Reflexiones y sabiduría para una crisis
Osho nos habla sobre como tener consciencia real en momentos de crisis. Y unas reflexiones de sabiduría de Albert Einstein y el Dr. Alejandro Posada Beuth.
OSHO
CONSCIENCIA PARA LA CRISIS
Quienes han disfrutado de la obediencia mental; ahora serán los sufridores.
Los viejos cimientos se derrumban; la sociedad tiene que edificar nuevos cimientos. Todo lo edificado se vuelve inservible; se tiene que demoler. Entonces lo económico, lo social, lo político, lo religioso -todos los sistemas- se desestabilizan. Lo nuevo está por nacer; es hora que dejes la mentalidad creada por la sociedad; es hora de ver el mundo con consciencia
Los momentos de crisis son al mismo tiempo peligrosos e inmensamente importantes, peligrosos para los que no tienen el valor de explorar las nuevas dimensiones de la vida. Están obligados a desintegrarse en diversos tipos de locura, porque su mentalidad fue creada por la sociedad. Ahora que la sociedad se está desintegrando, la mentalidad no puede permanecer: sus raíces están en la sociedad. La mente se nutre constantemente de la sociedad y ahora ese alimento está desapareciendo.
En momentos de crisis, el peligro se presenta para los que han disfrutado los tiempos en los que la sociedad estaba asentada, cuando no había problemas, todo era fácil, y ellos eran honrados y respetados. Éstas son las personas que han disfrutado de la obediencia mental y ahora serán los sufridores. Se trata de una aritmética simple. Se volverán psicóticos, se volverán neuróticos; y entre estas dos palabras no hay mucha diferencia.
Por eso no creo que una crisis sea mala; es buena. Unos pocos perderán sus máscaras, y serán realmente quienes son neuróticos, psicóticos, pero al menos serán verdaderos y honestos. Puede que pienses que están locos; no están locos, simplemente están en un estado de una gran sorpresa. Han creído demasiado en la vieja mente y ésta les ha traicionado.
Pero si la nueva consciencia prevalece, entonces la vida podrá convertirse en un proceso iluminador. Y la iluminación no será algo raro que le ocurre de vez en cuando a alguien muy especial; será una experiencia humana y muy ordinaria. La consciencia es tu naturaleza; la mente es solo la circunferencia creada por la sociedad que te rodea, por la cultura, por toda tu educación.
La mente es todo el condicionamiento que no te permite ver la realidad de una crisis.
Por lo tanto, puedes tener una mente científica, no puedes tener una consciencia científica. Puedes tener una mente religiosa, no puedes tener una consciencia religiosa. La consciencia es una: no es divisible. Las mentes son muchas. Las sociedades son muchas, las culturas, las religiones son muchas y cada cultura, cada sociedad, crea una mente diferente; un ambiente perfecto para una crisis.
La mente es un sub-producto social que te aleja de la realidad y de los verdaderos valores.
¿Será que después de esta crisis la humanidad logra tener consciencia Planetaria?
Complemento esta nota de Osho con dos interesantes reflexiones...
LA CRISIS
Reflexión sobre la crisis según Albert Einstein
No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.
La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia.
El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.
En tiempos de crisis la consciencia es más efectiva que el intelecto.
Albert Einstein
REFLEXIONES PARA LA CRISIS
Reflexiones sobre la crisis por el Dr. Alejandro Posada Beuth
El miedo es la prisión del corazón. Anónimo
Para nada está desligado el bendito virus de todo lo que está sucediendo a nivel mundial y en especial en lo que llamamos la raza humana. No debe ser al azar que los tipos de cáncer más frecuentes sean el de colon, próstata, pulmón y mama. Todos tienen que ver, de alguna forma, con la energía del pulmón que, desde la medicina tradicional china, maneja las tristezas. En ese mismo sentido, la mayor afección por el Covid-19 se da a nivel pulmonar. Esto confirma que somos probablemente una humanidad triste y que tal vez sea el momento de recuperar elementos para rescatar la alegría y la música interior.
Es muy revelador que la población que menos se afecta por esto que ahora tiene temblando al mundo, sea la de los niños, portadores de felicidad en sí mismos. Si bien pueden infectarse, el índice de complicaciones y muerte es infinitamente menor.
Por otro lado, a nivel planetario lo que hemos venido haciendo ha estado afectando severamente los pulmones de la tierra. Los bosques están siendo destruidos a escalas inimaginables por los incendios y la tala absurda, entre otros factores. También la tristeza de la tierra se hace manifiesta y probablemente por ello la evolución toma decisiones cuando no lo hacemos a tiempo.
