La iluminación espiritual

La nueva filosofía de Cristo

POR: OMRAAM MIKHAEL

Imagen; La nueva filosofía de Cristo; Omraam Mikhael

OJO POR OJO...

Esta moral de gente débil e ignorante no debe durar eternamente.

En los Evangelios está escrito: Si alguien te golpea en una mejilla, ofrécele también la otra. Que los cristianos me perdonen, pero lo que diré con respecto a esta frase supera todo lo que puedan imaginar, y el futuro probará que mi interpretación es verídica.

Porque algunos preceptos, que eran buenos en el pasado ya no pueden ser buenos y eficaces ni para el presente, ni para el futuro. Las palabras de Jesús no significan que siempre debamos permanecer pasivos ante los insultos y los malos tratos, siempre aceptar, siempre someternos, soportar y finalmente, desaparecer.

Los espiritualistas e iniciados no deben ser oprimidos necesariamente.

Quizás en un pasado fueron comprendidos de esta manera, pero yo les probaré que no era eso lo que se quería decir. Ser pasivos, sumisos, dejarse exterminar, cuando no tienen luz, claro, es todo lo que pueden hacer. Pero esta moral de gente débil e ignorante no debe durar eternamente. En ninguna parte está escrito que los espiritualistas, los sabios, los Iniciados, los Hijos de Dios, deban permanecer eternamente sumisos, esclavos, que deban ser golpeados, exterminados, para dejar que triunfen siempre los idiotas y los malvados.

Jesús introdujo un nuevo código moral – cultivar las cualidades del corazón.

En la época en la que Jesús hablaba, los humanos debían desarrollar unas virtudes y unas cualidades sobre las que no se había insistido hasta entonces: la indulgencia, la clemencia, la misericordia… En esa época reinaba solamente la ley de la justicia: ojo por ojo diente por diente.

Por tanto, la nueva moral que aportaba Cristo debía animar a los humanos a desarrollar las cualidades del corazón. En vez de responder siempre con medios rudos: la piedra, el cuchillo, la espada… debían responder con medios más nobles, más elevados: la humildad, el amor, la paciencia, la grandeza del alma.

Hay una mejor manera – transformar y regenerar a sus enemigos.

Este es el sentido de las palabras de Cristo. Sí, pero lo que dijo para aquella época no debe ser considerado válido para toda la eternidad. Ahora viene de nuevo para decir: Ahora comprendedme bien, hay todavía una conducta mejor; cuando padezcáis una injusticia, debéis responder con una inteligencia tal, con una fuerza de carácter tal, con un saber, con una luz, con un calor tal, que vuestro enemigo quede completamente confundido, cegado, fulminado.

Fulminado, es decir, ¡Transformado! No aniquilado, no muerto, no ¡sino regenerado¡ En vez de matarle, le vivificáis, es decir, le lleváis hacia Dios. Si son capaces de hacer eso, sois verdaderos héroes, verdaderos Hijos de Dios.

LA OTRA MEJILLA

El significado real de dar la otra mejilla.

La nueva filosofía de Cristo, pues, mis queridos hermanos y hermanas, no es seguir siendo débiles, a merced de los violentos y los crueles, sino llegar a ser como el Sol para que ya no puedan ni ensuciarles, ni alcanzarles, y cuando se acerquen, les funden como la cera.

Si los humanos no tienen todavía esta posibilidad luminosa es porque nunca han pensado en ella. Han abrazado la debilidad, se han refugiado en unas tontas filosofías tendiendo la otra mejilla. Pues bien, pueden tender todas las mejillas que quieran, eso no servirá de nada, no cambiarán a sus enemigos, estos les seguirán dando bofetadas y al final, les destruirán.

La otra mejilla es el lado del del espíritu – el poder y la luz.

Ahora hay que comprender las cosas de forma diferente. La otra mejilla es el otro lado, el otro lado de ustedes mismos, el lado del espíritu, del poder, de la luz.

Jesús mostró el otro lado a sus enemigos, les dijo: Ustedes sois capaces de encarcelar el cuerpo físico, sois capaces de crucificarlo, pero yo os mostraré el otro lado, sublime, indestructible, y reconstruiré mi templo en tres días. Así que, ¡podéis golpear! Mostró el otro lado, y toda la Tierra se conmovió. Mostró el lado divino, no el terrestre, ¡y resucitó!

