4 Moralejas valiosas - Cuento
Las 4 moralejas valiosas de estos cuentos encontrarás lecciones actuales sobre la verdad y la espiritualidad que desarrollan la sabiduría en tu vida.
JBN LIE
COMO HACER AMIGOS
- Empieza el día con una sonrisa y un Hola, buenos días, primero en tu familia y luego en el trabajo
- Presenta una actitud positiva en tu persona, en tu vestir y en tu hablar.
- Que tu comportamiento sea amigable. Sé el primero en ofrecer tu sonrisa, tu palabra, un gesto de amabilidad.
- Convence a tu mente y a tu corazón que es mejor tener amigos que enemigos.
- Si alguien te busca para pedirte ayuda, no lo rechaces, sé humilde y ofrécele tu experiencia sin hacérselo pesar.
- Sé creador de armonía, de compañerismo y de camaradería allí donde estudias, trabajas o vives.
- Lee libros sobre el amor y la amistad y pon en práctica sus buenos consejos.
- Proponte como meta de cada día hacer una buena acción y no se lo digas a nadie, solo a tu corazón.
- Acepta a los demás como ellos son. Respeta su personalidad y forma de ser. Practica el diálogo con todas las personas, sin distingo de raza o condición social.
- Está siempre abierto a nuevos caminos, nuevas metas, nuevos liderazgos para que otros vean en ti un camino, un ideal de vida, una esperanza para la humanidad.
HUELLAS
Una noche un hombre tuvo un sueño...
Él soñó que caminaba por la playa con el Señor. A través del cielo destellaron escenas de su vida. Por cada escena él notó dos pares de huellas en la arena: unas le pertenecían yo las otras eran del Señor.
Cuando la última escena de su vida destelló ante él, miró hacia atrás a las huellas de la arena. Notó que muchas veces en el camino de su vida, solo había un par de huellas. Él también notó que solo ocurría en los tiempos más tristes de su vida.
Esto lo preocupó mucho y preguntó: Señor, usted siempre dijo que cuando yo decidiera seguirlo. Usted caminaría conmigo todo el camino. Pero he notado que, durante los tiempos más difíciles de mi vida, solo hay un par de huellas. Yo no entiendo por qué cuando le he necesitado más, Usted me ha abandonado.
El Señor le contestó: Mi querido, querido hijo, te amo y jamás te abandonaría. Durante tus tiempos de sufrimiento y aflicción, cuando solo ves un par de huellas, es entonces que yo te he cargado
LA PAZ PERFECTA
Había una vez un Rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Se presentaron muchos pintores algunos de fama reconocida, con telas que representaban hermosas escenas. El Rey, durante varios días observó y admiró cada obra, pero solamente hubo dos que realmente le gustaron y tuvo que elegir una de ellas.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban las apacibles montañas que le rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos los que miraron esta pintura pensaron que, sin ninguna duda, reflejaba la paz perfecta. Todos apostaron que sería la elegida.
La segunda pintura también tenía montañas, pero estas eran escabrosas, descubiertas, sin vegetación. Había un cielo furioso del que caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. A la izquierda, se distinguía claramente un árbol partido por un rayo. Montaña abajo parecía retumbar un espantoso torrente de agua.
Toda esta escena no mostraba para nada lo que entendemos por Paz Perfecta. Más bien todo lo contrario. El Rey, un tanto sorprendido por el cuadro, se detuvo a observarlo con más cuidado y vio tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido y dentro de él sentado plácidamente un pajarito.
¿Cuál de las dos habrá sido la pintura ganadora?
El Rey eligió la segunda.
¿Sabes por qué?
Porque paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro, sin dolor. Paz significa que, a pesar de estar en medio de todas estas cosas, permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz.
Es mi deseo que, a pesar de las circunstancias adversas de la vida, siempre encuentres paz en tu corazón y seas feliz, no importa dónde, ni con quién. Vivir con paz interior es -en definitiva- un acto de elección personal. ¿No crees que es así?
LA TIENDA DEL CIELO
Hace mucho tiempo caminaba por el sendero de la vida y encontré un letrero que decía La Tienda del Cielo. Me acerqué y la puerta se abrió lentamente. Cuando me di cuenta, yo ya estaba dentro.
Vi muchos ángeles parados en todas partes, uno de ellos me entregó una canasta y me dijo Ten, compra con cuidado. Todo lo que un cristiano necesita, está en la tienda.
Primero, compré Paciencia. El Amor estaba en la misma fila. Más abajo había Comprensión, que se necesita por donde uno vaya, compré dos cajas de Sabiduría y dos bolsas de Fe. Me encantó el empaque del Perdón. Me detuve a comprar Fuerza y bastante Coraje, para ayudarme en esta carrera que es la vida. Ya tenía lista la canasta cuando recordé que necesitaba Gracia y lo que no podía olvidar: Salvación, que la ofrecían gratis, entonces... tomé bastante para salvarme y salvarte...
Caminé hacia el cajero para pagar la cuenta, pues creí que ya tenía todo lo que un cristiano necesita, pero cuando iba a llegar, leí la oración y puse mi canasta repleta de ella, porque sabía que cuando saliera la iba a usar. La Paz y la Felicidad estaban en los estantes pequeños al lado de la caja y aproveché para cogerlas. La Alegría colgaba del techo y arranque una para mí.
Llegué al cajero y pregunté: ¿Cuánto debo?, él sonríe y me contestó:
Lleva tu canasta donde vayas.
Sí, pero ¿cuánto debo?
Él sonríe otra vez y me dijo:
No te preocupes, Jesús pagó tu deuda hace mucho tiempo.