuro.
Sé consciente y, a medida que vayas disfrutando del presente, a medida que sientas la dicha de estar en el presente, dejarás de caer en esa estupidez que hace todo el mundo.
Dejarás de volver al pasado. No tendrás que olvidar y perdonar: eso desaparecerá sin más. Te sorprenderá… ¿adónde ha ido a parar todo eso? Y en cuanto deja de existir el pasado, también desaparece el futuro, porque el futuro no es sino una proyección del pasado. Liberarse del pasado y del futuro significa probar por primera vez la libertad.
Y en esa experiencia te haces total, sano; se cicatrizan todas las heridas. De repente dejan de existir las heridas; empiezas a sentir un bienestar que surge de tu interior.
El bienestar es el comienzo de la transformación.