Ejercicios de respiración
Un ciclo de respiración son cuatro etapas: inhalar, retener, exhalar y pausar Sostenerse con los pulmones vacíos sin tomar aire y empezar otro ciclo.
OSCAR AGUIRRE RAMIREZ
LA RESPIRACIÓN MILENARIA
Es la doctrina más avanzada del ser humano.
En este ejercicio se trata de aguzar el sentido del oído, para escuchar los ruidos más lejanos posibles e ignorar los sonidos cercanos; también es posible combinar ambos métodos de atención -vista y oído-, para lograr una mayor concentración.
Eventualmente con la práctica recurrente de estos ejercicios de meditación, algunas personas pueden visualizar -manteniendo los parpados cerrados y la mirada enfocada en el entrecejo-, una luz en forma de aro, que puede ser amarilla, blanca o de otros colores. Esto de los colores -del aro de luz- algunos maestros de disciplinas orientales lo relacionan con ciertos puntos del cuerpo humano, que se ubican a lo largo de la columna vertebral desde el extremo inferior de esta, hasta la parte superior de la cabeza. Esos puntos se denominan Chacras, que es una palabra persa que significa rueda. Te aclaro que esto es parte de cierta doctrina más avanzada y que requiere mucha practica, tiempo, dedicación, estudio y quizá la guía de un maestro.
LA MEDITACIÓN
- Abuelo… ¿Cuántas horas he dormido?
- Algo así… como unas cuatro horas.
- ¿Y usted no durmió?
- Sí, pero menos tiempo que tú, mientras dormías, aproveche el silencio y el encanto de este precioso y mágico lugar, para meditar un poco.
- Entonces no descansó.
- Si bien no dormí mucho, descansé lo suficiente, y con la meditación me recargo de energía positiva.
- ¿Y al meditar que se siente?
- Al sentarse a meditar, se descubre que puedes estar en paz contigo, recibes la gracia divina, te llenas de amor, tranquilidad, gozo, alegría de vivir…
- Bueno… ¿Y que es meditar?
- Es un ejercicio en el que se combina lo físico y lo mental, con el objetivo de retirar toda la tensión de la mente, que es la loca de la casa. Es esforzarse en callarla por un rato y estar en pleno silencio mental, en paz, conectado con la energía de Dios todo poderoso y sentir la fuerza del universo fluyendo a través de uno.
- ¿Por qué no me enseña a meditar?
- Berti, es lo más sencillo de este mundo.
- Pues, yo no sé cómo hacerlo.
- Es muy simple, adoptas la posición que tú quieras: acostada, sentada, de pies o en cualquier posición, en la que más cómoda te encuentres. Te relajas, que no es otra cosa que aflojar todos los músculos, que no quede ninguno tenso.
Si lo haces sentada en una silla o su equivalente, -que es la posición más recomendable para empezar-, ojala la silla tenga una altura del asiento al piso que te permita tener los pies completamente apoyados en el suelo y las piernas en una posición no forzada, se debe mantener la espalda recta, sin recostarse, la cabeza mirando al frente -ni agachada ni levantada-, esta posición ayuda a estar alerta pero relajada, -relajarse es muy importante-. Colocas las manos con los dedos estirados sobre los muslos, tocando con la yema del dedo del corazón en el centro del muslo un poco antes de las rodillas, donde se percibe una ligera hondonada. Los pies deben estar apoyados en el suelo, en forma paralela -igual la distancia entre los talones y entre las puntas de los pies-, o sea que las puntas de los pies estén dirigidas o apunten hacia delante y no a los lados como parada de pato.
Y… ¿eso es todo?
Después de tomar la posición adecuada, cierras los parpados y diriges la mirada de manera sostenida, al centro de las dos cejas.
¿Y si tengo los ojos cerrados, como dirijo la mirada?
Es cuestión de tener los ojos enfocados hacia ese punto -el entrecejo-. Se trata de mantener la atención centrada en un lugar, para obtener una mejor concentración mental.
Y luego… ¿Qué hago?
Cuando hayas tomado la posición más conveniente para ti, estés relajada y tengas la mirada enfocada en el entrecejo, entonces empiezas a respirar de manera controlada y rítmica.