Quizás sea esta una manera de auto depurarnos y emerger a un nuevo orden desde una Consciencia Mayor.
Seguramente, después de lo que estamos viviendo, tendremos que desarrollar nuevos modos y modas. Reencontrarnos con valores como la solidaridad, la responsabilidad por los otros, la sensibilidad y el cuidado de esta pequeña parte del Universo que tenemos como nuestro hogar. Elevar nuestros niveles de pensamiento para vibrar en frecuencias más altas que desplacen los odios, los resentimientos, los separatismos, la crítica o el juicio. Pero, sobre todo, tendremos que afrontar nuestros temores, reconociéndolos y aceptándolos.
De manera súbita nos hemos encontrado que somos tremendamente vulnerables y frágiles. Que, a pesar de haber construido los más grandes rascacielos, o los vehículos de transporte más enormes que jamás hubiéramos imaginado, o haber desarrollado las más altas tecnologías, resulta paradójico e inquietante que una microscópica partícula inteligente, nos ponga junto a las cuerdas y al borde del pánico global.
Sentir el silencio sepulcral que se manifiesta en las calles es espeluznante y eso que apenas comienza la crisis. Pero tal vez esto mismo, nos lleve a interiorizarnos y a auto observarnos para comprender que algo hemos pasado por alto. Seguramente vamos a redescubrir las muchas pequeñas-grandes cosas que suceden a nuestro alrededor y que la costumbre ha hecho que pasen inadvertidas. O quizás sea el momento de volver a reconocernos en el otro que habita bajo el mismo techo y a quien no escuchábamos hace un buen tiempo porque había cosas más importantes que hacer. O a lo mejor podremos volver a tener nociones de lo que es compartir una buena cena en compañía.
Es impresionante por lo menos, ver que, sin distingos de raza, credo o visión política, todos tendremos que hacernos responsables de todos y por fin habremos de comprender que somos seres interconectados por siempre. Que la nota individual de cada uno de nosotros, al final será esencial para volver a escuchar la sinfonía de la vida, pero de una manera que resuene verdaderamente en el corazón, donde habrá de ser escrita con el más sutil de los cuidados, la más bella partitura que honre la existencia.
Ya basta de evasiones. Es el momento de mirar adentro para proyectarnos afuera, dándonos cuenta de que el tiempo es sagrado y de que no podemos aplazar lo inaplazable: expresar lo que hemos callado, los sentimientos de aprecio y valor por lo que nos rodea y por quienes nos hacen el día a día más amable. Recuperar los espacios, pero para el encuentro, no para la ausencia. Utilizar los recursos de manera racional y más allá de los propios intereses. Comprender que hay muchos que han sido menos favorecidos, pero no por ello, con menos talentos. Despertar de una vez por todas a la compasión para ser capaces de movernos con el otro. Renunciar a la pequeña ofensa para encontrarnos en la reconciliación y el perdón. Sanar el corazón y humildemente arrodillarnos para reconocer nuestros errores. Volver a hacer música con cada palabra para que la oda a la alegría sea más contagiosa que el virus. Reconquistar las pausas para amortizar la prisa y así poder contemplar el paisaje que hemos de cuidar. Dirigir la mirada a todo lo que represente colorido para fundirnos en tonos intensos que nos permitan disfrutar de cada instante como el mejor. Emprender con tenacidad la construcción de un mundo en el que primen las virtudes y se expandan las capacidades puestas al servicio más que a la competencia. Poner un rayo de luz que brote espontáneamente de nuestra pureza e inocencia interior, para que muchos faros muestren que en verdad somos luz. Sacudirnos para reaccionar ante la indiferencia y así volver a llamarnos todos al orden mayor que confirme que somos parte de la Perfecta Creación. Poner de manifiesto que, como los seres que somos en esencia, podemos cambiar la dirección que llevamos y enderezar el rumbo de un multiuniverso más incluyente y que entienda de diferencias. Aferrarnos a la esperanza objetiva y optimista que también nos permita incluir a Dios en cada acto.
Es tiempo de fortalecernos y que la primavera pueda ser celebrada por todos, sin excepción. Que así los obstáculos sean el mejor pretexto para el florecimiento del nuevo ser, mucho más allá de la retórica y que logremos generar una verdadera pandemia de amor.
Cuando la lección sea aprendida, entonces habrá valido la pena el sacrificio, aunque el tributo haya sido grande...
La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer.
Bertolt Brecht