CITAS EXCELENTES DAYA MATA
Asocia con Dios todo lo que suceda en tu vida.
Lo que en realidad soy es ese maravilloso estado de conciencia que percibo en mi interior.
Las escrituras sagradas de todo el mundo afirman que estamos hechos a imagen de Dios.
En ese claro y apacible lago de la conciencia, podemos contemplar entonces la imagen de Dios que se refleja en nuestro interior.
Descubrieron que, mediante ciertas técnicas científicas, es posible aquietar la mente de tal modo que no subsista la mas mínima ondulación de pensamientos agitados que la perturben o distraigan.
Nuestra relación con Dios se vuelve muy dulce y sencilla cuando procuramos recordar lo cerca que el esta de nosotros en todo momento.
Tanto aquí como en el extranjero, la gente se acerca y me dice: «¿Como le es posible permanecer sentada e inmóvil en meditación durante tantas horas? ¿Que es lo que hace durante esos periodos de quietud?».
Cuando las practicas de manera correcta, sientes realmente que estas nadando en un profundo océano de paz.
Cuando algo bueno o hermoso engalane tu existencia, considera que viene de Dios.
Cuando invocamos a Dios desde la profunda quietud del corazón con el anhelo puro y sincero de conocerle, de sentir todo su amor, obtenemos infaliblemente su respuesta.
En todo corazón humano existe un vacío que solo Dios como amigo intimo y querido puede llenar. Así pues, haz que la prioridad de tu vida sea encontrar a Dios.
Cuando alguien diga algo amable acerca de ti, oye la voz de Dios que resuena en el fondo de esas palabras.
Siempre que alguien te preste su ayuda, reconoce en dicho gesto la mano de Dios que te otorga esa gracia.
El Señor esta ansioso por ayudarnos a escapar de maya, de este conflictivo mundo de la dualidad.
Los yoguis de la antigua India desarrollaron la ciencia de la religión.
La paz y la armonía que todo el mundo busca con tanto apremio no puede obtenerse de las cosas materiales ni de ninguna experiencia externa .
El propósito de la adversidad no es destruirnos ni castigarnos, sino ayudarnos a despertar la invencibilidad en nuestras almas.
¿Por que los seres humanos se hallan atormentados por esta clase de experiencias? Por una razón: han olvidado a Dios, han olvidado a Aquel que nos ha creado a todos.
Se me parte el corazón cuando veo a personas cuyas mentes están atribuladas por multitud de problemas —frustraciones, desdichas, decepciones—.
Pase lo que pase a nuestro alrededor, cuando penetramos en ese santuario de silencio que se encuentra en el alma, sentimos la bienaventurada presencia de Dios y recibimos su paz y fortaleza.
En el interior de cada uno de nosotros existe un templo de quietud que no permite la intromisión del alboroto mundano.
Contaras con una fortaleza interior que te permitirá decir: «Muy bien, afrontare este obstáculo y lo superare».
Existen varios puntos básicos que nos permiten desarrollar una actividad muy intensa sin perder, no obstante, nuestra paz o equilibrio interior.
El secreto para que todas las circunstancias exteriores de tu vida se llenen de armonía consiste en establecer primeramente la armonía con tu alma y con Dios.
Ese estado de paz no se puede alcanzar solo por medio del pensamiento o la imaginación, pues se encuentra mas allá de la mente consciente y de los procesos de pensamiento.
Solo cuando elevamos la conciencia hasta los centros superiores de percepción nos es posible comprobar que estamos hechos a imagen de Dios.
La Biblia dice: «Aquietaos y sabed que Yo soy Dios». En esto consiste el yoga.
El devoto debe olvidar su pequeño ego si aspira a recordar que esta hecho a la divina imagen de Dios, que es inmortal y siempre consciente.
Por medio de la meditación llegamos a olvidarnos de nosotros y pensamos mas bien en nuestra relación con Dios y en como servirle en los demás.
Comienza el día anclando tu mente en esa tranquilidad interior.
Debemos disfrutar de la vida con la conciencia de que estamos compartiendo nuestras experiencias con Aquel que posee bondad, comprensión y amor supremos.
