CITAS EXCELENTES KABIR
La flor se abre sin que la primavera haya llegado, y ya la abeja ha recibido su perfumado mensaje.
No se cual es mi Dios.
Tu, que obras como el, marchas hacia las puertas de la muerte atado de pies y manos.
Se rapa la cabeza y tiñe sus vestidos; lee el Gita y se convierte en un charlatán.
Anda por el desierto yugulándose el deseo, y acaba pareciéndose al eunuco.
El asceta tiñe sus vestiduras, en lugar de teñirse el alma, con los colores del amor. Permanece sentado en el templo, abandonando a Brahma, para adorar una piedra; se agujerea las orejas; lleva una larga barba y sórdidos andrajos; parece un chivo.
Aquel cuyas palabras son puras y que no tiene orgullo ni envidia, conoce Su verdadero Nombre.
Ni por un instante miraste al mundo frente a frente.
No le eres grato porque andes casi en cueros y mortifiques tus sentidos.
¡No sientas temor alguno por esa miseria que es tu cuerpo!
A partir de ese día, ya no ruedo por el polvo en señal de obediencia; ya no toco la campana del templo; ya no coloco ningún ídolo en su trono; ya no pongo flores ante las imágenes en signo de adoración.
Comprendí que solo yo era el loco; que todo el mundo a mi alrededor estaba cuerdo y que yo era motivo de escandalo y de befa.
Lo que le place al Señor no son las austeridades ni las mortificaciones de la carne.
Con la falsedad tejes tu esclavitud; tus palabras están llenas de engaños.
Entonces deje los ritos y las ceremonias; ya no volví a sumergirme en las aguas sagradas.
Con el fardo de deseos que llevas en la cabeza, ¿como podrías andar ligero? Caber sigue diciendo: Guarda en ti la verdad, el espíritu de sacrificio y el amor.
Atraído por los sones de la música, la cervatillo se acerca; arriesga la vida para escucharlos; pero el temor no la hace retroceder.
La viuda se queda sentada junto al cuerpo de su esposo; el fuego no le da miedo.
Retumba el trueno, fulgen los relámpagos; en mi corazón saltan las olas.
El hombre bueno y leal que permanece sereno en medio de la agitación del mundo, el que ama como a si mismo a todas las criaturas de la tierra, ese hombre alcanza al Ser Inmortal, y el verdadero Dios esta con el.
Caber deja que hable la experiencia; todo el resto es mentira, lo sabe muy bien.
Mas los portadores me han conducido a un bosque solitario, donde no conozco a nadie.
El discípulo Caber canta: Abandona tus ventas y tus compras, ¡oh, santo!, deja ahí tus beneficios y tus perdidas pues no hay tiendas ni mercados en el país adonde te encaminas.
Escucha, hermano mío: la guarida del miedo se ha desplomado.
El palanquín ha venido por mi, para llevarme a la morada de mi esposo; un temblor de felicidad me agita el corazón.
Pero el discípulo Caber, que la aprecia en su verdadero valor, la ha envuelto cuidadosamente en su corazón como en los pliegues de su manto.
La joya se ha perdido en el fango y todos quieren encontrarla. Estos la buscan por un lado, aquellos por otro; algunos la ven en el agua, otros entre las piedras.
Caber reflexiona y dice: Si obras de otro modo jamás encontraras al Bien amado.
¡Redúzcase a cenizas la asamblea en que Su Nombre no sea pronunciado! No vaciles mas; piensa solo en el Bien amado. Que tu corazón no adore a otros dioses. No es bueno adorar a otros dueños.
Aprende de ellos todas tus ideas, todo tu amor y todo tu saber.
Una bella armonía rige su trabajo y su reposo; de el emana un resplandor de amores.
Toca los pies de Aquel que es uno, indivisible, inmutable, apacible, de Aquel que llena de desbordante alegría los vasos terrestres y cuya forma es el amor.
Cae la lluvia y mi alma languidece pensando en mi Señor.
Beso suplicante vuestros pies, ¡oh, portadores! Aguardad un momento todavía. Dejadme volver a casa de mis padres y de mis amigos para despedirme de ellos.
De pie o sentado, no puedo olvidarlo, porque el ritmo de Su canción lo llevo en mis oídos.
Aquel que lo ha visto y lo ha tocado, es el que se halla libre de temor y de angustia. Para el, la idea de Dios es como un ungüento de sándalo esparcido por la piel. Para el no hay otro goce que esa idea.
Aquel que es modesto y se conforma con su suerte; aquel que es justo; aquel cuyo espíritu esta henchido de resignación y de paz.
El es mi Maestro; El es mi mentor espiritual.
Caber es el hijo de Ala y de Rama.
Todos los hombres y todas las mujeres del mundo son sus formas vivientes.
Caber dice Mi corazón se muere de vivir.
Allí flotan al viento los pendones ocultos.
Allí donde el ritmo del mundo nace y muere a la vez, allí es donde mi corazón lo alcanza.
Reúnete con los buenos, donde el Bien amado tiene su morada.
Quien tiene discernimiento aprende por las palabras, y el ignorante se queda con la boca abierta.
No alcanzas a ver que lo real esta en tu hogar y andas errante de bosque en bosque. ¡En ti esta la Verdad! Donde quiera que vayas, a Benarés o a Natura, si no encuentras tu alma, el mundo no tendrá realidad para ti.
El discípulo escoge los abundantes frutos de la vida y los saborea; el Maestro lo contempla gozoso.
Lo que Caber dice es difícil de comprender: El ave no puede ser alcanzada, aunque resulta claramente visible.
El que no tiene forma esta en el seno de todas las formas.
He aplacado la angustia de mi alma y mi corazón se regocija. En el estado en que estoy, he visto al Supremo Camarada.
Permaneciendo esclavo me libere; me desprendí de las garras de toda mezquindad.
Alcance lo inaccesible y en mi corazón tornasolan los colores del amor.
Es un árbol extraño; crece sin raíces y lleva frutos sin haber dado flores.
A menos de ver, no crees; lo que te dicen no puedes admitirlo.
Escucha la palabra, la verdadera, que es tu esencia; el se dice la palabra a Si mismo, y el mismo es el Creador.
Algunos contemplan lo Informe y otros meditan sobre la forma; pero el sabio sabe que Brahma esta por encima de ambos.
La hermosura de Brahma no puede verse con los ojos. La vibración de su palabra no puede llegar hasta el oído.
Aquel que ha encontrado a la vez el amor y el sacrificio, no se abisma jamás en la muerte.
La flauta del Infinito toca sin jamás interrumpirse, y canta Su amor.
Cuando el Amor renuncia a todo limite, alcanza la Verdad.
¡Cuan lejos se esparce su perfume! No tiene fin; ningún obstáculo se le opone.
La forma de su melodía brilla como un millón de soles.
Lo que tu ves no existe, y para lo que existe no tienes palabras.
