La iluminación espiritual

El poderoso miedo

Cuento Zen (387)

La Peste se dirigía a Damasco y pasó velozmente junto a la tienda del jefe de una caravana en el desierto. ¿Adónde vas con tanta prisa? Le preguntó el jefe. A Damasco. Pienso cobrarme un millar de vidas.

De regreso de Damasco, la Peste pasó de nuevo junto a la caravana. Entonces le dijo el jefe: ¡Ya sé que te has cobrado cincuenta mil vidas, no el millar que habías dicho!

La Peste le respondió: No. Yo solo me he cobrado mil vidas. El resto se las ha llevado el miedo.

MORALEJA

Cuando uno se interesa en el temor de alguien, olvida el suyo propio, de aquí que haya tantos gurús, tantos líderes, tantos maestros. Esto te proporciona una ocupación. Si estás pendiente de los demás, si eres un servidor de los demás, un trabajador social, ayudando al prójimo, te olvidarás de tu propio miedo, tu propio torbellino interior, y todo porque estás tan atareado.

Los psiquiatras nunca enloquecen, no porque sean inmunes al miedo o a la locura, sino porque están tan pendientes del miedo y de la locura de los demás, curándolo, ayudando, que olvidan totalmente que ellos están también aterrorizados.

Pero si diriges a los demás, los dominas, debido a tu propio miedo crearás el caos en sus vidas. Puede que sea un buen tratamiento para ti mismo, puede que te sirva de escape, pero es esparcir la enfermedad del miedo.

Y no solo es que viva aterrorizado, sino que también la contagia a los demás. Del miedo nace únicamente el miedo.

Por esto, si te hayas aterrorizado, por favor recuerda, no ayudes a nadie, porque tu ayuda será venenosa. Si estás desorientado por el miedo no te preocupes por los demás, pues solamente crearás problemas, tu enfermedad se hará contagiosa. No aconsejes a nadie, y si tienes algo de claridad mental, no recibas consejo de alguien que está también aterrorizado, permanece alerta, porque aquel que está con miedos siempre imparte consejos. Y te lo dará sin que pagues a cambio, te lo dará generosamente. Permanece alerta, porque del miedo nace únicamente el miedo.

Deberías intentar no contagiar de miedo a nadie, y deberías estar alerta para no ser contagiado por otros. El ego puede hacer ambos, pero no puede mantenerse en el medio. El ego puede intentar contagiar y entonces se siente bien, superior, dominando, pero recuerda que el ego también se siente bien siendo contagiado. Los miedosos se sienten bien porque hay tantos estúpidos por contagiar, y los estúpidos se sienten bien siendo contagiados.

Recuerden: El ego se siente satisfecho en ambos extremos, solamente en el medio el ego muere. No te dejes contagiar del miedo ni intentes contagiar a nadie.