La iluminación espiritual

La iluminación es una sinfonía

ANTHONY DE MELLO

Imagen; La iluminación es una sinfonía; Anthony De Mello

LA SINFONÍA DE LA ILUMINACIÓN

¿Qué haces cuando escuchas una sinfonía?

Escuchas cada nota, te deleitas en ella y la dejas pasar, sin buscar la permanencia de ninguna de ellas, pues en su discurrir está la armonía, siempre renovada y siempre fresca. Pues, en la iluminación, es igual.

En cuanto te agarras a la permanencia destruyes toda la belleza de la iluminación. No hay religión ni credo que esté tan segura como la que se mantiene libre. Los apegos, el control, las promesas y los deseos, te conducen inexorablemente a los conflictos mentales y, de ahí, a corto o largo plazo, a la perdida de conexión interior.

Solo es eterno lo que se basa en la luz de la verdad. Los deseos te hacen siempre vulnerable y esclavo de tu mente. Despierta del mundo de los sueños que crea tu mente e ilumínate dándote cuenta de que no es necesario cambiar lo que ve, sino tan solo la forma en que se ve.

Le dijo el río al buscador: ¿Crees realmente que hay que inquietarse por la iluminación? Por muchas vueltas que dé, yo siempre estoy rumbo a mi origen.

Cuando posees conocimiento, empleas una antorcha para mostrar el camino. Cuando posees la iluminación espiritual, te conviertes tú mismo en antorcha. Ser antorcha es para quien lo ha aceptado todo, no como ley, no como sacrificio, ni como esfuerzo, sino por iluminación.

La iluminación es: cooperación absoluta con lo inevitable.

LA LUZ INTERIOR

Si amas la verdad, sé amante del silencio. El silencio, como la luz del sol, te iluminará en la existencia y te librará de los fantasmas de la ignorancia. El silencio te unirá con la propia existencia... Más que cualquier otra cosa, ama el silencio, que habrá de darte un fruto que ninguna lengua humana es capaz de describir.

Al principio hemos de violentarnos a nosotros mismos para permanecer silenciosos, pero luego nace algo en nosotros que nos arrastra al silencio. Ojalá te haga la existencia experimentar ese algo. Si lo logras, una luz inefable te iluminará... y, al cabo de un tiempo, una indecible dulzura nacerá en tu corazón, y el cuerpo se verá casi obligado a permanecer en silencio.

Si ves la luz interior es la espiritualidad manifestándose en ti, porque solo aquellos que ven la luz interior poden entrar en la verdad y descubrir qué lazos que impiden la libertad. Esto es la iluminación. Es como la salida del Sol sobre la noche, de la luz sobre la oscuridad. Es la alegría que se descubre a sí misma, desnuda de toda forma. Esto es la iluminación. El místico es el hombre iluminado, el que todo lo ve con claridad, porque tiene la luz que puede ver la verdad.

Le preguntaron a un maestro sus discípulos: ¿Qué te ha proporcionado la iluminación? Y contestó: Primero tenía depresión y ahora sigo con la misma depresión, pero la diferencia está en que ahora no me molesta la depresión.

LA ILUMINACIÓN

La iluminación, ¿es fácil o difícil?

Se cuenta que había un gran maestro, que vivía con su esposa y una hija, todos con fama de sabiduría y santidad. Un día se acercó un hombre al maestro y le preguntó:

La iluminación, ¿es fácil o difícil?

Y le contestó:

Es tan difícil como alcanzar la Luna.

No conforme, el hombre se acercó a la mujer y le hizo la misma pregunta, a lo que ella le contestó:

Es muy fácil. Es tan fácil como beberse un vaso de agua.

Intrigado se quedó el hombre y, para salir de dudas, le hizo la misma pregunta a la hija del maestro, que le contestó:

¡Hombre!, si lo haces difícil es difícil, pero si lo haces fácil es fácil.

Lo más difícil es la capacidad de ver, ver simplemente, con sinceridad, sin engañarse, porque ver significa cambio, nada a qué agarrarse, y estamos acostumbrados a buscarnos asideros y a andar con muletas, hacer nuestro caminar fácil. En cuanto llegas a ver con claridad, tienes que volar; y volar es no tener nada de qué agarrarte, es lo difícil. Necesitamos desmontar la tienda en la que nos refugiábamos y seguir por el sendero adelante sin apoyos.

Lo hacemos todo fácil por el susto a la aniquilación de todo miedo, puesto que los miedos han sido el manto en el que te envolvías para no ver ni ser visto. Dejar las cosas atrás y enfrentarte a la felicidad, cuando no quieres ser feliz a ese precio. Una felicidad que has de expresar tú y no esperar a que te la den hecha. Aunque vas diciendo que buscas la felicidad, lo cierto es que no quieres ser feliz. Prefieres volver al nido antes que volar porque tienes miedo, y el miedo es algo conocido y la felicidad no.

Lo primero que tiene que entender una persona sensata es buscar la sanación, y no el alivio, la comodidad, el camino fácil, pero querer cambiar; es demasiado expuesto y comprometido, es un camino difícil de recorrer.

Es como aquel que está metido en la porquería hasta la boca y que lo único que le preocupa es que no le hagan olas, no que lo saquen de allí. Lo malo es que la mayoría equipara la felicidad con conseguir el objeto de su apego, y no quiere saber que la felicidad está precisamente en la ausencia de los apegos, y en no estar sometido al poder de ninguna persona o cosa.

En la naturaleza no existen fronteras, no están más que en nuestra mente.

¡Esta en ti!, lo haces difícil o lo haces fácil.


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