La iluminación espiritual

Cristianos originarios en el tiempo

EL CRISTIANISMO ORIGINARIO

Jesús de Nazaret

Jesús de Nazaret era un hombre del pueblo y vivió conforme a ello. Él nos trajo una religión interna y no quería ni dogmas ni cultos externos ni ritos. Jesús enseñó que el Reino de Dios está en el interior de cada uno de nosotros y que cada persona se puede dirigir libre e independientemente a nuestro Padre celestial. Muchas instituciones de culto mundano abusan hasta hoy de Su Nombre, transforman en lo contrario la enseñanza del Cristo y tienen el atrevimiento de interpretar las cosas de modo que en base a ello puedan obtener poder, ventajas e influencia. Bendecir las armas, someter a las mujeres, encubrir los más terribles abusos de niños, perseguir a personas de otras creencias, acumular riquezas, fomentar lobbies en la política, estafar para obtener privilegios sociales, someter al pueblo y tergiversar de forma intelectual las leyes divinas, todo eso son solo algunas marcas distintivas de aquellos que se han decidido a estar contra Cristo, aunque a menudo tengan Su Nombre en boca.

A tales personas Jesús las llamó guías de ciegos que también son ciegos. Él habló por el contrario de Dios como nuestro Padre amoroso y Espíritu Libre que ama a todos Sus hijos por igual.

El cristianismo originario de nuestro tiempo

Cristianos originarios en todo el mundo siguen el ejemplo del Nazareno y toman como medida para su vida diaria los Diez Mandamientos dados a través de Moisés y el Sermón de la Montaña de Jesús. Estos son principios éticos y morales elevados que se pueden aplicar en la vida familiar, en el lugar de trabajo y en la sociedad. No son ninguna utopía. Quien de esta manera sigue en la vida diaria a Jesús, el Cristo, sin atarse a sacerdotes o pastores, alcanza felicidad interna, seguridad y libertad. De este modo se obtiene la Vida Interna y se vive la verdadera cercanía de Dios.

Modelo de vida actual

El cristianismo originario nació en el círculo que Jesús de Nazaret reunió en torno a sí. Se formaron comunidades originarias que no tenían sacerdotes ni jerarquías. No había nadie que determinara lo que había que hacer, solo existía una libre agrupación de comunidades. Los miembros de las comunidades primarias tenían todo en común, incluso en el Nuevo Testamento hay un párrafo que lo confirma: La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y un solo alma. Nadie consideraba sus bienes como propio, sino que todo lo tenían en común. Es solo una frase, pero de ella se puede deducir cómo vivían los cristianos originarios. Ellos tenían los mismos derechos, también las mujeres, y cada uno vivía del trabajo de sus manos. Eran comunidades de vida y de trabajo que elaboraban lo que necesitaban para vivir.

Los cristianos originarios de aquel entonces eran seguidores de Jesús, porque incorporaban las enseñanzas de este gran Espíritu a su forma de pensar y vivir. Todavía no eran perfectos, pero se esforzaban en poner en práctica las legitimidades que Jesús había enseñado. Tampoco tenían una cena ritual, comían juntos y recordaban al hacerlo a Jesús. En la comida se hacían presente que el Espíritu de Dios está en los alimentos y tenían respeto por la vida que está en todo. Tampoco llevaban a cabo un bautizo ritual sino que simplemente acogían a otras personas en su círculo. Todo era muy sencillo, más simple y genial que lo que hizo de ello después la Iglesia.

EL CREDO DE LOS CRISTIANOS ORIGINARIOS

El verdadero credo de los seguidores de Jesús de Nazaret:

  • Creemos en Dios, el Espíritu eterno, que fluye a través del infinito y es vida presente, indivisible, en todo y en todos.
  • Creemos que Dios es la poderosa fuerza creadora y la fuente de la creación, el caudal en el que viven todos los seres de la luz y los reinos de la naturaleza.
  • Creemos que la poderosa fuerza creadora es la fuente de todo SER, la luz y la vida en todos los astros del universo.
  • Creemos que la fuerza poderosa, el maravilloso Espíritu de Dios, el Amor en todo, es la fuerza omnipresente y pulsante en todas las almas y hombres.
  • Creemos en el Uno, Único, en Dios, nuestro Padre eterno del Amor, cuyos hijos somos todos los seres, almas y hombres.
  • Creemos que Dios-Padre es el Ente personificado del Amor al que como seres puros todos volveremos a ver cara a cara.
  • Creemos que Cristo, el Hijo de Dios, es el Corregente de los Cielos, que está sentado a la diestra del Padre.
  • Creemos que hemos sido creados por Dios como seres puros y libres, de los cuales algunos se cargaron a causa del pensamiento de la Caída, llevándose con ellos a los ámbitos ensombrecidos a otros seres luminosos. Por ello cada vez más cuerpos espirituales luminosos se ensombrecieron y se envolvieron con lo pecaminoso, condensándose y convirtiéndose poco a poco en hombres, seres humanos.
  • Creemos en la preexistencia del alma, que vuelve a retornar a través de los ámbitos de purificación sutiles, convirtiéndose otra vez en un ser puro, ya que ha sido creada por Dios como ser puro y se cargó a causa de la caída.
  • Creemos en la vida eterna y que todas las almas retornarán al Reino de Dios a través de Jesús, el Cristo, nuestro Redentor.
  • Creemos que todos los hombres y almas son hermanos y hermanas y que todos están cobijados en el gran Espíritu del Amor, en Dios, nuestro Padre.
  • Creemos que todos los hombres son un templo de Dios y que en todos habita el Espíritu del Cristo de Dios, que es un Espíritu de la libertad.
  • Creemos en Jesús, el Cristo de Dios, el Hijo del Padre eterno, que es el Redentor de todas las almas y hombres.
  • Creemos en el engendramiento natural, inmaculada del ser humano Jesús.
  • Creemos en las palabras de Jesús, el Cristo, cuando dijo que volveremos a convertirnos en la imagen y semejanza de nuestro Padre, que nos ha visualizado y creado como seres puros, y al que volveremos a ver cuando nuestro cuerpo espiritual resplandezca puro y perfecto como la imagen y semejanza del Padre eterno, que representa también el principio de Madre, ya que Dios, el caudal omnipresente, contiene tanto el principio de Padre como el de Madre.
  • Creemos que Jesús, el Cristo, nuestro Redentor, ya empezó hace 2000 años a hacer retornar a todas las almas y hombres a nuestro Hogar eterno, y que todos regresaremos allí a través de Cristo, nuestro Redentor.
  • Creemos que sin el Redentor de todas las almas y hombres no llegaremos al Padre eterno y que la fuerza redentora que actúa en todas las almas y hombres es para cada alma y cada hombre apoyo, ayuda y conducción al hogar del Padre eterno. El es el Camino, la Verdad y la Vida.
  • Creemos en los ámbitos de purificación, donde viven las almas cargadas, para o bien volver poco a poco al Reino de Dios, o retornar a la Tierra para convertirse otra vez en hombres.
  • Creemos en la reencarnación de almas muy cargadas o de almas que en la brevedad de los años terrenales pueden purificar y reparar mucho, lo que como almas solo lo podrían lograr en el espacio de ciclos muy largos. Creemos en la encarnación de almas luminosas, que se convierten en hombres para servir en la Tierra a Aquel a quien corresponde todo el honor y alabanza.
  • Creemos en la ley de siembra y cosecha, que dice: Lo que el hombre siembra, es lo que cosechará.
  • Creemos en la gran merced y misericordia de Dios, que nos apoya y ayuda para reconocer nuestros pecados, arrepentirnos de ellos, purificarlos y no volverlos a cometer más, antes de que vuelvan a nosotros en forma de golpes del destino.
  • Creemos que cuando aprovechamos los días con la ayuda de nuestro Redentor, al arrepentirnos de lo pecaminoso, purificarlo y no volverlo a cometer más, podremos volver a nuestro verdadero hogar celestial, al SER eterno, sin pasar por otras encarnaciones.
  • Creemos que no existen las casualidades, que nuestra existencia terrenal va adquiriendo significado a través de las encarnaciones, contestándonos las preguntas de por qué estamos en este mundo y por qué esto o aquello es así tal como es. Reconocemos las causas cuando en los transcursos de las sucesivas reencarnaciones tomamos en consideración también la ley de siembra y cosecha, ayudando el uno al otro a llevar la carga.
  • Creemos en los Diez Mandamientos de Dios dados a través de Moisés y en el Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret.
  • Creemos que solo a través de la fe activa, es decir, cumpliendo los Diez Mandamientos y el Sermón de la Montaña, alcanzaremos la unidad con Cristo.
  • Para nosotros cristianos originarios, la fe activa, que con Cristo nos lleva a la vida, significa también el reconocer nuestros pecados, arrepentirnos de ellos con la ayuda de nuestro Redentor, pedir perdón, perdonar a nuestro prójimo, reparar el daño causado, si esto todavía es posible, y no volver a cometer estos pecados ya reconocidos y purificados.
  • Al no volver a cometer los pecados cumplimos también paso a paso la Voluntad de Dios, que el Eterno nos mostró en los Diez Mandamientos y Jesús en el Sermón de la Montaña.
  • Creemos en la oración íntima y profunda, hecha en el silencio de nuestro interior, y en la ayuda del Cristo de Dios a través de la oración.
  • Creemos que todo lo condensado se disolverá para volver a ser substancia sutil, tal como es desde los comienzos de la Existencia eterna, substancia luminosa.
  • Creemos que Dios es la única vida a la que debemos aspirar a través de Cristo y con Cristo, realizando su enseñanza, pues siendo Jesús nos exhortó con las siguientes palabras: Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será como varón prudente, que edifica su casa sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa, pero no cayó, porque estaba fundada sobre roca. Pero el que me escucha estas palabras y no las pone por obra, será semejante al necio, que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa, que se derrumbó estrepitosamente.
  • Nos esforzamos en vivir una vida en Dios, haciendo lo que Jesús deseaba, para resucitar a través de Cristo y con Cristo, para volver al corazón de Dios, al Reino de la Paz.
  • Creemos que solamente mediante la paz entre las personas también puede haber paz entre los pueblos, y no mediante las armas.

Fe y vida son para nosotros los Cristianos Originarios una unidad. Sin la fe activa, es decir, el cumplimiento paulatino de los Diez Mandamientos y del Sermón de la Montaña, no existe vida en Dios.

¿Por qué los hombres eligen una y otra vez a sus dirigentes terrenales?

Porque no han puesto el espíritu de Cristo en el centro de su vida. La humanidad necesitará sus ídolos terrenales hasta que haya encontrado la verdad interna. Si un hombre ha encontrado a su Dios interno, el Dios Padre-Madre, ya no mirará a ningún ídolo humano, sino cumplirá las leyes eternas y vivirá agradando a Dios. Entonces formará, con los que son afines a él, la familia de Dios en la Tierra.


Cristo, Jesús de Nazaret. Un hombre del pueblo y vivió conforme a ello. Trajo una religión interna y no quería ni dogmas ni cultos externos ni ritos.

Cristianos Originarios