El tiempo de permitir el martirio se ha acabado.

Los cristianos, los espiritualistas, tienen todavía mucho que aprender y que comprender, y en vez de dejarse siempre exterminar por las fuerzas de las tinieblas, por filosofías materialistas, deben unirse. Siempre dicen. Amén, Amén y aceptan lo que sea que les arrojen.

No, deben unirse, porque tienen todas las posibilidades de transformar el mundo, de restablecer el Reino de Dios en la Tierra. Ya no es momento de decir que Jesús nos ha enseñado a tender la otra mejilla, a convertirnos en mártires. En el pasado, sí, no se podía hacer otra cosa, porque todavía no estábamos lo suficientemente desarrollados para poder responder de forma sublime y divina, pero ahora ya no.

Ahora hay posibilidades para mostrar el poder del espíritu a través de nuestro saber, a través de nuestro amor, a través de nuestros gestos, de nuestro comportamiento. Y esa es la verdadera fuerza. Pero nunca se había explicado lo que es este otro lado.

CRISTO VUELVE

¿Y si Cristo volviera?

Lo que no se comprendió bien en el pasado, mis queridos hermanos y hermanas, ahora será comprendido, aclarado; y se añadirán incluso muchas otras verdades nuevas, porque nada se queda estancado. Todo se mueve, todo evoluciona. Y por otra parte, Jesús lo mostró: Dio una nueva moral que no era la de Moisés.

Ha sido dicho, pero yo os digo…

En varias ocasiones en los evangelios repite: Ha sido dicho… pero yo os digo…

Por ejemplo: Ha sido dicho, No matarás, y aquel que haya matado será reo de juicio. Pero yo os digo: quienquiera que monte en cólera contra su hermano, será reo de juicio.

Y también: Ha sido dicho: no cometerás adulterio. Pero yo os digo: quienquiera que lanza sobre una mujer una mirada libidinosa ya ha cometido adulterio con ella en su corazón… Ha sido dicho: no cometerás perjurio, sino que cumplirás ante el Señor tus juramentos. Pero yo os digo que no juréis en absoluto… Ha sido dicho: amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo. Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre, que está en los Cielos.

La ley moral de Jesús, no era la de Moisés.

La moral que aportó Jesús ya no era la moral dada por Moisés. Cuando los seres humanos eran primitivos, ¿Qué se les podía hacer comprender? Primero era necesario enseñarles, al menos, la justicia. Y Moisés fue enviado para enseñarles la justicia. Después el Cielo envió a Jesús para aportar el amor, el perdón. Sí pero tampoco debemos pararnos ahí.

Y ahora, ¿por qué no dar también una nueva moral, todavía mejor? Los cristianos se sentirán vejados porque no quieren que haya nada más después de Jesús. Según ellos ya no se puede añadir nada. Y supongamos que Cristo mismo viniera a añadir otras nociones, porque todo evoluciona… ¿Acaso los cristianos pueden impedírselo?

LA FUERZA ESPIRITUAL

La práctica diaria crea fuerza.

Ahora les contaré una historia. En Bulgaria había un maestro muy inteligente, muy sensato pero que no era muy fuerte físicamente. Un día se encontraba en la plaza del pueblo con otros jóvenes, y había allí un mozo muy corpulento, pero un poco tonto, que no estaba de acuerdo con lo que decía y se pusieron a discutir…

Al final cuando el mozo vio que el maestro le ganaba con sus argumentos, con su inteligencia, se encolerizó y le dio dos bofetadas y el maestro se desmoronó. Los demás muchachos, claro, se reían, aplaudían, porque el mozo era fuerte ¡y la fuerza es algo que impresiona!

A veces NO notamos los resultados de la práctica espiritual diaria.

El pobre maestro se volvió a su casa muy triste, desgraciado, mientras que los demás, allí abajo, se reían, se burlaban. Y he ahí que al entrar a su casa vio que la vaca había parido un hermoso ternero: se inclinó hacia él para acariciarlo, y después lo levantó en sus brazos y se olvidó un poco de su pena. Al día siguiente, y los días sucesivos, fue de nuevo a acariciar el ternerito y a levantarlo… Así lo siguió haciendo durante mucho tiempo, durante varios meses, de forma que el ternero ya se estaba convirtiendo en buey y el maestro seguía levantándolo.

