La iluminación espiritual

¿Quien es Mama?

POR: OMRAAM MIKHAEL

Imagen; ¿Quien es Mama?; Omraam Mikhael

LA MUJER MADRE

Debemos resolver el problema sobre qué madres y que padres se necesitan.

Nosotros, los hombres actuales, queremos resolver el problema sobre cómo se debe vivir. Pero no es ese el problema que debemos resolver, sino cómo se debe engendrar. Debemos resolver el problema sobre qué madres y que padres se necesitan. Cuando digo Madre o Padre no comprendo estas palabras en el sentido ordinario de tales términos.

Hoy deseamos ser sanos, felices e inteligentes. Queremos tener una religión, lo cual es muy bueno, pero que esta sea la religión del amor. Queremos tener escuelas, pero que estas escuelas sean recintos de sabiduría. Queremos tener un orden social, queremos tener leyes, pero que estas se basen sobre la absoluta justicia divina. Este problema solo lo pueden resolver las madres. ¿Qué madres? Las del futuro.

Hay una institución divina: el padre y la madre. El hogar es la primera institución sobre la tierra. Más noble y elevada administración que la del hogar, no existe. Y más elevados nombres que madre y padre no los hay. En relación con el mundo orgánico, el padre y la madre tienen un papel muy importante. Mediante su sangre transmiten a sus hijos las cualidades de sus almas. La educación del niño está determinada por las cualidades que la madre introduce en él desde la más temprana edad. Cuando digo sangre no me refiero a la sangre ordinaria, sino a aquella que en todos los casos en la vida permanece inalterable.

La única fuerza que puede arreglar el mundo es el amor. Por eso el hombre no debe casarse con una mujer que no ama. Lo mismo debe hacer la mujer. El niño debe nacer del amor de su padre y de su madre. Un niño nacido del amor es un niño del nuevo tiempo.

Para el nacimiento de un niño el padre y la madre tuvieron que haber trabajado una hilera de generaciones sobre ellos mismos; tuvieron que haber almacenado buenos materiales para construirle al hijo una sana y bonita casa (se refiere al cuerpo físico habitado por el alma). Si no poseen tales materiales, es mejor que no se casen, así no edificarán una casa que a los pocos años se derrumbe.

Dirán que en los libros sagrados está escrito que la gente se debe casar y multiplicar. Desde el punto de vista divino, eso significa multiplicaos, pero de acuerdo con la ley del amor, la sabiduría y la verdad. Es el momento de crear condiciones favorables para el nacimiento de los niños. La mujer, como futura madre, tiene una gran responsabilidad. Nunca debe dirigir pensamientos negativos hacia su compañero.

Ningún verdadero hombre nace por casualidad. Por ejemplo, se supone que el primer hombre fue creado en el día del primer equinoccio, cuando las condiciones fueron favorables y armónicas. Así todos los artistas, músicos, escritores y grandes científicos tienen que participar en la creación del hombre. El mundo necesita de hombres nuevos que trabajen para su rectificación y elevación. Y esto depende de la mujer; ella es el factor interno que debe aprovechar correctamente todas las condiciones externas favorables. En este caso, a la mujer-madre, a la hermana, a la Deva, se la debe mirar como a una delicada flor perfumada que ninguna helada puede dañar.

Si el nacimiento es un importante proceso que exige nuevas y favorables condiciones, no menos importante es la fecundación y la gestación. La mujer de la nueva cultura debe educar a sus niños antes de que nazcan, mientras está en su vientre. Allí el niño tiene todas las condiciones para recibir, y después de su nacimiento pedirá condiciones para elaborar lo que ha recibido. Es por eso que la vida mental de la mujer encinta no se debe descuidar. La más preciosa literatura debe ser su alimento mental. La vida de los grandes hombres debe impulsar sus pensamientos. Bella y elevada poesía, bella música y canciones deben sucederse alternativamente.

La mujer-madre necesita calma y silencio, tanto como lo necesita la naturaleza para ejecutar en ese tiempo un acto creador: la creación de un hombre. Si se desea que el fruto del árbol sea bueno, hay que crearle condiciones y luego dejarlo en manos de la naturaleza. Lo mismo vale para la creación del hombre. Para que éste sea bueno e inteligente, debe fecundarse y desarrollarse en condiciones especiales. Para esto, se necesitan tres importantes momentos: propósito, medio y logro. Todo esto lo encontrarán en la naturaleza inteligente. Solo ella es salud, belleza y pureza.

