Anhelar a Dios con fuerza
Cuento zen con moraleja
Solo puedes anhelar a Dios con toda tu fuerza si estás dispuesto a poner todo tu ser en la búsqueda, han de involucrarte con todo tu corazón y todo tu ser.
Cuento zen sobre la lucha
He oído una historia sobre un místico sufí.
Una vez, un joven se acercó a un místico sufí cuando este estaba bañándose en el Ganges, y le preguntó cómo podía encontrar a Dios. El místico sufí lo agarró, avanzó con él por el agua, y cuando estaban bastante lejos, lo empujó con fuerza bajo el agua. El joven casi se había ahogado cuando el gurú lo soltó.
¿Por qué has hecho eso? Preguntó totalmente sorprendido el joven y aun con agua en la garganta.
Cuando anheles a Dios con tanta fuerza como anhelabas aire cuando estabas bajo el agua, replicó el místico sufí, lo encontrarás.
MORALEJA
El deseo debería volverse tan intenso que lo pones todo en juego. La pasión por buscar debería ser tan total que no permites que una sola duda te haga flaquear. La intensidad misma traerá la verdad. ¡Puede suceder en un solo momento!, solo necesitas que tu fuego interno adquiera una intensidad total.
La decisión debería ser total. Es arduo, por supuesto, pero todo el mundo tiene que pasar por esa dificultad una vez. Hay que pagar por la verdad, y no hay otra forma de pagar por ella, tienes que poner todo tu ser en el altar. Ese es el único sacrificio que se necesita.
Si la intensidad es total, la lucha ha terminado. Si quieres buscar, ponte en ello totalmente. Si no quieres buscar, olvídate completamente de ello. Entra totalmente en el mundo. Algún día llegará el momento adecuado para comenzar la búsqueda.
Si no estás dispuesto a poner todo tu ser en la búsqueda, a involucrarte con todo tu corazón, eso sencillamente muestra que aún no has acabado con el mundo. El mundo todavía te atrae, los deseos aún te persiguen. Todavía te gustaría hacerte rico, poderoso, el presidente, o algo por el estilo. La avaricia aún se esconde en tu interior. Todavía no has llegado a ese momento de consciencia en que uno se da cuenta de que el tesoro auténtico está dentro y no fuera. Entonces, entra en el mundo externo.
En un solo momento se puede acabar la lucha.
Y cuando la lucha ha terminado, uno comprende que todo estaba bien. La ganancia y la pérdida, ambas se asimilan. Errar también es parte del crecimiento, y entrar en el mundo también era parte de la búsqueda de Dios. ¡Era necesario! ¡Acaba de una vez con ello! Pero si aún no estás listo, y si intentas llegar a tu fuente interna a medias, va a ser una represión. Y la represión divide, y te aleja mucho más de Dios.