La iluminación espiritual

Los secuestradores

PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Los secuestradores; Patrocinio Navarro

GRANDES MASAS DE CRÉDULOS

Con una frecuencia increíble a lo largo del tiempo, el ser humano se convierte en esclavo de Grandes Palabras como Dios, amor, Más Allá, alma, etc. que han sido previamente manipuladas, adulteradas, desprovistas de médula y puestas al servicio de poderes oscuros de Iglesias, del ego de individuos tenidos por sabios, y de Estados sin ética alguna.

A primera vista nos encontramos ante una sorprendente paradoja, pues ¿ no son las mencionadas palabras precisamente grandes por expresar ideas, deseos y necesidades capaces de hacernos más libres, solidarios, amorosos y felices? ¿ No son grandes por invitarnos a reconocer nuestra condición de seres trascendentes y darnos esperanzas y fuerza para afrontar las pruebas de este bajo mundo?... Dios, amor, Más Allá, y otros conceptos de índole espiritual y trascendente han sido secuestrados por castas de poder y tan astutamente adulterados y repetida su adulteración tantas veces que ya no dicen nada, que es lo que se pretendía por sus secuestradores- modificadores. Así, la palabra Dios, se asocia al concepto que la Iglesia ha fabricado para el ignorante: un ser inescrutable, distante, pero a la vez castigador, partidario y protector de los ricos y de sus clanes sacerdotales.

Por la misma mistificación, muchos suelen pensar que amor es sexo o que el Más Allá es esa estúpida idea de angelitos tocando flautas o la igualmente absurda idea de un paraíso de bellas huríes que sirven al mártir que se auto inmoló por su religión cuando no de un lugar tenebroso donde nos aguarda un horrible infierno eternamente ardiente. O simplemente la nada, el vacío, otro concepto igual de irreal. Y durante muchos siglos se han difundido la creencia en esas mentiras como si fueran capaces de existir a fuer de repetirlas.

Pero su radio de acción sobrepasa lo espiritual. Echemos una mirada al lado social.

¿Quién puede negar a estas alturas que términos tales como igualdad, justicia, libertad, democracia, o revolución no han sido motores históricos fundamentales para el movimiento de la conciencia social colectiva?...Es imposible contar el número de tormentos y formas de morir que han marcado a sangre y fuego a los pueblos o individuos aislados que han defendido algunas o todas esas palabras...Y pese a tanto dolor y sacrificios, todavía hoy ni la esclavitud hemos conseguido erradicar, ni el machismo prepotente, maltratador o matón, ni la igualdad de géneros ni de clases sociales, ni muchas cosas más. Entre tanto trapicheamos con simples apariencias.

La humanidad decente se encuentra perpleja ante tantos abusos y crímenes sin nombre cometidos en nombre de sagrados principios, sin que los responsables de este Nuevo Orden Mundial Policiaco y depredador en el Este y en el Oeste de este Planeta asediado por el cambio climático, las crisis programadas por los buitres financieros y las guerras incesantes de sus gobiernos títeres muevan ni un ápice sus conciencias, que cuentan con el amparo moral y el apoyo tácito – y directo cuando conviene- de las jerarquías religiosas, sus compañeras de viaje hipnotizadoras de grandes masas de crédulos votantes dispuestos a morir por el dios y la patria en versión de los ricos, sus mayordomos y sus imitadores encandilados.

La humanidad decente, se indigna y clama contra contra esta barbarie y su permanente primavera de sangre que significan los conflictos y muertes evitables y recrimina su conducta inmoral en nombre del principio sagrado de la paz, que supone justicia, libertad, igualdad, fraternidad y unidad. Esta tarea fue asumida desde muy temprano por los cristianos libres anticlericales en todas las épocas.

¿Cristiano y anticlerical?

Es preciso repetir hasta la saciedad para que vaya calando en la mente y corazón de la colectividad humana que el verdadero cristianismo es anticlerical, que Cristo no fue sacerdote, sino que criticó duramente a la casta sacerdotal; que el Nazareno no fundó Iglesia alguna y que proclamó con rotundidad que a nadie de este mundo se le debe llamar maestro, ni "santo" ni "padre", porque solo hay un Maestro: Cristo, y un solo Padre y Santo: Dios. Lo demás es superstición, culto a la personalidad, mentiras y poder para atrapar conciencias de ignorantes y ponerlas al servicio de los enemigos de Dios.


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