La iluminación espiritual

ángel del dolor

POR: JIDDU KRISHNAMURTI

Imagen; ángel del dolor; Jiddu Krishnamurti

Observar el dolor físico

Todos hemos experimentado dolor físico, a gran o pequeña escala, y podemos tratarlo con medicinas u otros remedios. Podemos observar el dolor con una mente desapegada, con una mente capaz de observar el dolor físico desde fuera. Uno puede observar su propio dolor de muelas y no implicarse emocional ni psicológicamente. Cuando uno se implica emocional y psicológicamente con el dolor de muelas, entonces el dolor aumenta y uno se siente terriblemente ansioso y temeroso. No sé si han observado este hecho.

La clave está en tomar consciencia del dolor físico, fisiológico o biológico sin implicarse emocionalmente en ese darse cuenta. Darse cuenta del dolor físico, así como de la implicación psicológica que intensifica el dolor y genera ansiedad y miedo, darse cuenta y mantener completamente alejado el factor psicológico, requiere enorme atención, cierta cualidad de una actitud distante, cierta cualidad de observación desapegada. Entonces ese dolor no distorsiona las actividades de la mente, entonces el dolor físico no genera ninguna actividad neurótica de la mente.

El pensamiento funciona entre el placer y el dolor

La pregunta es, ¿por qué el pensamiento siempre evita aquello que produce miedo y se aferra al placer? Esa es la cuestión. ¿Por qué el pensamiento interfiere en la experiencia? ¿Entiende? Si experimento una puesta de sol, en ese momento no hay nada que pensar; solo estoy observando la belleza de la luz. Seguidamente, viene el pensamiento y dice: Quiero que eso se repita mañana, es decir, el conocimiento como experiencia, lo cual es placer, uno quiere repetirlo. He sentido dolor, lo cual es un recuerdo de ese dolor, es conocimiento, y en base a ese conocimiento o dependiendo de ese conocimiento, el pensamiento dice: No lo quiero, ¿entiende? El pensamiento hace eso todo el tiempo, se mueve entre el placer y el dolor; el pensamiento es responsable de ambos.

Aprender acerca del temor es aprender sobre el dolor, y también es hacer lo mismo sobre el placer. Placer y temor van juntos. Si no consigo lo que quiero, me asusto, siento angustia, celos, odio. Para comprender el miedo hay que comprender la pena, creo que ambas cosas están relacionadas. Mas antes de penetrar en la cuestión del dolor, hemos de captar la pasión. Siento que haya tantas cosas que comprender, la vida es así ¿no es verdad, realmente? No es que se comprenda una cosa y luego espere usted entender todas las demás. Pero en realidad solo hay una cosa que comprender, y si en efecto la capta usted por completo, todo lo demás es de escasa importancia. Mas, para llegar a esa totalidad, hace falta no solo una mente no fragmentaria, sino también mucho amor.

Tenemos que comprender y aprender sobre el temor, y esto último significa aprender sobre la pena y su terminación, y todo ello implica inquirir sobre la pasión. Como sabe Vd., esa palabra se deriva del dolor, y los más de nosotros, conscientemente o no, estamos en la pena de una u otra clase. Somos seres humanos apenados, sin un momento de felicidad no contaminada por el pensamiento, ningún momento de profundo disfrute real que no esté tocado por ningún pensamiento o recuerdo. Somos un campo de batalla desde el nacimiento hasta la muerte. Nunca hay orden, paz, sensación de tranquilidad y gloria. Lo único que conocemos es la pena y el conflicto.


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