La iluminación espiritual

Unas reflexiones

LLORAR Y LLORAR

Las lágrimas de los hombres en la Tierra, nos las devuelve el cielo con la lluvia.

Mucho han llorado las tribus indígenas de la Tierra, mucho le hemos arrancado a la Naturaleza antes de tiempo, mucho dolor se genera hoy en día en las guerras, demasiado dolor genera el hambre y la enfermedad en el mundo, hay tanto dolor en el corazón de la humanidad que no paramos de llorar y llorar. Ahora ha llegado el tiempo de que todas esas lágrimas que hemos vertido sobre la Tierra, nos las devuelva el cielo en forma de lluvia. La Naturaleza ha decidido recuperar su territorio (Brasil – Australia).

AMOR

Cuando sentimos la necesidad de ir en busca del amor, porque sabemos que existe un amor mucho más grande que el que compartimos con nuestros seres queridos.

Cuando nos cruzamos con personas generosas en su amor incondicional y percibimos su vibración, decidimos comenzar a caminar en su búsqueda.

Queremos conocer ese amor, queremos vivirlo, fundirnos en él. Miramos a nuestro alrededor buscando qué personas nos hacen vibrar para reconocer donde hay un amor semejante al nuestro y deseamos unir nuestro amor al suyo para vibrar con más fuerza y así poder avanzar.

Pero es una equivocación.

No podemos poner nuestro amor en las manos de nadie, esperando que nos ayuden a vibrar y elevarnos. Somos nosotros, con nuestro esfuerzo, voluntad y disciplina quienes conseguiremos elevarnos.

Hay que hacer el camino solos sin esperar ayudas, recompensas ni reconocimientos de nadie, de esta manera caminaremos junto a seres de elevada vibración, pero cada uno haciendo su camino individual.

No existe persona humana capaz de soportar el peso de nuestro amor y menos aún de mantenerlo vivo. Es nuestra responsabilidad cuidarlo y alimentarlo para que nunca muera. El amor debe surgir de nuestro corazón, en cada respiración, mirada y movimiento e irradiarlo a nuestro alrededor para que se multiplique y así llenar todos los espacios de nuestro mundo.

Hay que vivir en el amor y para el amor.

MIEDO

Tratamos de protegernos del exterior con escudos y barreras para evitar que nos dañen y esas barreras hacen que vivamos en soledad en el interior de nuestra propia cárcel.

EL MAR

Las olas se deslizan suavemente, moviéndose hacia un lado u otro, unas vienen de frente, otras parecen no llegar al desaparecer en la profundidad.

Hay olas impacientes que rompen en alta mar levantando una explosión de espuma. Otras esperan llegar a la orilla para mostrarnos su belleza.

Todas cuando reciben el reflejo del Sol, nos muestran con sus destellos, brillantes figuras cabalgando sobre sus crestas. Parecen estrellas del cielo flotando sobre el agua.

Cada ola tiene su esplendor y su brillo, y todas, absolutamente todas, llegan a la orilla en un momento u otro.

Podemos equiparar las olas a las personas. Nos movemos en diferentes direcciones y velocidad, cada una tiene más o menos brillo a lo largo de su vida, y todas, absolutamente todas llegan a su destino.

Por eso, no importa el camino que sigamos todos son buenos para llegar a la orilla.