Allí brilla la luz del sol y de la luna. Sosiégate, alma, y contempla ese esplendor en silencio.
Un gozo frenético abrasa mi corazón y descubre todos los misterios ocultos en mi alma. Estoy sumergido en una inmensa felicidad que supera toda alegría y todo dolor.
En los baños sagrados no hay mas que agua, y se de su ineficacia, pues me he bañado en ellos.
Las sagradas imágenes carecen de vida; no pueden hablar; lo se, puesto que las he convocado a gritos.
Los Puranas y el Corán, no son mas que palabras; aparte el velo y lo vi.
El Dueño es uno: vida y muerte, unión y separación son los juegos de su gozo.
Me rio cuando oigo decir que el pez tiene sed en el agua.
No conoces, ¡oh, corazón mío!, todos los secretos de esta ciudad de amor. Ignorante viniste, ignorante te vas.
No tiene ramas ni hojas; es un loto puro. En el cantan dos aves: una es el Maestro; la otra, su discípulo.
Allí se despliega el baldaquín azul adornado de luna y constelado de brillantes.
Tengo una carta de mi Bien amado; en esa carta hay un mensaje inefable, y ahora ya no le temo a la muerte.
Quien bebe de ese néctar cae en el delirio.
Brahma adapta su palabra a la inteligencia de sus oyentes.
¡Oh, santo!, purifica tu cuerpo con toda simplicidad.
Como el grano esta en el bananero; como las flores, los frutos y la sombra de las hojas están en el grano, así el germen esta en el cuerpo, y en ese germen el cuerpo se encuentra a si mismo.
El fuego, el aire, el agua, la tierra y el éter no están fuera de el.
Considera esto, ¡oh, Casi; oh, Pandit! ¿Que cosa hay que no este en nuestra alma? El cántaro lleno de agua flota en el agua, contiene agua y esta rodeado de agua.
No hay que darle a esto nombre alguno, no vaya a despertarse el error del dualismo.
El pendón oculto se halla izado en el templo del cielo.
Su color esta en todas las imágenes del mundo; es un hechizo del cuerpo y del espíritu.
Recibe la palabra de donde surgió el universo.
Esta palabra es: Maestro. Lo he escuchado y me he convertido en discípulo.
¿Cuantos son los que han comprendido esta palabra? Trata tu de comprenderla, ¡oh, Santo! Los Vedas y los Puranas la proclaman.
El mundo se asienta en ella.
Los crisis y los devotos la dicen; pero nadie conoce su misterio.
El padre de familia abandona su hogar cuando la escucha.
El espíritu de renunciación emana de ella. De esa palabra nació el mundo de las formas. Esa palabra lo revela todo.
La vina hace vibrar incomparablemente las notas de la verdad.
Si no conoces a tu propio Señor, ¿de que te enorgulleces? Renuncia a toda elocuencia. jamás te unirán a el las simples palabras.
La infinita presencia del Ser infinito esta en todas partes: en la tierra, en el agua, en el cielo, en el aire.
No te dejes engañar por el testimonio de las Escrituras.
El amor difiere mucho de la letra, y el que con toda sinceridad lo busca, lo encuentra.
La dulzura de vagar sobre el océano de la vida inmortal me ha liberado de todo vano parloteo.
Como el árbol esta en el grano, todos los males están en la charlatanería.
Cuando, al fin, hayas encontrado el océano de la felicidad, no te vayas sediento. Vuelve en ti y no seas loco; la muerte te acecha.
Aquí tienes, ante ti, el agua pura. Bebela hasta saciarte.
No persigas el espejismo; ten sed de néctar. Chuva, Palad y Shukadeva bebieron de el. Raidas lo probo.
¡Pero quien sabe de donde viene esa palabra!
¿No has oído los acordes de la misteriosa música? En medio de la cámara suena, gentil y dulcemente pulsada, el arpa de la dicha.
Los santos se embriagan de amor; tienen sed de amor.
¡Oh, mi caro amigo! He recibido como presente al único Inmortal.
Cuando estoy separada de mi Bien amado mi corazón se llena de tristeza.
Ningún reposo durante el día, ningún sueño durante la noche.
¿A quien confiare mis penas? La noche es oscura. Las horas transcurren sin que el vuelva.
La ausencia de mi Señor hace que me estremezca y tiemble de miedo.
¡Óyeme, amiga mía! No hay jubilo como el de encontrar al Bien amado.
El que esta en el interior, esta en el exterior. Lo veo a el y a ningún otro.
Las flores se abren en los claustros. El ave nocturna vuela hacia la luna. El ave de lluvia apetece la lluvia.
Tan firme como el trueno, la sede del buscador se halla establecida por sobre el vacío del espacio.
No hay que salir para escucharla.
¡Sutil es el sendero del amor! No hay en el preguntas ni silencios; toda criatura se aniquila a sus pies, se hunde en el gozo de buscarlo a El, se sumerge en las profundidades de su amor como el pez en el agua.
El enamorado siempre esta dispuesto a ofrecer su vida en servicio de su Señor.
Caber revela el secreto de ese amor.
Es verdadero Santo aquel que puede revelar a ojos humanos la forma de lo informe. Es verdadero Santo aquel que enseña el camino simple que ha de seguirse para alcanzarlo a el sin ocuparse de ritos ni de ceremonias.
Es verdadero Santo aquel que no te hace cerrar las puertas, ni retener el aliento, ni renunciar al mundo; el que te hace ver al Espíritu Supremo doquiera haya inteligencia; el que te enseña a conservar la calma en medio de la actividad.
Inmerso para siempre en la felicidad y sin temor alguno en el corazón, el Santo mantiene, en medio de los placeres, la armonía de su vida.
¡Me acucia, caro amigo, encontrar a mi Bien amado! Mi juventud ha florecido y el dolor de verme separada de el me oprime el seno. Yerro sin rumbo por los senderos del saber, aunque he recibido noticias Suyas a través de esos senderos.
¿Que flauta es esa cuya música me llena de alegría? La llama arde sin lámpara. El loto florece sin raíces.
Solo el labrador precavido podrá festejar el fin de la cosecha.
Me ha esperado durante la eternidad de las edades; por amor a mi, El ha perdido su corazón.
¡Y yo ignoraba la felicidad que tan cerca tenia! Mi amor aun no se había despertado.
Pero ahora mi amante me ha dado a conocer el sentido de los sones que percibieron mis oídos.
Ahora he realizado mi felicidad.
¡Contempla cuan grande es mi ventura! ¡He recibido la infinita caricia de mi Bien amado!
La lluvia viene del Oriente y murmura su monótono plañir.
Los océanos y las olas son su gozo.
Prepara el suelo de la liberación y deja que solo se ahoguen bajo la tormenta los parásitos del amor y del sacrificio.
Acuérdate de mi cuando despunte el alba.
Solo el podrá llenar de grano sus vasijas y alimentar a los sabios y a los santos.
