La iluminación espiritual

Hablar de Dios es hablar de Amor

RESPIRAR AMOR

El amor debería ser como respirar.

Debería ser solo una cualidad en ti, dondequiera que estés, con quienquiera que estés o aún si estás solo, el amor continúa brotando de ti a raudales. No es un asunto de amar a alguien, es un asunto de ser amor.

El amor no depende del objeto, sino que es un fulgor de tu subjetividad, un fulgor de tu alma. Y entre más amplio sea el fulgor, más grande es tu alma. Entre más amplias sean las alas de tu amor, más grande es el cielo de tu ser.

El amor primero tiene que suceder en el núcleo más profundo de tu ser. Es la cualidad de estar solo, felizmente solo, gozosamente solo. Es la cualidad de ser sin mente, de estar en silencio. La consciencia sin contenido es el espacio, el contexto en el cual el amor surge en ti.

Veamos las maravillas que nos habla el Dr. Brian Weiss sobre el Amor y Dios...

EL AMOR LO ES TODO

El amor es la respuesta de a todo.

El amor no es una abstracción, sino una energía de verdad. Empieza a entrar en contacto con Dios en tu interior. Siente el amor. Expresa el amor. El amor disuelve el miedo. Cuando se siente amor no puede temerse nada. Como todo es energía, y el amor abarca todas las energías, todo es amor.

Nuestros corazones conocen el camino de la felicidad y la paz interior. Prácticas espirituales como la meditación y la oración nos recuerdan lo que ya sabemos. Cuando nos olvidamos del mensaje de nuestro corazón y caemos en la rutina y en los baches de la vida, nos sentimos insatisfechos y desdichados.

Nuestra perspectiva está borrosa, hemos olvidado nuestro plan de vida, nos hemos perdido. El remedio es sencillo. Dedica tiempo a recordar tu divinidad, tu naturaleza espiritual. Recuerda por qué estás aquí. La meditación es una forma de despertar la memoria.

La meditación es el arte de poner la mente en blanco para acallar la cháchara perpetua que normalmente llena nuestra conciencia. En la tranquilidad de la mente silenciosa, empezamos a ser observadores, a tomar distancia y, con el tiempo y la práctica, a darnos cuenta de que existe un nivel de conciencia superior.

Dentro de nuestras formas humanas hay un ser espiritual. Nuestra parte espiritual nunca muere. Jamás perdemos a nuestros seres queridos. En realidad, todos los seres humanos estamos conectados… para siempre. Cuando tenemos experiencias espirituales, casi siempre evocamos la energía del amor.

Esa forma de amor es incondicional, absoluta e ilimitada.

Es como un impulso de energía pura, una energía que también posee atributos de gran fuerza, como la sabiduría, la compasión, la eternidad y la conciencia sublime. El amor es la energía más básica y dominante que existe, es la esencia de nuestro ser y nuestro universo. Es el componente fundamental de la naturaleza que conecta y une todas las cosas, a todas las personas.

La energía del amor es, en potencia, más fuerte que cualquier bomba y más sutil que cualquier hierba. Lo que sucede es que aún no hemos podido aprovechar esa energía tan básica y pura. Cuando lo consigamos, podrá darse una curación en todos los niveles, individualidad planetaria.

Nuestras almas siempre se sienten atraídas hacia el amor.

Cuando comprendamos de verdad el concepto de que el amor es energía que lo abarca todo y que su impulso curativo puede transforma con rapidez nuestros cuerpos, mentes y almas, superaremos nuestros males y nuestros dolores..

DIOS AMOR

Dios es paz. Dios es amor.

No hemos olvidado de que, puesto que hemos sido creados a imagen divina, Dios esta en nuestros corazones y somos criaturas de paz, seres de amor y divinidad. Solo hay una religión, la del amor. Sólo puede haber una, porque solo hay un Dios, el Dios de todos nosotros.

Tenemos que amarnos los unos a los otros, porque el amor es el camino. De lo contrario nos condenaremos a repetir curso tras curso, hasta que aprendamos la lección del amor.

Sólo si nos deshacemos de nuestros miedos, si vemos a la gente de otras religiones como iguales, como almas como nosotros que van camino del cielo, podremos amar en un sentido auténtico, incondicional.

Todos somos lo mismo. Todos remamos en la misma galera. En nuestras muchas reencarnaciones, hemos sido de todas las religiones, de todas las razas. El alma no tiene raza, o tiene religión. Sólo conoce el amor y la compasión. Todos somos seres divinos.

Hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado. Y para volver a casa tenemos que recordar el camino. Como los radios de una rueda de bicicleta, todos los caminos indicados por las grandes religiones llevan al mismo centro, a la devoción y la iluminación.

CAMINOS DE AMOR

No hay un camino mejor o peor que otro.

Hay grandes verdades, belleza y sabiduría en todas las grandes tradiciones religiosas. No es necesario que abandonemos nuestra tradición. Al fin y al cabo, unas prefieren las rosas, y en cambio a otros les gustan más las flores silvestres o los girasoles. Todas tienen su belleza propia y Dios hace que el mismo sol las ilumine, que la misma lluvia las alimente. Son distintas, pero todas son especiales.