Los talentos dependen del amor. Si la madre tiene amor podrá concebir un hijo grandioso y genial. Cuando una madre quiere concebir algo semejante, tiene que prepararse para ello con plena conciencia de su misión. Nadie podrá crear una elevada idea si solo se ocupa de las pequeñeces de la vida. La gente, por sí misma, tanto puede crear ideas elevadas, como ideas ordinarias. Servir a Dios, esta es una gran idea.

La madre es como un manantial y lo que mana de ella penetra en el niño: es decir que lo divino que está en ella se transfiere al niño. Este intercambio no solo es externo, sino interno. La madre juega un papel muy importante, no solo en él crea la forma, sino en el mundo de los pensamientos y los sentimientos. Ella no solo crea la forma, sino que introduce en ella contenido y sentido. Se efectúa una transfusión entre el alma de la madre y el alma del niño.

Si la mujer embarazada ha sido animada por grandes ideas hacia la humanidad, aún en el estado de gestación transmitirá a su hijo esas cualidades. Ella es como Dios para el niño y puede hacer del barro lo que desea. Una vez que el niño ha salido del vientre, ya es independiente en sus pensamientos y sentimientos. Por eso, si la madre introduce en el niño todas sus cualidades de amor y sabiduría durante los nueve meses de gestación, su hijo tendrá una buena disposición hacia ella y durante toda su vida estará dispuesto a sacrificarse por su madre.

La mujer embarazada debe nutrirse con alimentos específicos, además de puros y elevados pensamientos, sentimientos y actos. Sólo de esta manera podrá beneficiar a su hijo. El alimento que ingiere la mujer encinta y la manera como la recibe, tiene gran influencia sobre el niño que ha de nacer. Sobre esto se han hecho muchos experimentos llegándose a la conclusión de que el alimento es uno de los grandes factores para el bienestar físico y espiritual del niño.

La leche materna tiene gran importancia. Cuando el niño toca el pecho de su madre, en él penetra una influencia benéfica, no solo debido a la leche que toma, sino a la fuerza magnética que emana tanto del pecho izquierdo como del derecho de la madre. Si el niño es alimentado por otra mujer, este efecto no puede producirse. Sólo de la madre se irradia esa fuerza que es beneficiosa para el niño. Por lo tanto, cuando la madre de de mamar a su hijo, debe tener una buena disposición y no ha de irritarse por nada. Los maridos no suelen prestar atención sobre el ánimo de la madre durante este período.

La leche materna contiene fuerzas inteligentes que no se encuentran en ningún otro alimento. Si la madre da de mamar al niño durante tres años, en tal período ha de vivir una vida pura, sin permitir si un solo pensamiento negativo en su mente. Que se le quemó la casa, que la abandonó el marido, ni aún así debe perturbar su paz. Durante los tres primeros años permanecerá tranquila y silenciosa.

Si la gente comprendiera la importancia que tiene la preparación de la comida que consume, podría influenciar sobre su auto educación. Cada madre debe tener esto bien en cuenta cuando educa al niño. Hasta los siete años de edad el niño solo ha de comer alimentos preparados por su madre. En ese caso, las aves sirven de ejemplo. Mientras los pichones crecen, la madre y el padre les llevan continuamente el alimento. Una vez criados, los pichones pueden ocuparse de ellos mismos. Las aves han resuelto la vida familiar mucho mejor que los humanos.

Hay dos caminos para la realización de esta enseñanza. Uno es la educación escolar y el otro la madre. En ambos casos se deben conocer las nuevas

condiciones, así como los jardineros y los agricultores estudian las condiciones apropiadas cuando tienen que sembrar. Es preciso saber que todas las cualidades negativas de la madre, serán cualidades negativas en su hijo. Estadísticamente es demostrable que las cualidades positivas de la madre se vuelven cualidades positivas en el niño. Por eso es preciso vivir positivamente. La madre debe ser religiosamente afinada, para pretender esto mismo en su hijo. ¿Qué significa esta afinación religiosa? Significa que cuando del alma de la madre fluye amor, ella debe estar dispuesta para abarcar con este amor no solo a su niño, sino al mundo en su totalidad, deseando servir a los demás.


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