Hasta que un día descubrimos nuestra fuerza.

Un día, cuando se dio cuenta de cuánto había mejorado su musculatura…fue al encuentro del mozo, que seguía fanfarroneando en la plaza ante sus compañeros. Se presentó y dijo: ¿Me reconoces?. A lo que el otro respondió: Ah, sí que te reconozco, ¡eres el que recibió la paliza! Pero entonces el maestro se inclina, lo coge por las pantorrillas y lo levanta diciendo: Reza tus oraciones, te voy a tirar al suelo y no quedará rastro de ti. Y el abusador comienza a suplicar ¡Ah! ¡Perdóname, déjame con vida, siento haberte abofeteado!…

Nunca acepten ser derrotados.

Bueno, bueno, si es así, vale. Y lo volvió a bajar de buena manera. El otro salió corriendo, mientras que todos los chicos aplaudían y se alegraban. Y el maestro se volvió a su casa muy contento, orgulloso, vencedor. Así que ¿ven? Mis queridos hermanos y hermanas, nunca hay que dejarse vencer, pisotear, aplastar, porque eso no mejora a las personas, que siguen abusando de su fuerza y no mejoran.

EL ENTRENAMIENTO

Vuélvanse invencibles – adopten métodos que funcionen.

El Señor nos pide fuerza, inteligencia, luz, poder. Así que, si quieren vencer sus dificultades, a sus enemigos, deben entrenarse; encuentren a un ternero… si, un ternero en alguna parte de sus cabezas, y vayan a levantarlo cada día, y así se volverán tan fuertes, tan luminosos, tan poderosos que podrán después levantar a sus enemigos diciendo: ¡Recen sus oraciones, porque no va a quedar nada de ustedes!.

La práctica diaria nos volverá tan brillantes y ardientes como el sol.

No van a matarles, no van a hacerles daño, así que no podrán reprocharles nada, esta es la verdadera filosofía: no matan a la gente, la ayudan, y se vuelven sensatos, razonables, atentos, les dan una lección magistral. No hay que esconderse detrás de la debilidad; la debilidad no les salvará jamás, ni la necedad, ni la pereza.

Deben meditar, buscar, entrenarse, y cuando sean tan luminosos, tan ardientes como el Sol…entonces ¿Quién podrá venir a tocar el Sol sin quemarse? Todo el mundo se quedará lejos, no osarán acercarse, porque abrasan, son fuego y llamas, simbólicamente hablando. Ante el poder espiritual, siempre nos vemos obligados a claudicar.

Den la otra mejilla a sus enemigos, y les tratarán aún peor.

Ustedes dirán: Sí, pero cuando un enemigo ve que le tienden la otra mejilla, pide perdón… No lo crean, no se arrepiente en absoluto, sigue pegándoles cada vez más. Simplemente hay que seguir el ejemplo de este maestro que iba cada día a levantar el ternero.

A través del entrenamiento diario, nos volvemos más y más fuertes.

Éste es un ejemplo ideal, único. Se entrenan día y noche, durante años y después van al encuentro de sus enemigos y les dicen: ¿Qué, me reconocen? Van a ver. Y ante sus fuerzas, ante su luz, comprenden que mientras ellos dormían en sus laureles ustedes se estaban haciendo formidables.

Pueden ser fuertes, invenciblemente fuertes, gracias a la luz.

¿Está claro ahora? Eso contradice un poco sus ideas tradicionales ¿verdad? Pero no importa, ya que es útil y eficaz. Hay que tomar lo mejor en vez de arrastrar eternamente unos puntos de vista y unas actitudes que no son demasiado eficaces. De momento, les chocarán, claro, pero más tarde se verán obligados a aceptar esta nueva concepción, la de querer ser más fuertes, siempre más fuertes, más fuertes; sin matar sin destruir, sin exterminar, pero fuertes, formidablemente fuertes: ¡Con la luz!


RELACIONADOS

«La nueva filosofía de Cristo»