Este día me es caro entre todos los días, porque hoy mi Señor bien amado es huésped de mi casa.
Mi cámara y mi corazón resplandecen con Su presencia.
Mis ardientes deseos cantan Su nombre y se pierden en Su infinita belleza.
Mi amor lo ha conmovido, mi corazón languidece por Su nombre, que es la Verdad.
Así canta Caber, el servidor de todos sus servidores.
¿Que sabio podría escuchar la música solemne que se eleva hacia el cielo? El es la fuente de toda música; el llena con ese surtidor, hasta los bordes, todos los vasos humanos, permaneciendo desbordante el mismo.
Presta atención a tus cercados, para que la lluvia no los invada y los arrase.
Su palacio tiene un millón de puertas; pero entre el y yo media un vasto océano.
La música se toca sin tañerla; se escucha sin oídos, pues el es el oído y el escucha.
La puerta esta cerrada; pero el incienso esta en el interior y nadie ve la cita.
El sabio comprende estas palabras.
El Mendigo mendiga, pero no alcanzo a verlo.
¿Que le pediré al Mendigo? Me da sin que yo le pida nada.
Soy suyo, y dejo que se cumpla el destino.
Mi corazón reclama la morada de mi Bien amado.
No seas loco, pues las sombras de la noche pronto se espesan.
Mi corazón de nada se alegra; mi espíritu y mi cuerpo divagan sin cesar.
Sirve a tu Dios, presente en este templo, que es la vida.
¿Como lo cruzare? No tiene fin, ¡oh, amigo!, la extensión de esa ruta.
¡Que maravillosa obra es esa lira! Bien templada, arrebata el corazón; pero rotas las clavijas o distendidas las cuerdas, ya no interesa a nadie.
Les digo, riendo, a mis padres: Es preciso que vaya a ver esta misma mañana a mi Señor.
Ellos se encolerizan, no quieren dejarme ir y dicen: Esta criatura cree haber adquirido tan gran dominio sobre su Esposo como para obtener de el todo cuanto quiere; de ahí su impaciencia por encontrar a su Señor.
Ahora, querido amigo, alza ligeramente mi velo, que es esta mi noche de amor.
¡Escuchame! Mi corazón esta impaciente por encontrar a mi Bien amado, permanezco en mi lecho, sin sueño.
¿Donde iré que aprenda a conocer a mi Bien amado? Jamás hallaras el bosque si no conoces el árbol, jamás lo encontraras si lo buscas en las abstracciones.
A la que pierde la ciudad de su esposo, igual le da el gran camino que el abrigo de un techo.
El Bien amado revela, el mismo, la gloria del verdadero amor.
Aquel que vive corporalmente siempre esta sediento, porque el objeto de sus afanes es imperfecto, aunque siempre surgen en el, y cada vez mas hondas, estas palabras, donde van fusionados el amor y el sacrificio: el es esto; esto es el.
Solo el Amor puede penetrar al mundo, y pocos son los que saben estas cosas.
Están ciegos los que quieren verlas a la luz de la razón, de esa misma razón que es la causa del alejamiento.
Quienes conocen su hermosura saben cuan inefables son los juegos de Su creación.
Se, ¡oh, Narrad!, que mi Amado no puede estar lejos.
Cuando mi Amado se despierta, yo me despierto; cuando el duerme, yo duermo.
¡Aniquilado sea quien aflija a mi Bien amado! Allí donde se cantan Sus alabanzas, allí vivo yo.
Un océano azul se extiende en el cielo. La fiebre de la vida se aplaca y todos mis pecados se lavan cuando permanezco en el seno mismo del mundo.
Una peregrinación sin fin se sucede a Sus pies y millones de devotos se prosternan sobre ellos.
Un millón de soles irradia Su luz.
¡Cuelga hoy mismo el columpio del amor! Suspende tu cuerpo y tu espíritu entre los brazos del Bien amado, para un éxtasis de los goces del amor.
Acerca los ojos al torrente de lagrimas de los nubarrones cargados de lluvia, y cúbrete el corazón con las sombras de la noche.
Aproxima el rostro a Su oído y murmurale las mas hondas aspiraciones de tu alma. ¡Escuchame, hermano! Lleva la visión de tu Bien amado en el corazón.
La tormenta se acumula en el cielo. Escucha la honda voz de su fragor.
Cuando ya me extraviaba, ¡oh, hermano!, el verdadero Maestro me enseño el camino.
¡Vaciá la copa! ¡Embriagate! ¡Bebe el divino néctar de Su nombre! Óyeme, querido Saha: desde la coronilla a la planta de los pies, el hombre esta envenenado por la inteligencia.
Sobre ese árbol hay un ave; danza en el gozo de la vida.
Cuando el camina, yo camino ante el. Mi corazón suspira por mi Bien amado.
Este es un país sin tierra ni cielo, sin luna ni estrellas.
En el juego se desarrolla la creación; en el juego se establece.
He aprendido el sanscrito; deja, pues, que todos los hombres me llamen sabio.
Separada de su amado, la mujer hila en su rueca.
La ciudad de su cuerpo, con el palacio de su espíritu, se alza en su hermosura.
La rueca del amor, hecha con las joyas del saber, gira en el cielo.
¡Que hilos tan sutiles teje la mujer y como los refina su amor y su respeto! Trenzo la guirnalda de los días y de las noches; cuando venga mi Amado y toque yo Sus pies, le ofrendare mis lagrimas.
Bajo el gran quitasol de mi Rey brillan millones de soles, de lunas y de estrellas.
Escucha las campanas y los tambores de la Eternidad. ¡Regocijate en el amor! La lluvia cae sin agua y los ríos son torrentes de luz.
¡Que mi espíritu y mis ojos no formen mas que uno! ¡Que mi amor alcance a mi Bien amado! ¡Que la fiebre ardiente de mi corazón pueda encontrar alivio! Cuando el amor y el Amado se unen, es cuando el amor alcanza la perfección.
Esas son, ¡oh, hermano!, las palabras supremas.
La radiante Verdad es lo único que brilla en el triunfo de mi Señor.
¡Oh, hermano amadísimo! Nada es esencial sino la Verdad.
Estuve con mi Señor en la casa de mi Señor; pero no viví con el; ignore Sus caricias y mi juventud paso como un sueño.
En la noche de mis bodas, mis amigas cantaban a coro; me ungieron con los ungüentos de la alegría y del dolor.
Pero al concluir la ceremonia abandone a mi Señor y me fui; mis amigas, en el camino, intentaron en vano consolarme.
Iré a la casa de mi Señor con mi Amado a mi lado, y hare entonces que suene la trompeta del triunfo.
Reflexiona bien, ¡oh, dulce amigo de mi corazón! Si verdaderamente amas, ¿por que duermes? Si lo has encontrado, date a el enteramente y únete a el.
el es el Espíritu de mi espiritual es la Pupila de mis pupilas.
