La iluminación espiritual

Amor y emociones ardientes

POR: JEBUNA

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Una pasión emocionante

La palabra enardecida que mueve masas.

Una actitud ciega frente a determinada situación con pasión desenfrena, contagia y absorbe a un hipnotismo colectivo. Mientras más fanáticas sean las emociones, más arrastran, más corrompen. Qué peligro. Solo el estar sereno, sin intervenir, te permite ambular impenetrable por los senderos de oscuridad agrupadora. La emoción del otro no es tu emoción, debes tener esto claro cuando te mezcles con las masas, no te dejes volver ciego por pasiones religiosas.

El emocionante discurso de Adolfo Hitler con su elocuente palabra es un ejemplo claro del poder que tiene la agitación. El predicador, el político, el rezandero, el hablador, el dictador, utilizan la palabra para seducir a sus adeptos. El ingenuo ignorante es presa fácil, cae redondo. Toda esa palabrería con tanta intensidad contagia al instante.

El fervor que vemos a diario es programado. Rezos, adoraciones y ceremonias junto a ídolos y a santos de piedra muestra claramente lo perdidos que podemos estar. El verdadero fervor está en los que respetan la vida y la aman, en los que son libres y buscan la verdad, en los que viven el aquí y el ahora, está en los que su consciencia tiene el control de sus emociones, hay felicidad, pero una felicidad consciente.

CONCLUSIÓN

Si en tu ser hay una emoción ardiente que sea por amor a la vida, que sea en honor a la verdad, que sea un desenfreno al amor puro. Señores, hasta que no exista este deseo ardiente de comprender lo hermoso de la vida, lo sagrado del amor y lo de concluyente que es la verdad, usted continuara sumido en emociones falsas y programadas, estarás a merced de la religiosidad.

Si no hay un exterminio del fanatismo, la semilla de la oscuridad estará al asecho para brotar en cualquier momento. El verdadero amor es determinante, decidido, reina desde lo espiritual y no desde lo relativo… el verdadero amor tiene su trono en lo espiritual, a diferencia del amor mundano que apenas está librando su lucha en los ambientes de la ilusión de la mente.

Jesús, Buda, Gandhi y otros…

Predicaron la verdad, esto les dio poder a sus palabras.


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