Dedica diariamente un poco de tiempo a retirarte del mundo y a recoger tu mente para tratar de sentir la presencia de Dios.
Permanecer en el templo interior no nos aleja de nuestros seres queridos, sino que mas bien suaviza, fortalece y hace mas permanentes todas nuestras relaciones con los demás.
Deberíamos buscar a Dios, pues el es la Fuente de toda sabiduría, amor, bienaventuranza y plenitud.
Lo que esta sujeto al cambio lleva en si la semilla de la desilusión; de manera que, tarde o temprano, el barco de nuestras aspiraciones terrenales encallara en los arrecifes de la decepción.
Todo el universo material es esencialmente efímero y se encuentra en constante cambio.
Cada vez que se esfuerza por hallar la felicidad duradera por medio de las percepciones sensoriales, sus esperanzas, su entusiasmo y sus deseos se estrellan contra las rocas de una profunda frustración y desencanto.
El ser humano no es el cuerpo ni la mente; su naturaleza es espíritu, el alma inmortal.
Si tratamos de obtener manifestaciones milagrosas o resultados extraordinarios en nuestra búsqueda de Dios, es muy probable que pasemos por alto las diversas maneras en que continuamente el se acerca a nosotros.
Cuando acudimos directamente al Manantial de donde proceden todos los amores, bebemos de una fuente que nos satisface mas allá de todo lo que pudiéramos imaginar.
No concibas a Dios como una mera palabra, ni como un extraño, ni como alguien que mora en las alturas a la espera de juzgarte y castigarte.
No es necesario hablar mucho sobre el templo interior. Ahí podemos estar a solas con Dios.
Dios nos ha dado a cada uno de nosotros un apacible templo interior, donde ninguna otra persona puede entrar.
Haz que la prioridad de tu vida sea encontrar a Dios.
En todo corazón humano existe un vacío que solo Dios puede llenar.
Sea cual sea el aspecto en que concibas a la Divinidad, Dios es aquello para ti.
Si hemos conseguido establecer en nuestro interior una dulce y tierna relación con Dios, jamás nos sentiremos solos ni abandonados.
El hombre fue dotado de una mente y de un cuerpo con cinco sentidos, a través de los cuales percibe este mundo finito y se identifica con el.
El amor del padre esta frecuentemente condicionado por la razón y por el merito del hijo.
Cultiva una relación mas personal con Dios, considerándote como su hijo, su amigo o su devoto.
Para mi, conversar con Dios, hablándole como a un amigo intimo y querido, constituye una forma de oración mas natural, personal y eficaz.
Ni siquiera me gusta emplear la palabra oración, porque parece sugerir una suplica ceremoniosa y unilateral dirigida a Dios.
Basta un solo pensamiento expresado repetidamente desde las profundidades del alma para atraer la grandiosa respuesta divina.
Lo que conmueve el corazón de Dios no son necesariamente las oraciones prolongadas.
La dulce presencia del Amado Divino se convierte así en la Realidad suprema, que transforma nuestra vida y colma el alma de satisfacción.
Dios es el origen de nuestro ser, el origen de toda vida. Y hemos sido creados a su imagen. Al encontrarle, percibiremos esta verdad.
El amor de la madre es incondicional: en lo que respecta a su hijo, ella es todo amor, compasión y perdón.
Cultivar una relación amorosa con Dios.
En mi relación con Dios, prefiero pensar en la Divinidad bajo el aspecto de Madre.
El alma experimenta una maravillosa liberación cuando puedes desahogarte con Dios.
El Divino Amado es el primero a quien deberías acudir con todos los problemas que tengas.
Tememos reconocer ante Dios todo aquello que causa una profunda preocupación en nuestra alma, en nuestro corazón y en nuestra conciencia.
Una de nuestras grandes flaquezas consiste en tenerle miedo a Dios.
Las personas que nunca meditan no pueden llegar a experimentar la enorme paz que inunda la conciencia cuando esta se recoge profundamente en el interior.