¡Oh, corazón mío! ¡Vámonos al país donde mora el Bien amado! La enamorada llena allí su cántaro en el pozo y, sin embargo, no tiene cuerda para retirarlo del agua.
Temeroso de que su servidor sufra, el lo penetra profundamente.
Por el camino, ¡que dulces melodías hace oír el arpa! Sus notas traspasan el corazón.
La eterna fontana de vida deja correr su chorro donde juegan sin fin el nacer y el morir.
Y se llama nada Aquel que es la Verdad de las verdades, Aquel en quien están contenidas todas las verdades.
En el se perpetua la creación, superior a toda filosofía y que ninguna filosofía podría concebir.
Hay un mundo sin fin, ¡oh, hermano mío!, y hay el Ser sin nombre, de quien solo puede hablarse en silencio.
El mundo ilimitado solo es conocido de aquel que lo alcanzo. Es muy otro de cuanto se ha dicho y escuchado.
Allí brilla, en el punto central, el trono de Aquel que contiene todas las cosas y donde el Gran Ser tiene su sede.
Estos sentimientos no pueden expresarse con palabras de la boca: como tampoco pueden escribirse en el papel.
Allí, el cisne juega un juego maravilloso. Allí, los sones de la misteriosa música giran en torno de la infinita Unidad.
En ese país las nubes no cubren el cielo; pero la lluvia cae allí en ráfagas suavísimas. ¡Oh, espíritu puro! No te quedes sentado en el umbral de tu puerta.
Sal y bañate en esa linfa bienhechora. Maravillosa comarca donde reina un perpetuo claro de luna.
Nunca esta sombría. ¿Y quien habla de un solo sol? Ese país esta iluminado por los rayos de millones de astros.
¡Oh, Saha! Escucha mis inmortales palabras. Si quieres tu bien, presta mucha atención: te has separado del Creador, de quien tu has nacido; has perdido la razón; has merecido la muerte.
Todas las doctrinas, todas las enseñanzas vienen de el; en el se regocijan. Tenlo por cierto y no tengas miedo.
Si realmente el Maestro esta lejos, ¿que es lo que creo este mundo? Por no creer que el este aquí andas errante, cada vez mas lejos, y lo buscas en vano y entre lagrimas.
El arpa difunde una suave música y la danza continua sin danzantes.
Ni formas, ni cuerpo, ni extensión, ni aliento existe en el. ¿Como podría decirte lo que es? Esta en el camino de lo infinito, sobre el que desciende la gracia del Señor, y el que lo alcanza queda liberado de nacer y de morir.
Podemos alcanzar la meta sin cruzar la ruta, en un deporte que no acaba jamás.
El barco se ha roto; mientras, tu sigues sentado en el banco, sin avanzar y a merced del oleaje.
¿A quien tendrás al final por Amigo?, te pregunta el servidor Caber. Estas solo, sin compañeros, y así abras de soportar las consecuencias de tus actos.
Los Vedas dicen que lo incondicionado esta por encima del mundo de las condiciones.
¿Que ganas, ¡oh, mujer!, con discutir si el esta por encima de todo o si esta en todo? Brahma se te revelara día y noche, vestido de luz, sentado en un trono de luz.
El verdadero Maestro es todo luz.
¡Abre tus ojos de enamorado y contemplalo a el, que reina en el universo! Considera el universo y persuádete de que ese es tu país.
Cuando hayas encontrado a tu verdadero Maestro, el despertara tu corazón.
La luz de millones de soles se desvanece, confusa, ante el esplendor de uno solo de sus cabellos.
Ese mundo es la ciudad de la Verdad; el laberinto de sus senderos fascina el corazón.
Conocete, pues, ¡oh, Saha!, pues el esta en ti desde la coronilla hasta los pies.
Allí donde el circulo de los múltiples goces danza en torno del Creador, allí están los juegos de la eterna felicidad.
Cuando los conozcamos concluirá el ciclo de todas nuestras aceptaciones y renunciamientos.
Entonces dejara de quemarnos la llama de la concupiscencia.
Es el reposo ultimo y sin limite.
el ha extendido sobre el mundo entero las formas de Su amor.
Del resplandor, que es Verdad, surgen perpetuamente las ondas de las formas nuevas, y el penetra esas formas.
Todos los jardines, todos los boscajes, todas las masas de vegetación están pobladas de flores, y el aire juguetea con ellas.
El te dirá los secretos del amor y del sacrificio, y conocerás entonces que el sobrepasa al universo.
Caber medita y dice: El que no tiene casta ni país, ni forma, ni cualidad, llena el espacio.
Allí donde el esta lejos no se lo puede alcanzar; donde esta cerca, el es la verdadera felicidad.
No había tierra, ni aire, ni cielo, ni fuego, ni agua, ni ríos como el Ganges y el Juman; ni mares, ni océanos, ni olas.
No había vicios ni virtudes, ni libros sagrados como los Vedas, los Puranas o el Corán.
Caber reflexiona y dice: Todo era entonces silencio y paz. El Ser Supremo permanecía inmerso en el seno profundo de si mismo.
El Dueño no come, ni bebe, ni vive, ni muere.
No tiene forma, ni color, ni vestido.
No pertenece a un clan, ni a una casta, ni a nada… ¿Como podría yo describir su gloria? No tiene forma y, sin embargo, no esta sin formas.
No había entonces ni comienzo, ni medio, ni fin.
Carece de color y no es incoloro. No tiene morada.
En el comienzo, el estaba solo y se bastaba a si mismo.
El Creador ha puesto en el Ser el juego de la dicha, y de la palabra O nació la creación.
La tierra es su gozo; su gozo es el cielo. Su gozo es el esplendor del sol y de la luna.
Su gozo es el comienzo, el medio y el fin. Su gozo es visión, sombra y luz.
Su gozo, las Zarasai, el Juman y el Ganges.
Sus juegos son el sol y el agua y el universo entero.
Sus juegos, la tierra y el cielo.
¿Que hiciste de esta vida?, ¡oh, amigo mío! Cargaste sobre tu cabeza un pesado fardo de piedras, ¿quien te aliviara de esa carga? Tu Amigo se encuentra en la otra orilla y nunca me preguntas como podrías llegar hasta su encuentro.
No tiene nombre.
Pocos me comprenden; que Aquel que me entiende halle la paz.
Canta de alegría y afianzate inquebrantable en tu corazón.
No soy ni piadoso ni ateo.
No vivo ni según los mandamientos ni según mi corazón.
Ni hablo ni escucho.
No soy libre ni prisionero.
No tengo afecciones ni desafecciones.
No estoy lejos de nadie; no estoy cerca de nadie.
No había ojos, ni noche, ni día.
Me afano por todo, aunque estoy ausente de todo afán.
El mundo entero -dice Caber- reposa sobre su juego; pero el jugador permanece desconocido.
Caber no trata jamás de crear ni de destruir.
