La novela por la mitad

Cuento zen con moraleja

La vida siempre está en la mitad. Siempre estás en el medio, no conoces el principio. Las religiones de alguna forma tratan de suministrar el principio.

Imagen del cuento: La novela por la mitad

Cuento zen sobre la mitad en la vida

Las ficciones son solo reflejos de la vida; ¿Cómo pueden superar a la vida? Las ficciones son únicamente parte de la vida. La vida es una totalidad muy complicada: no tiene principio ni fin. Tus ficciones empiezan y terminan.

Existe una persona que siempre empieza a leer las novelas por la mitad.

Le preguntaron: ¿Qué sentido tiene?

Él dijo: De esta forma mantengo durante más tiempo el suspenso: no conozco el final, ni tampoco el principio. Si empiezas desde el principio solo tienes curiosidad por el final. Yo soy curioso por los dos lados...

¡Así lo disfruto más!

MORALEJA

La vida es así, siempre está en la mitad. Siempre estás en el medio, no conoces el principio. Las religiones de alguna forma han tratado de suministrar el principio. Todas esas filosofías sobre cómo empezó el mundo son solo tonterías, porque el mundo nunca empezó. Siempre ha estado en el medio. Ese es el misterio, pero la mente anhela un principio.

Y luego hay personas que suministran las respuestas. Dicen: Cierto día Dios creó el mundo. ¿Y qué ha estado haciendo él antes de eso? ¿Y cuánto tiempo lleva sentado?

Los cristianos dicen: Dios creó el mundo cuatro mil cuatro años antes de Jesús. Empezó un lunes determinado, terminó el sábado por la tarde y el domingo descansó. Entonces, ¿qué hacía antes? ¡Inmensa eternidad! Debió de aburrirse. De hecho, Eva quizá se volvió loca.

El mundo nunca empezó. ¿Cómo puede tener un principio la totalidad? Quizá puedes llegar a concebir el principio, pero entonces necesitarás algunas cosas antes del principio y ya no será el principio. Necesitarás espacio. Dios dice: ¡Que se haga la luz! Pero ¿en dónde? Hará falta un dónde. Hará falta un tiempo. ¿Cómo puede empezar un lunes de repente sin tiempo? Antes hace falta un domingo, de otra forma, ¿cómo le vas a llamar lunes? Sería un absurdo.

No, el mundo no tiene principio y tampoco tiene final. Simplemente, sigue existiendo, y todo es tan complicado, todo está tan entrelazado con todo lo demás que nada se halla separado. Yo estoy en ti, tú estás en mí. Tú estás en los árboles, los árboles están en ti. Las rocas están en ti, tú estás en las rocas. La esquina más alejada -si es que hay alguna- está conectada contigo.

Toca un pequeño guijarro y has tocado toda la existencia.

Toca la realidad en cualquier lugar y tocarás el todo. Y el todo es inmenso, es infinito.

La vida es muy extraña porque es un gran misterio.