La lluvia cae sobre malas hierbas igual que sobre las flores, y el sol brilla en las cárceles igual que en las iglesias. La luz de Dios no discrimina, y tampoco la nuestra debe hacerlo. No hay un único camino, una única iglesia, una única ideología. Sólo hay una luz. Cuando caen las barreras, todas las flores pueden florecer juntas en un jardín de esplendor sin igual, un paraíso terrenal.

SOMOS ALMAS

Recordar que somos almas.

Somos inmortales y que existimos siempre en un vasto mar de energía es la clave para llegar a la alegría y a la felicidad. En ese mar energético, toda una serie de espíritus que están para ayudarnos nos conducen por el sendero de nuestro destino, nuestro viaje evolutivo hacia la conciencia de Dios.

No competimos con ninguna otra alma: nosotros tenemos nuestro sendero y ellos el suyo. No se trata de una carrera, sino de un viaje que emprendemos juntos hacia la luz de la conciencia. Las almas que han progresado o evolucionado más tienden una mano con amor y compasión a las que se han quedado atrás.

La última alma que completa su trayecto no vale menos que la primera. Todo es crecimiento y aprendizaje, un crecimiento continúo. El cuerpo no es más que un vehículo que utilizamos mientras estamos aquí. Lo que perdura eternamente es el alma y el espíritu. Nuestras almas existen en una corriente de amor energético.

Nunca nos separamos realmente de nuestros seres queridos, aunque nos sintamos alejados y faltos de amor.

Olvídate del pasado. Ya no volverá. Aprende de él y déjalo en paz. La gente madura y cambia constantemente. No te aferres a una imagen ilimitada, desconectada y negativa de una persona en el pasado. Mírala como es ahora.

EL AMOR UNE

Tu relación con los demás esta siempre viva, siempre en continuo cambio.

Cuando las religiones hablan de la naturaleza de Dios, siempre se menciona el amor. Eso se cumple en todas las religiones y nos une a todos. Todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y Dios está dentro de todos.

Nuestra naturaleza básica se basa en el amor, la paz, el equilibrio y la armonía.

Nuestra esencia innata es compasiva, cariñosa y buena. No nos hace falta aprender qué son el amor y el equilibrio, la paz y la compasión, el perdón y la fe. Los conocemos desde siempre.

SEGURIDAD Y PAZ

Anhelamos la Ilusión de seguridad, en lugar de la seguridad de la sabiduría y el amor.

La verdadera seguridad deriva de la paz interior y del conocimiento de nuestra esencia auténtica, que es espiritual. En realidad nada puede hacernos daño, porque somos inmortales y eternos, porque somos seres espirituales, no cuerpos físicos, porque siempre hay quien nos ama y nos protege, porque nunca estamos solos, porque Dios y todo un ejército de seres amorosos nos protegen siempre, porque todos tenemos la misma esencia.

Así, pues, no hay por qué tener miedo. Esta verdad es el secreto de nuestra seguridad y de nuestra alegría.

Eres un carpintero que está construyendo su hogar espiritual. ¿Cuántos martillos hacen falta para levantar tu hogar espiritual? ¿Qué es mejor, mil martillos o uno perfecto? Lo que cuenta es la calidad de la casa, no cuántos martillos tiene el carpintero. Dedicamos demasiado tiempo a acumular martillos y no el suficiente a construir nuestro hogar espiritual.

LOS MIEDOS

El amor lleva a la comprensión. La comprensión lleva a la paciencia.

Y entonces se detiene el tiempo, y todo pasa aquí y ahora. La comprensión es lo que cura, y a través de ella se renueva eternamente el amor y se manifiesta. Al ir comprendiendo nos deshacemos de los miedos. Al ir deshaciéndonos de los miedos, desaparecen los obstáculos que nos impiden alcanzar el amor y éste fluye con libertad en nuestro interior y entre nosotros.

ALMAS GEMELAS

En nuestra vida terrenal, es difícil recordar que somos almas y no simples cuerpos físicos.

Constantemente nos distraen las ilusiones y desilusiones de este mundo. Nos enseñan que el dinero, el poder, y el prestigio y las posesiones materiales son de suma importancia y a veces incluso el motor de nuestras vidas. Nos enseñan que para ser felices tenemos que lograr que los demás nos aprecien y nos respeten.

Estar solo, nos dicen, es ser desgraciado. En realidad somos seres inmortales que nunca se separan energéticamente de los que aman. Tenemos almas gemelas y familias espirituales que son eternas.

Los espíritus guardianes nos guían y nos aman siempre. Nunca estamos solos. Al morir no nos llevamos las ‘cosas’ que poseemos. Nos llevamos nuestros actos y nuestras obras, Los frutos de la sabiduría de nuestro corazón. Cuando despertamos a la idea de que todos somos seres espirituales, cambian nuestros valores.