El verdadero Nombre no se parece a ningún otro.
Distinguir entre lo condicionado y lo incondicionado no es mas que cuestión de palabras.
Lo incondicionado es el grano; lo condicionado es la flor y el fruto.
El saber es la rama; el Nombre la raíz. Busca la raíz. Serás feliz cuando la encuentres.
La raíz te llevara a la rama, a la hoja, a la flor y al fruto.
Sera tu encuentro con el Señor, será la realización de tu gozo; será la reconciliación de lo condicionado y de lo incondicionado.
No iré al infierno ni al cielo.
No hay ahí ni cuerpo, ni espíritu.
Porque vive en soledad, dice el asceta que su casa esta muy lejos.
Cuéntame, ¡oh, cisne!, tu antigua historia. ¿De que país vienes?, ¡oh, cisne! ¿Hacia que riberas encaminas tu vuelo? ¿Donde descansaras, ¡oh, cisne!, y que es lo que buscas? Despiértate esta misma mañana, ¡oh, cisne!, levantate y sígueme.
Lo infinito y lo finito se han unido. Me embriago con la visión del Todo.
La luz invade el universo; es la lámpara del amor ardiendo en el candelero del saber.
Allí no puede deslizarse error alguno, y ya no existe el conflicto de la vida con la muerte.
La región central del cielo, donde el espíritu reposa, esta radiante de una música de luz.
Allí, florece la pura y cándida armonía, donde mi Señor halla sus delicias.
Allí, los bosques primaverales están en flores y la brisa nos trae un perfume que dice: el soy Yo.
¿Donde la acción y el reposo en esa ribera? No hay agua a la vista; ni barco, ni marino. No hay ni una sola cuerda para empujar el barco ni hombre alguno para sirgar.
Allí, la abeja del corazón penetra profundamente en la flor, sin aspirar a otro goce.
¿Donde podrías aplacar la sed de tu alma? Nada encontraras en esa nada.
Se fuerte y vuélvete a ti mismo. Ahí te hallaras en tierra firme Considera esto, ¡oh, corazón mío! No te vayas a ninguna otra parte.
Rechaza toda imaginación y fortalecete en lo que eres.
Cada morada enciende sus lámparas. Como eres ciego, no las ves.
Un día tus ojos se abrirán de pronto y veras; y las cadenas de la muerte caerán por si solas.
Nada que decir, nada que escuchar, nada que hacer.
De los mundos internos y externos, el hace una unidad indivisible.
En el prodigioso esplendor de su cabellera pierdes el fulgor de millones de soles y de lunas.
¡Oh, hermano!, aquel que ha visto la irradiación de su amor, ese esta salvado.
Estoy consagrado a la verdad porque ahuyente lejos de mi todas las falsas apariencias.
Así se libra el adorador, de todo miedo, así lo abandonan todas las ideas erróneas sobre la vida y sobre la muerte.
Allí, el cielo se llena de música. Allí, llueve néctar.
Allí, vibran las cuerdas del arpa y suenan los tambores.
¡Que secreto esplendor irradia ese castillo del cielo! Ya no hay amaneceres ni puestas de sol. En el océano de revelaciones que es la luz del amor, el día y la noche no forman mas que uno.
Alegría eterna; ni dolor ni luchas.
Allí he bebido, llena hasta los bordes, la copa de la dicha, de la dicha perfecta.
Hay un país donde no imperan ni la duda ni la tristeza; donde ya no existe el terror de la muerte.
Allí he sido testigo de los juegos de la única felicidad.
Tu Señor esta junto a ti y, sin embargo, trepas a lo alto de la palmera para buscarlo. El sacerdote brahmán va de casa en casa, para iniciar al pueblo en la fe.
Los yoguis, los sañas, los ascetas, disputase entre si.
El Uno Supremo debe ser otro.
Creen en diez Avatares; pero un Avatar que sufra las consecuencias de sus actos, no puede ser el Espíritu infinito.
Algunos no lo buscan a El, al Perfecto, a Brahma, al indivisible Señor.
He conocido en mi mismo el juego del universo; he escapado al error de este mundo.
Lo externo y lo interno se han hecho para mi un solo cielo.
¿Quien te servirá, oh, Señor increado? Cada fiel adora al Dios que el se crea; cada día recibe sus favores.
No hay lugar allí para el error.
Ofrendare a mi Señor mi cuerpo y mi espíritu.
Aquel que vive, aunque muerto, no morirá jamás.
Óyeme, amiga mía. El comprende quien lo ama. Si no languideces de amor por el único Bien amado, es inútil que adornes tu cuerpo; es en vano que te pongas ungüento sobre los parpados.
Mi corazón ha de buscar a mi Bien amado, he de quitarme el velo y unir a El todo mi ser. Mis ojos serán dos lámparas de amor.
El palacio de mi Señor esta tan alto, que mi corazón tiembla de subir; pero no debo ser miedosa si quiero gozar de Su amor.
No hay palabras para decir lo que el es.
Ni se manifiesta ni se oculta; no es revelado ni ir revelado.
Lo consciente y lo inconsciente son los taburetes de sus pies.
óyeme, ¡oh, Santo hombre! Pocos son los que logran llegar a la otra orilla.
Mi Señor me trae voces de tristeza y voces de alegría, y es el mismo quien dosifica los contrastes.
Difícil es cruzar el océano del mundo; sus aguas son muy profundas.
Daré mi vida antes que olvidar a mi Señor.
Todas las cosas están creadas por Dios. El Amor es Su cuerpo.
No tiene forma, ni cualidad, ni decadencia.
Trata de unirte a el.
Ese Dios indeterminado toma millares de formas a los ojos de las criaturas: Es puro e indestructible.
Su forma es infinita e insondable.
Danza extasiado y Su danza describe mil formas vaporosas.
Mi Señor me aherroja duramente y mi Señor hace que caigan mis cadenas.
Bebe la miel azucarada que destilan los petalos del loto del corazón.
Pero ¡ay!, la verdadera fuente de vida esta a tu lado mientras te pones a adorar la piedra que tu mismo levantaste.
No puedo decir cuan adorable es mi Señor. El ascetismo, el rosario, las virtudes y los vicios, nada de todo ello existe para el.
Mi corazón suspira, ¡oh, hermano!, por el verdadero Dueño que llena la copa del amor para ofrecérmela tras de haber bebido.
Levanta el velo y Brahma se revela a mis ojos.
Descubre en el los mundos y me hace oír la música misteriosa. Me muestra que las alegrías y las penas son una misma cosa.
Todas sus palabras están llenas de amor.
En verdad, nada ha de temer quien posea semejante Dueño para llevarlo a seguro refugio.
Mi Señor se oculta y, a maravilla, mi Señor se revela.
Abre tu ventana al poniente y piérdete en el cielo del amor.
Allí, todo el cielo se llena de armonías y la música suena sin cuerdas y sin pulsaciones. Allí, no cesa nunca el juego de la alegría y del dolor.