Cuando invocamos a Dios desde la profunda quietud del corazón —con el anhelo puro y sincero de conocerle, de sentir su amor—, obtenemos infaliblemente su respuesta.
No es realista hablar de paz entre las naciones si los habitantes de esas naciones no están en paz.
Siempre que experimentes alguna agradable bendición, di interiormente: Gracias, Dios.
La gente supone que cuando busca a Dios debe ser ¡extremadamente solemne!; pero la falsa piedad no pertenece al alma.
Hoy en día, las personas no saben como disfrutar de las cosas sencillas.
Mi corazón se estremece de gratitud al reflexionar sobre todo lo que la existencia ha traído al mundo.
Estoy hecho a imagen de la bienaventuranza y del amor de Dios.
Se sienten tan hastiadas de todo que nada las satisface: demasiado estimuladas externamente, pero famélicas y vacías en su interior, necesitan beber o tomar drogas para evadirse.
La verdadera espiritualidad comienza cuando incluimos a los demás en nuestro propio deseo de bienestar, cuando expandimos nuestros pensamientos mas allá del «yo, mi y mío».
Pero incluso las escenas mas inspiradoras no te proporcionaran paz si tu ser se encuentra en desarmonía.
La meditación nos ayuda a vincular nuestra vida externa con los valores interiores del alma como ninguna otra cosa en el mundo puede hacerlo.
Y no se puede estar en paz con el prójimo —ni aun con los miembros del propio hogar— si no se esta en paz con uno mismo.
Es enormemente gratificante reconocer lo bueno de cada momento, de cada experiencia, mirando al Dador con corazón agradecido.
Dios es nuestro Partidario Eterno, y cuando nos volvemos hacia el, anclamos nuestra vida en un amor que perdurara eternamente.
La idea de dar gracias a Dios incluso en medio de las desgracias es muy hermosa.
A veces el mayor motivo de gratitud esta oculto en las dificultades con las que nos enfrentamos, porque estas nos ayudan a volvernos seres humanos mas fuertes, comprensivos y compasivos.
Cultiva el habito de agradecer todo lo bueno de la vida, no dando nada por sentado, ni siquiera las cosas pequeñas.
Si el odio nos invade, de igual modo, recibiremos odio.
Los prejuicios y la estrechez mental —dos grandes debilidades de la naturaleza humana— deben desaparecer.
El pensamiento posee un poder inmenso. Cada acción proviene del pensamiento.
Un profundo sentimiento de gratitud ennoblece nuestra vida y las de las personas con quienes nos relaciónanos.
El éxito de una persona no puede medirse por lo que posee, sino únicamente por lo que ella es y por lo que es capaz de dar de si misma a los demás.
Si vemos a nuestro alrededor con los ojos de la sabiduría, descubriremos que es obvio que las condiciones mundiales obligaran a la humanidad a desarrollar una relación mas intima con Dios.
La gratitud contribuye al amor y la felicidad. El reconocimiento de que toda experiencia nos enseña amar, ayuda a desarrollar un espíritu de gratitud.
Todas las dificultades por las que Dios permite que pasemos son necesarias para acelerar nuestro retorno a el.
Todo en el mundo finito es el resultado del pensamiento. Es la fuerza mas poderosa del universo, y puede ejercer influencia en las vidas, comunidades y las naciones.
Si sentimos un gran resentimiento hacia un cierto grupo de personas, es un hecho que estamos sembrando las semillas de la enemistad que algún día habremos de cosechar.
Reconocer las experiencias ayudan al desarrollo de un espíritu de gratitud.
A los ojos de Dios, nadie es superior ni inferior; todos somos sus hijos.
Si abrigamos muchos prejuicios, en esa misma forma cosecharemos prejuicios.
Pero a estas interminablemente variadas floraciones de la individualidad humana las une un principio básico como si fuese una guirnalda: Dios.
Nuestra esfera terrena, que hace algunos siglos parecía tan enorme, hablando comparativamente se ha reducido al tamaño de una naranja.
Quien logra ser espiritualmente equilibrado es verdaderamente exitoso.
La gratitud es la cualidad que nos acerca a la fuente esencial de todo amor.