La perspectiva y Dios
Cuento zen con moraleja
Así es el ego: pensarte separado de la existencia, es perspectiva científica. Pensarte a ti, uno con la existencia, es perspectiva de la espiritualidad.
Cuento zen sobre la perspectiva
Había una vez dos hombres que discutían a propósito de la fisonomía de Dios.
¡Qué bello es! – decía uno.
¡No veo su belleza! – decía el otro.
Después de una larga y vana discusión, se dijeron el uno al otro:
¡Pidámosle la opinión a un verdadero maestro y usted verá que yo tengo razón!
El maestro les respondió: La fisonomía de Dios es como es y nada podía cambiarla; sin embargo, uno de ustedes ve a Dios bajo un plano espiritual y el otro bajo un plano científico. El maestro cuando dijo esto, no era por el placer de contradecirles sus opiniones diferentes, sino para que entendieran que cada cual lo ve bajo su perspectiva.
MORALEJA
La espiritualidad y la ciencia son dos perspectivas de la realidad. La ciencia aborda la realidad a través de lo secundario; la espiritualidad va directamente. La ciencia tiene una perspectiva indirecta; la espiritualidad tiene una perspectiva inmediata. La ciencia da vueltas y vueltas; la espiritualidad simplemente penetra el corazón de la realidad.
La existencia precede al pensamiento. De modo que la existencia no es un estado mental, es un estado ulterior. La manera de conocer lo fundamental es ser, no pensar. Ciencia quiere decir pensar, filosofía quiere decir pensar, teología quiere decir pensar. Espiritualidad no quiere decir pensar. La perspectiva espiritual es una perspectiva de no—pensamiento. Es más íntima, te acerca más a la realidad. Hace que caiga todo lo que te obstaculiza, te desbloquea; empiezas a fluir en la vida. No piensas que estás separado, mirando. No crees que eres un observador, al margen, distante. Te encuentras, te mezclas y te fundes con la realidad.
Pero hay otra forma de saber. No se puede llamar «conocimiento». Es más parecida al amor y menos parecida al conocimiento. Es tan íntima que la palabra «conocimiento» no es suficiente para expresarla. Es más adecuada la palabra «amor», más expresiva.
La verdad es una experiencia, no una creencia. La verdad nunca se conoce estudiándola; hay que encontrar la verdad, hay que hacerle frente.
El hombre y Dios no son dos, dicen aquellos que saben. Pero entonces ¿por qué están separados? Desde la perspectiva de Dios no estás separado, solo desde tus perspectivas científicas sientes que estás separado. ¿Y por qué? Tu pensamiento te separa. No estás realmente separado; es una creencia fabricada, es una autohipnosis. Piensas continuamente que estás separado, de ahí que la idea se haya convertido en un fenómeno permanente arraigado en ti.
Así es el ego: pensarte separado de la existencia, es la perspectiva científica. Pensarte a ti, uno con la existencia, es la perspectiva de la espiritualidad.