Dejate penetrar en las olas del mar. ¡Húndete en su esplendor! Escucha y oye el rumor de las caracolas y de las campanas.
Contempla, ¡oh, hermano!, al Señor en ese vaso, que es mi cuerpo.
Llevo en el fondo del corazón aquel amor que me hace vivir en este mundo una vida sin limites.
Así vive el loto en el agua, y en el agua florece.
Aunque el agua no pueda tocar sus petalos abiertos por sobre su nivel.
Así vive la esposa que penetra en las llamas de la pira, al mandato del amor.
Arde y deja gemir a sus compañeras; pero jamás deshonra al amor.
Las sombras de la noche caen espesas y profundas; ensombrecen el corazón y envuelven el cuerpo y el espíritu.
¿Como podre, ¡oh, hermano!, renunciar a Maya? Cuando deshice el nudo de mis cintas todavía se me quedo mas sujeto el vestido; cuando me quite el vestido, aun me cubrían el cuerpo sus pliegues.
¡Que frenesí de éxtasis contiene cada hora! El adorador exprime y bebe la esencia de las horas. Vive con la vida de Brahma… Digo la verdad porque acepte la verdad en mi vida.
¡Oh, amigo! Espera en el durante tu vida, conoce durante tu vida, comprende durante tu vida, pues en la vida esta tu liberación.
Si no desatas tus ligaduras durante la vida, ¿que esperanza de liberación tendrás en la muerte? Creer que el alma se unirá a El solo porque haya abandonado el cuerpo, es una idea absurda.
Si lo hallamos ahora, lo hallaremos luego. De lo contrario, permaneceremos en la ciudad de la muerte.
Si te unes a El en el presente, lo estarás en la Eternidad.
Bañate en la Verdad; conoce al Maestro Verdadero; ten fe en su Nombre.
Lo que nos socorre es el Espíritu de búsqueda constante; soy esclavo de ese Espíritu.
Dios, ¡oh, Santo!, es el aliento de todo lo que respira.
Inclinate sobre el loto de los mil petalos y contempla allí la Infinita Belleza.
Si me buscas de veras me veras enseguida; y llegara el momento en que me encuentres.
Y así, cuando abandono mis pasiones, mi cólera persiste.
Y cuando renuncio a la cólera aun queda la envidia.
Y cuando venzo a la envidia todavía persisten mi vanidad y mi orgullo.
Ahí arden los millones de lámparas del sol y de la luna.
Ahí se escucha la misteriosa música que es la del amor de los tres mundos.
Ahí late el ritmo de la vida y de la muerte. Ahí surgen los arrobamientos, todo el espacio radiante de luz.
Estamos en lo Inaccesible; miraos adentro y veréis como brillan en vosotros los rayos de luna de Dios escondido.
No vayas al jardín florido, no vayas, ¡oh, amigo! En ti están el jardín y sus flores.
La verdad no se puede tomar prestada.
Ved la vida y la muerte: ya no hay entre ellas separación alguna.
Ahí resuenan por doquiera los amorosos canticos, llueven ondas de luz y el adorador saborea con delicias el celeste néctar.
El gran místico Caber nos enseña que el todo es la verdad y que lo demás son solo palabras, palabras que crean una barrera y no te dejan ver la vida misma.
Los místicos del mundo insisten en decir que la verdad se conoce a través del silencio. Cuando dejas las palabras conoces la realidad, porque todas las palabras crean una barrera en tu mente.
Deja las palabras y observa. Descubrirás que dentro de ti palpita el ser secreto, respira en tu interior. La vida es una. La vida es Dios; no la palabra «dios», sino la vida misma.
La vida esta tan entrelazada que todo forma parte de lo demás.
Las palabras no son suficientes. ¡No te quedes parado!
Hindúes y musulmanes, también ellos alcanzaron el limite donde se borran todas las marcas diferenciales.
La verdad solo llega con la experiencia.
La música vibra por doquiera y el corazón participa en el gozo del mar infinito.
Las palabras crean separación.
No existen personas aisladas, todos formamos parte de una misma realidad.
Eres como un viajero que va y viene. Acumulas riquezas y te enorgulleces de ellas. Pero cuando te marches no te llevaras nada contigo.
Viniste a este mundo con los puños apretados, pero, cuando te vayas, tus manos estarán abiertas.
¿Donde me buscas, oh, servidor mío? ¡Mirame! Estoy junto a ti.
No estoy en el templo ni en la mezquita, ni en el santuario de La Meca, ni en la morada de las divinidades hindúes.
No estoy en los ritos y las ceremonias; ni en el ascetismo y sus renunciaciones.
Necesitas a Dios en persona, no la palabra «dios».
Solo aquel que encontró ese camino va mas allá de la región de los dolores. Maravilloso país, que no puede pagarse con ningún merito.
Porque la hayan nombrado ola, ¿ya no se la considerara como agua? En el seno del Supremo Brahma, los mundos se engarzan como las cuentas de un rosario.
Decidme donde esta la diferencia.
El rio y sus olas forman una misma superficie: ¿Que diferencia hay entre el rio y sus olas? Cuando la ola se levanta, es agua, y al caer, sigue siendo agua.
El sabio enmudecerá, pues la Verdad no puede hallarse en los libros ni en los Vedas.
Me he asociado al armonioso equilibrio del Uno.
He bebido la copa de lo inefable. Encontré la clave del misterio. Alcance la raíz de la Unión.
Viajando sin camino llegue al país sin dolor, y la gracia del Gran Señor ha descendido, dulcísima, en mi.
Ya ves como aquí se sacia la sed de los cinco sentidos; ya no existen las tres formas de la miseria.
Es, de cierto, el país sin sufrimientos, y nadie sabe el camino que a El conduce.
Pocos hombres pueden alcanzar esas riberas, donde millones de Krishna se mantienen cruzados de brazos; donde millones de Vishnu se prosternan; donde millones de brahmanes leen los Vedas; donde millones de Shiva se abstraen en la contemplación.
El sabio lo ve; el sabio lo canta.
Tal es la ultima palabra; pero ¿como expresar su maravilloso sabor? Aquel que la saborea una vez, solo el sabe el gozo que puede dar.
Al conocerla, el ignorante se convierte en sabio y el sabio se queda mudo, en silenciosa adoración.
El adorador se embriaga totalmente.
Su sabiduría y su desprendimiento son perfectos.
Bebe en la copa de las inspiraciones y de las aspiraciones del amor.
Ni tierra, ni cielo, ni tiempo; nada existe ahí: ni rio, ni ribera.
Se canta al Dios infinito como si fuera inaccesible; pero en mis meditaciones, sin mis ojos, yo lo he visto.
La luz del sol, de la luna y de las estrellas fulgura con vivo resplandor: la melodía amorosa asciende cada vez mas, acompasada al ritmo del amor puro.