SER FELICES

Y por fin podemos ser felices y estar en paz.

Hay mucha belleza, mucha verdad y amor a nuestro alrededor, pero muy pocas veces nos tomamos las cosas con la suficiente calma para apreciarlos, como para darnos cuenta. A veces hace falta que suframos una gran pérdida para recordar la belleza y el amor que nos rodean, pero solemos olvidarnos pronto y caer en la rutina. Tomemos las cosas con calma.

Gocemos de los frutos de este magnífico jardín. Este mundo se te entrega como un jardín de gran hermosura. Si no gozas de sus frutos reduces su belleza. Ser feliz y divertirse no es malo, ni es pecado, ni algo poco espiritual. Al contrario: no avanzarás hasta que aprendas a estar alegre.

ESPIRITUALIDAD

Sé más espiritual.

Dedica más tiempo a meditar, a dar, a ayudar a los demás, a amar. Hazte voluntario y expresa generosidad y amor. Despréndete del orgullo, del ego, del egoísmo, de la rabia, de la culpa, de la vanidad y de la ambición. Pasa menos tiempo acumulando cosas, preocupándote, estancado en el paso o en el futuro. Aléjate de la violencia y los violentos. No aceptes ninguna idea antes de contrastarla con tu sabiduría intuitiva.

ERES INMORTAL

Estás aquí para aprender, para saber más, para ser divino.

Lo que aprendas aquí seguirá contigo cuando mueras. No podrás llevarte nada más. Es así de sencillo. El reino de los cielos está en tu interior. Deja de buscar gurús. En vez de eso, búscate a ti mismo. No tardarás en encontrar a tu verdadero hogar.

No morimos cuando muere nuestro cuerpo físico. Una parte de nosotros sigue existiendo. Espíritu, alma, conciencia. Es como atravesar un umbral para entrar en otra habitación mayor, más luminosa. Por eso no tenemos que temer.

Siempre nos rodea el amor. Nuestros seres queridos no nos abandonan nunca. Todos somos almas hermosas e inmortales. Estamos en un cuerpo durante un tiempo, pero nuestra esencia no es ese cuerpo.

SABIDURÍA INTERIOR

No todo el mundo nace con el talento de un virtuoso del piano pero, con lecciones, con práctica y con mucho esfuerzo podemos aprender a tocar alguna cancioncilla. Lo mismo sucede con el desarrollo de los procesos intuitivos.

Todos llegaremos a comprender que la sabiduría está en nuestro interior y, al ir recordando, practicando y teniendo acceso a esa sabiduría nos convertiremos en los mejores maestros que podamos tener.

Llegados a este punto, encontramos paz y alegría en el presente, porque de lo que se trata es de cómo vivimos en la vida ahora, siendo espirituales, sin fijarnos en lo que nos han enseñado que tenemos que creer.

Al ir despertando, los espíritus nos cantarán sus canciones de amor directamente al oído.

AMOR Y DIOS

Sin amor y sin Dios no hay nada.

Dios no exige nuestro respeto. Insistimos en personificar a Dios a pesar de que sabemos que está mucho más allá de lo que somos capaces de conceptualizar. Dios no tiene sexo. Ésa es otra personificación. Dios no tiene religión. En el fondo de nuestro corazón todos lo sabemos. Dios no tiene raza. Dios lo es todo, una energía de amor que posee una sabiduría y un poder incomprensibles.

Todos estamos comprendidos en Dios, porque él esta en todos y cada uno de nosotros, es la sustancia de nuestro ser.

LOS SIGNOS

Es muy humano desear signos y mensajes inmediatos.

Sin embargo, para escuchar hay que saber hacerlo, y para saber hay que dedicar tiempo a aprender. Si practicas el silencio y el viaje interior, si te das tiempo para escuchar y crear el espacio para escuchar, serás capaz de oír. Serás capaz de ver los signos y recibir los mensajes que esperas.

Al mismo tiempo, desarrollarás el arte de la paciencia. La paciencia y la oportunidad… Todo llega cuando tiene que llegar. Una vida llega cuando uno puede vivirse sin prisas, no puede ajustarse a un calendario. La vida no tiene final, nunca morimos. Nunca hemos nacido de verdad. Lo que sucede es que pasamos por distintas fases.

No existe un final. Los seres humanos tenemos muchas dimensiones pero el tiempo no es como lo vemos, sino que se compone de lecciones que se van aprendiendo.

AMOR ES AMOR

Sólo el amor es real.

El amor es una energía de increíble poder y fuerza. Todos estamos hechos de esa energía. El amor es algo absoluto. El amor no termina nunca, no se detiene nunca. La forma más pura es el amor incondicional, el que no espera nada a cambio.

Escuchemos nuestras intuiciones y no dejemos que nuestros miedos influyan en los murmullos de nuestro corazón. Vivamos la libertad de amar sin reprimirnos, sin reservas, sin condiciones. No tengamos miedo. Somos inmortales, espíritus eternos, y somos siempre amados.

De hecho, somos amor.