Poder escuchar
Cuento zen con moraleja
Él escucha intelectual es no escuchar en absoluto. La forma correcta es no poner tu mente en medio y me dejes llegar hasta tu ser interno sin barreras.
Cuento zen para poder escuchar
Paseaba un filósofo por los jardines del palacio cuando de pronto, oyó cantar a un pájaro. Embelesado, se detuvo a escuchar. Le pareció que nunca hasta entonces había escuchado, lo que se dice «ESCUCHAR» el canto de un pájaro.
Cuando el pájaro dejó de cantar, el filósofo regresó al palacio y, para su consternación, descubrió que era de vital importancia saber escuchar para los demás filósofos, y viceversa.
Los virtuosos pasaron largo tiempo hasta que tanto ellos como él descubrieron que había tardado mucho profundizando en la escucha hasta el punto de su entendimiento fue total. En consecuencia, el tiempo se había detenido, y sus mentes se habrían introducido en la eternidad.
MORALEJA
Pensar resulta perfecto cuando se descubre la intemporalidad. La intemporalidad se descubre a través de la claridad de percepción. La percepción se hace clara cuando se libera de los prejuicios y de toda consideración de pérdida o provecho personal. Entonces lo oculto se revela a los ojos del intelectual, y el corazón se llena de asombro.
Si escuchas intelectualmente te estás perdiendo, no algo, sino todo. La escucha intelectual es una especie de sordera. Cuando se dice algo, puedes escuchar la palabra. Tienes una mente, y en tu mente una biblioteca con todos los prejuicios, filosofías, ideologías. La palabra tiene que pasar a través de todos esos patrones preconcebidos, y para cuando llega a ti ya no es la misma.
Pasando por el proceso de escucha intelectual ha cambiado tantas veces que cuando llega es absolutamente otra cosa. Y, sin embargo, racionalmente parece ser lo correcto; encaja en tu mente. El proceso de escucha se las ha arreglado para cortado aquí y allá, cambiarlo aquí y allá; coloreado aquí y allá; para hacer de ello lo que tú quieres que sea no lo que es. Y estarás de acuerdo en que se convierte en tu propia idea: no tiene nada que ver con la realidad.
Escuchar intelectualmente es no escuchar en absoluto. Es una forma de evitación. La forma correcta es que no pongas tu mente en medio y me dejes llegar hasta tu ser más interno sin barreras. Entonces habrá un entendimiento. Entonces habrá una comunión, una escucha real. Porque has cambiado en el proceso mismo de escucha.