Si te sumerges en el océano de vida, vivirás en el país de la suprema felicidad.
¡Ved aquel loto que florece sin agua! Y La abeja de mi corazón liba su néctar. ¡Maravilloso loto florecido en el corazón del universo! Solo las almas puras conocen sus delicias verdaderas.
Sujeto por las cuerdas del amor; va y viene el columpio oceánico del gozo, y hay un potente estallido de canciones.
¡Que inefable reposo en el Espíritu Supremo! Solo lo goza quien lo busca.
En su corazón, el agua sagrada se esparce día y noche, y así concluye el ciclo de los natalicios y de los óbitos.
Como se mezclan las aguas del Ganges y del Juman, así se mezclan en el corazón del hombre piadoso las dos corrientes del amor y del sacrificio.
Allí esta en su trono el Señor del universo. El mundo entero ejecuta su obra y comete sus yerros; pero pocos son los amantes que conocen al Bien amado.
Contempla ese rosario con los ojos de la sabiduría.
Día y noche, el coro llena los cielos; y Mi único Bien amado me deslumbra como el relámpago.
Donde reina la Primavera, señora de las estaciones, se escucha una música misteriosa. Torrentes de luz caen por doquiera.
Todo oscila: el cielo y la tierra, y el aire y el agua, y el Señor mismo, ahí personificado. Y la visión de todo ello ha hecho de Caber el servidor de su Dios.
A el se aferran millones de seres; en el se columpian la luna y el sol en su carrera. Transcurren millones de edades y el columpio sigue en su movimiento.
Columpio donde están suspendidos todos los seres y todos los mundos y cuya oscilación nunca cesa.
Entre los polos de lo consciente y de lo inconsciente, el espíritu oscila.
Allí, mi Señor se revela a Si mismo, y el perfume del sándalo y de las flores se esparce en todos los dominios del espacio.
Allí, millones de Zarasai, diosas de la música, tañen la vina.
Allí, millones de Indra y de innumerables semidioses tienen al cielo por morada.
Sumérgete en ese océano de dulzura y deja que vuelen lejos todos los errores de la vida y de la muerte.
¿Sabéis como dicen su adoración los instantes? Blandiendo su circulo de luces, el universo, día y noche, canta adorando. Allí, dice Caber, la adoración no cesa jamás.
Con toda simplicidad me uniré con la simple Unidad.
Si hay lujuria, ¿como puede haber amor? Donde esta el amor, no existe la lujuria. Empuña la espada y corre a la batalla.
Donde hay conocimiento, ¿puede persistir la ignorancia? Y si hay ignorancia, el conocimiento debe perecer.
El cuerpo y el espíritu desbordan felicidad cuando los toca Su gozo infinito.
Esta inmerso en toda conciencia, en todo jubilo, en todo dolor.
No tiene principio ni fin.
Contienes entero en su Beatitud.
La misericordia de mi verdadero Maestro es la que me ha dado a conocer lo desconocido.
Por el se caminar sin pies, ver sin ojos, oír sin orejas, beber sin labios, volar sin alas. En el país donde no hay ni sol, ni luna, ni noche, ni día, he amado y he meditado. Sin comer he saboreado la dulzura del néctar; sin agua he aplacado mi sed.
El gozo compartido es la plenitud del gozo. ¿Ante quien podía expresarse jamás? Mi Maestro es mas grande que los mundos, e inmensa la buena ventura de su discípulo.
Ante lo incondicionado danza lo condicionado.
Tu y yo no somos mas que uno, proclaman las trompetas.
Solo despierta aquella cuyo corazón esta traspasado por las flechas de su palabra.
Fue en Benarés donde tuve una revelación repentina, y Remanando me ilumino. Traía conmigo la sed del infinito, he acudido a la cita de mi Dios.
En el coto cerrado de nuestro cuerpo se libra una gran guerra contra las pasiones, la cólera, el orgullo y la envidia.
Si digo que esta fuera de mi, miento.
¿Como podría yo jamás pronunciar esas palabras misteriosas? ¿Como podría yo decir: el no es como esto y es como aquello? Si digo que el esta en mi, el universo se escandaliza de mis palabras.
óyeme, amigo mío: mi Señor bien amado se halla en ese vaso.
En el resuena la voz del Eterno, que hace surgir la primavera.
En ese vaso están los siete océanos y las innumerables estrellas. Dentro están el artífice y su piedra de toque.
El vaso terrestre acuna las campiñas y los boscajes; en el se halla el Creador.
Caber es bendito porque goza de esta visión suprema.
El Alma suprema se ve en el interior del alma.
Es lo limitado y lo ilimitado, y mas allá de lo limitado y de lo ilimitado, es el Ser puro.
Es la forma múltiple, el espacio infinito. Es el aliento, la palabra, la idea.
Cuando el sol brilla, ¿donde esta la noche? Y es de noche cuando el sol ha retirado su luz.
Es Brahma, la criatura y la ilusión.
Cuando me instruí en la doctrina de los ascetas, Brahma no estaba coronado, ni Vishnu ungido de rey, ni había nacido aun la potencia de Shiva.
El hogar es la morada verdadera; en el hogar esta lo real, el hogar hace que alcancemos a Aquel que es realidad.
Pero la batalla de aquel que busca la Verdad prosigue día y noche, y sin que cese mientras dura su vida.
La cerradura del error cierra la cancela: ábrela con la llave del amor.
Al abrir la puerta, despertaras al Bien amado.
No pases, ¡oh, hermano!, sin aprovechar tan buena ventura.
El cuerpo, ¡oh, amigo!, es Su lira.
Tiende las cuerdas y hace sonar la melodía de Brahma.
Si las clavijas se aflojan o las cuerdas se rompen, entonces, instrumento de polvo, vuelve el cuerpo al polvo.
Solo Brahma y ningún otro puede crear semejantes melodías.
Amo muy de veras a quien puede devolver su hogar al viajero extraviado.
En el hogar esta la verdadera unión, en el hogar esta la dicha de la vida.
¿Por que abandonare mi hogar para andar errante por el bosque? Si Brahma me hace alcanzar la verdad, hallare en el hogar la servidumbre y la libertad a un tiempo.
Amo a quien tiene el poder de hundirse profundamente en el seno de Brahma, a quien posee la facultad de sumirse en la contemplación.
Combate, ¡oh, hermano!, mientras dure tu vida. Corta la cabeza de tu enemigo para darle así una muerte rápida.
Amo a quien puede ejecutar la melodía del infinito, uniendo en su vida el amor y el sacrificio.
Vuélvete luego, para inclinar la frente ante el triunfo de tu Rey. El hombre valiente no abandona jamás el combate; el que huye no es un verdadero combatiente.
Quedate, pues, donde estas y todo lo tendrás a su tiempo.
Nada mejor, ¡oh, santo hombre!, que unirse simplemente a el.