Me explico: Un ciclo de respiración tiene cuatro tiempos, fases o etapas; primero inhalas el aire solo por la nariz -sin hacer ruido- llenas el abdomen, continúas inhalando hasta llenar la parte superior del tórax; segundo retienes el aire; tercero lo exhalas -solo por la nariz y sin ruido alguno-; por ultimo -cuarta etapa- haces una pausa, antes de empezar con el siguiente ciclo.
En conclusión un ciclo de respiración son cuatro etapas: inhalar, retener el aire, exhalar, pausa –sostenerse con los pulmones vacios sin tomar aire-, y volver a empezar otro ciclo.
Para las etapas o fases del ciclo de respiración, existen diversas opciones, que tienen que ver con el tiempo en que se realiza cada una de ellas.
Inicialmente -mientras se respira rítmicamente por reflejo condicionado o sea sin pensar en ello-, el asunto es contar mental y pausadamente así: uno…, dos…, tres…, cuatro…, cinco, mientras se realiza cada una de las fases de un ciclo.
Puedes contar mentalmente de la siguiente manera: de uno a siete para la inhalación; de uno a cuatro para la retención; de uno a siete para la exhalación; de uno a cuatro para la pausa. O sea: siete, cuatro, siete, cuatro.
También pueden ser tiempos de uno a cinco para cada una de las cuatro etapas. Este es el ciclo que me resultó a mí más cómodo y al cual me acostumbre.
De hecho pueden variarse los tiempos de las fases, pero manteniendo el orden. Una maestra rusa, recomienda ciclos con fases de respiración así: cuatro -inhalando-, nueve -reteniendo-, cuatro -exhalando-, nueve -pausa-; este un ciclo muy exigente y es para personas bastante experimentadas.
Se lleva la cuenta del tiempo, solo en las primeras veces o semanas en que se realiza el ejercicio, cuando se adquiere el ritmo de la respiración ya no es necesario pensar en ello.
La verdad es que ni la posición del cuerpo, ni los tiempos en las fases de la respiración son lo más importante, en cualquier caso, lo que importa es buscar cómo se acomoda mejor cada quien, para relajarse por un periodo de tiempo predeterminado y así entrar en un estado de quietud física y mental.
La posición del cuerpo, el ritmo de la respiración y la posición de la mirada, tienen como objetivo trascendental parar los pensamientos, aquietar la mente, -que es la esencia de la meditación-, silenciar el ruido mental, acallar la lora interior de la mente que constantemente nos está llenando la cabeza de pensamientos.
Después que te encuentres en la posición elegida y respirando de manera rítmica -sin tener que contar-, concentras tu atención en sentir el fluir de la energía por tu cuerpo. Primero en los pies, en las piernas, en las manos y los brazos, luego fluyendo desde los pies a través de las pantorrillas y muslos, continúa subiendo por la columna hasta la parte superior de la cabeza, y en sentido contrario, de la cabeza a los pies.
Una buena opción para sentir mejor esta sensación de energía, es sincronizar el pensamiento y las fases del ciclo de respiración de la siguiente manera: Cuando se está inhalando se repite mentalmente Me estoy cargando con la energía positiva que irradia Dios Padre Creador del universo, las veces que logres repetir la frase -pausadamente-, hasta terminar la fase de llenado de los pulmones y la fase de retención del aire.
Al exhalar se repite Estoy eliminando toxinas, iras, rabias, rencores, resentimientos y todos los temores. también -pausadamente-, se repite las veces que alcances hasta terminar la fase de pausa sin aire en los pulmones.
Cabe anotar que cuando se está llenando de aire los pulmones, el abdomen se debe expandir al máximo y continuar inhalando hasta llenar la parte superior del tórax, sin pasar el aire de la parte baja a la parte superior de los pulmones, y cuando se está exhalando se deben vaciar completamente, hasta sentir que la parte anterior del vientre se pega a la columna vertebral.
Luego cuando la mente no se tenga ocupada ni en contar, ni repetir las frases anteriores, se continua respirando de manera rítmica y el pensamiento se debe concentrar en el Nombre de Dios, -no en una imagen preconcebida, ni masculina ni femenina-, sino repitiendo de manera mental el Nombre de Dios, sin darle ningún calificativo ni pedir nada. Por ejemplo: Dios…, Dios…, Dios…, o Padre…, Padre…, Padre…
También en vez de dirigir la mirada al entrecejo puedes centrar tú atención en el silencio, dicen que lo más parecido a Dios, es el silencio.