Desde el día en que halle a mi Dios, los juegos de nuestro amor ya no han cesado. No cierro los ojos, no tapo mis oídos, no mortifico mi cuerpo.
Miro con los ojos muy abiertos, sonrió, y por doquiera contemplo Su hermosura. Murmuro su nombre, y todo cuanto veo me habla de el.
Todos mis actos constituyen un culto que rindo a mi Dios.
La aurora y el crepúsculo me parecen iguales.
Pues el guerrero combate durante unas horas y la lucha de la vida con la muerte concluye muy pronto.
Su voto es mas difícil de cumplir que el del guerrero o el de la viuda que quiere reunirse con su esposo.
Denodado y áspero combate el que libra aquel que busca la Verdad.
Cuando un valeroso caballero entra en liza, la multitud de los cobardes se pone en fuga.
Donde mas arrecia la batalla es en el Reino de la Verdad, del contentamiento y de la pureza, y la espada mas activa es la tizona que lleva su nombre.
Es el espíritu inmanente en Brahma y en la criatura.
Amo a quien conoce a Brahma y puede quedarse en meditación sobre su suprema Verdad.
Se guarece a la sombra del amor.
¿Que amor es, pues, este amor mío? No tengo hambre; no tengo sueño; nunca hallo reposo, ni en el ni fuera de el.
Ven a mi casa, ¡oh, mi Bien amado! Cuando me llaman tu prometida me avergüenzo de que mi corazón aun no haya poseído tu corazón.
¡Tristes están mi espíritu y mi cuerpo! Te necesitan.
el mismo es el árbol, el grano y el germen. el mismo es la flor, el fruto y la sombra. el es el sol, la luz y todo lo que se ilumina.
Cual el ave nocturna contempla la luna en la noche, así eres tu, mi Señor, y yo soy tu esclavo.
El punto ultimo se ve en el Alma suprema. Y en ese punto aun se reflejan las creaciones.
Tu Señor esta en ti; ¿a que abrir los ojos hacia el mundo exterior? óyeme, hermano mío: mi Señor me ha arrebatado y me ha unido a el.
Los montes, el océano y la tierra danzan. Entre sollozos y carcajadas la humanidad danza.
Locas de jubilo, la vida y la muerte danzan al ritmo de esa música.
¡Danza, corazón mío! Danza hoy de gozo. Los canticos de amor llenan de música los días y las noches, y el mundo vive atento a sus melodías.
Las puertas del cielo están abiertas; entro en el templo; encuentro a mi Esposo y deposito a sus pies la ofrenda de mi cuerpo y de mi espíritu.
Suspiro pensando en la cita que ha de darme mi Bien amado y ya no siento el placer de vivir en la casa paterna.
Como el agua para el sediento, así es el Novio para la novia.
Duerme en el seno de lo inaccesible, de lo infinito y de lo eterno, y nadie sabe cuando echa a volar; y nadie sabe cuando ha de volver. Profundo es el misterio, ¡oh, santo hermano! Deja que los sabios descubran la morada del ave.
Desde el comienzo hasta el fin de los tiempos esta el amor entre Tu y yo. ¿Como podría extinguirse ese amor? Cual el rio penetra en el océano, así mi corazón penetra en ti.
Las contradicciones ya no existen para mi. Por doquiera que voy, en el me afano.
Todo cuanto hago lo hago en Su servicio. Al acostarme me prosterno a Sus pies. Solo el es adorable a mis ojos; no conozco otro.
óyeme, hermano mío, pocos son los que han hecho ese descubrimiento.
De mi boca ya no salen palabras impuras. Día y noche canto Sus alabanzas.
Y surgirá mi amor.
¡Marcha, oh, Gorka, al ritmo de esa música!
Nadie sabe donde esta.
¿Y quien podrá decir el estribillo de su canción? Entre lo mas espeso y sombrío del ramaje, allí tiene su nido. Viene de noche y echa a volar por la mañana. Yo no la comprendo.
Nadie puede decirme que ave es esa, la que canta en mi alma.
Sus plumas no tienen color ni dejan de tenerlo.
No tiene forma ni perfil.
Ven, ¡oh, Chamadas! y contempla el triunfo de mi Señor omnipotente.
Día y noche me apesadumbra una cruel angustia y no puedo dormir.
La criatura esta en Brahma y Brahma esta en la criatura; son para siempre distintos; aunque estén para siempre unidos.
Que el trabajo no tenga otro afán que el conocimiento.
¿Como podría quebrarse el amor que nos une? Cual la hoja del loto reposando sobre el agua, así eres tu, mi Señor, y yo soy tu esclavo.
Alcanzado el conocimiento, déjese el afán. El afán de la flor es el fruto; cuando el fruto madura, la flor se marchita.
¿Quien le llevara el mensaje a mi Bien amado? Caber esta angustiado. Agoniza de no haberlo visto.
El ciervo contiene el almizcle, aunque no lo busca en si mismo sino husmeándolo en la hierba.
Así, en tanto que el hombre reclame el Yo y lo Mío, sus obras serán como cero. Cuando todo amor del yo y de lo mío haya muerto, entonces es cuando se consumara la obra del Señor.
La luna esta en mi, lo mismo que el sol. Sin que lo toquen, el tambor de la eternidad resuena en mi interior; pero mis oídos sordos no pueden oírlo.
La luna brilla en mi interior; pero mis ojos ciegos no pueden verla.
Cuando se revela a si mismo, Brahma descubre lo invisible.
Como el grano esta en la planta; como la sombra en el árbol; como el espacio en el cielo; como infinidad de formas están en el espacio, así, desde el mas allá del Infinito, el Infinito viene, y el infinito se prolonga en lo finito.
¡Despierta, despiértate! Mira: tu lecho esta vacío. Durante la noche, el te ha abandonado.
¡Despierta, oh, amiga, no duermas mas! Se acabo la noche; ¿quieres perder también la jornada? Otras que despertaron a tiempo, ya recibieron sus joyas.
Todo lo perdiste tu, ¡oh, loca!, durante el sueño.
Tu Amado es prudente, y tu insensata, ¡oh, mujer! Nunca preparaste el lecho de tu esposo. Te pasaste los días en inútiles juegos.
Tu juventud se ha marchitado en vano, puesto que no has conocido a tu Señor.
Cuando el espíritu se libera, arrojando a Maya, aun se queda prendido en la letra.
óyeme bien, querido Saha: la verdadera senda no es fácil de encontrar.
La tristeza es un muro entre dos jardines.
El nombre de Cristo significa en griego -el ungido- y viene a ser un titulo equivalente al de Mesías. La vida de Jesús esta narrada en los Evangelios.
Santa Caber dice: El alma es una entidad Consciente y no puede recibir alivio de ningún articulo material. La tecnología no trae felicidad a la gente.
Los dioses del pasado están muertos y no los podemos resucitar. Ya no son relevantes para la conciencia humana; han sido creados por una mente torpe.