La iluminación espiritual

Poder magnético personal y poder planetario

POR: PATROCINIO NAVARRO

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POLARIDAD MAGNÉTICA DEL PLANETA

El programa Haarp que destruye y la medicina cuántica que cura son dos caras de la Ciencia y ambas se basan en ondas electromagnéticas. ¿Existen en nosotros? ¿Qué relación tenemos con el magnetismo planetario y con qué consecuencias? ¿Tenemos razones que justifiquen la necesidad urgente de vivir en armonía con el Planeta?

Vemos en el mundo una creciente preocupación por la salud, asociándola al equilibrio magnético. Todo esto tiene una razón de ser más profunda que la explicación de esas baratijas que se venden como pulseras magnéticas que prometen bienestar. No van por ahí las cosas, pero al menos apuntan a algo que sí es cierto: entre el magnetismo terrestre y el nuestro existe una interrelación permanente.

Diversos estudios científicos en universidades de Inglaterra y EEUU han demostrado que en el cerebro humano, y también en el de los animales, existe una cantidad determinada de magnetita, lo que explica que las aves migratorias por ejemplo, se orienten siguiendo los flujos de las corrientes magnéticas terrestres.

¿Y qué es la magnetita?

Como mineral: junto con la hematita es una de las menas más importantes, al contener un 72% de hierro (es el mineral con más contenido en hierro).

En seres vivos: la magnetita es usada por diferentes animales para orientarse en el campo magnético de la tierra. Entre ellas las abejas y los moluscos. Las palomas tienen en el pico pequeños granos de magnetita que determinan la dirección del campo magnético y les permiten orientarse. También pequeñas bacterias tienen cristales de magnetita de 40 hasta 100 nm en su interior, rodeadas de una membrana dispuestas de modo que forman una especie de brújula y permiten a las bacterias nadar siguiendo líneas del campo magnético. (Hasta aquí la cita de Wikipedia)

Ballenas que encallan en las costas, pájaros migrantes que se desorientan,
¿A qué se pueden deber estos hechos ?...

En una emisora de televisión y radio presencié un coloquio muy interesante sobre el papel de la magnetita sobre la capacidad de orientación de los seres vivos por la relación recíproca con las corrientes del magnetismo terrestre. La magnetita presente en el núcleo terrestre interactúa con la existente en los seres vivos, de tal modo que estos perciben las corrientes magnéticas y se orientan según ellas, incluso, como muchos animales, en la oscuridad.

Se han hecho experimentos que demuestran que si cualquier ave migratoria es encerrada en una habitación aislada magnéticamente se producen alteraciones en su capacidad de orientación.

Y ¿cómo es en nosotros como poseedores de magnetita y de campos magnéticos? ¿Se produce algún tipo de relación entre nuestros pensamientos y las corrientes magnéticas terrestres? Ahora que está sobradamente demostrado que nuestros pensamientos son energía electromagnética, seis mil quinientos millones de personas pensando incesantemente minuto a minuto, es lógico deducir que algún tipo de efecto debemos producir sobre las corrientes electromagnéticas planetarias. Y vaya si lo producimos.
Por desgracia, la mayoría de pensamientos humanos están despolarizados, es decir, tienen contenidos personales y emisiones de pensamientos - que son formas de energías- contrarios a las leyes de la naturaleza y a la armonía de los campos magnéticos terrestres, por lo que influimos negativamente en ellos con nuestra energía personal. Multipliquemos por miles de millones los emisores humanos y tendremos ida de cómo favorecemos el cambio de polaridad magnética de los polos. Añadido este elemento perturbador a los desequilibrios de volúmenes y pesos que se producen por las diversas industrias y las extracciones minerales, entre las que se encuentra, por cierto, el hierro a gran escala, es fácil pensar que nos encaminamos hacia un salto de los polos. Esto significa entre otras cosas, la definitiva desorientación de los seres vivos, el cambio de lecho de los mares, las inundaciones de las tierras hoy emergidas que se convertirán en sumergidas, y con ello el final de todo lo que los humanos hemos construido en este mundo. Y esto no es ninguna especulación de tipo catastrófico.

En un artículo de Arancha Serrano aparecido el 10 -10-2010 en 20 minutos, se recoge la opinión del profesor de Geofísica de la Complutense de Madrid, Alfonso Muñoz, que apunta lo siguiente: Desde hace 400 años se está registrando un disminución de la intensidad magnética de la Tierra (hasta un 40 %). Se ignora la razón, pero parece apuntar hacia un cambio de polaridad magnética. Cada cambio dentro de la Tierra y sobre ella produce por su parte un cambio en y dentro del ser humano, en y dentro del mundo animal; provoca también una reacción correspondiente en el mundo vegetal y transforma incluso la irradiación de los minerales.

Desde el mundo espiritual se dieron a conocer estos temas antes de que el mundo científico les prestase atención. En una manifestación dada en Würzburg, Alemania ya en el año 1986, Cristo decía esto: Los cuatro elementos, fuego, agua, tierra y aire, forman el sistema de respiración de la Tierra. Si este ritmo regular es perturbado una y otra vez por el ser humano, con el correr del tiempo todo el organismo terrestre será alterado. A raíz de esto, tanto los campos magnéticos de la Tierra como las corrientes magnéticas serán influenciados. Estos constituyen la ley de la Tierra y de los planetas, y pertenecen a su sistema solar. Visto de manera global, cada alteración repercute también en el eje terrestre.

Por tanto, quienes explotan recursos de todos en beneficio propio atentando contra la Tierra; quienes explotan a otros atentando contra la justicia; quienes odian, o matan, o ambicionan el poder o el prestigio para ser admirados atentando contra la vida, el bien común o la igualdad, y todos los que semejantes a ellos vibran con pensamientos negativos, alteran sus propias corrientes electromagnéticas y con ello su propia salud. Y además actúan en contra de las personas con las que establecen contacto, los animales y sobre el Planeta mismo. Y por la Ley de Semejanza, todos quienes actúan contra las leyes cósmicas claramente expresadas por el Creador atraen sobre sí aquellas energías afines, igualmente negativas y potencialmente peligrosas para su armonía, salud y bienestar existentes en el Cosmos.

Esto explica muchas cosas sobre el estado del mundo, sobre el estado del Planeta y todos los seres vivos y sobre la salud mundial, pues nada está aislado de nada, sino unido por flujos de energía electromagnética procedentes de diversos campos que establecen entre nosotros, o entre el Planeta y nosotros, una relación dinámica constante a nivel atómico, celular, orgánico, mental, espiritual y finalmente físico.

La vieja idea newtoniana de que existe una separación entre el observador y lo observado, entre el YO y el AQUELLO, va siendo superada por la Ciencia cuántica a medida que conoce más las profundidades del océano de la energía universal de la que todos formamos parte con nuestra propia energía vital. Por tanto, lo que suceda a la Tierra como ser vivo nos sucederá a nosotros, y este pensamiento justifica de sobra el respeto al medio ambiente, el movimiento ecológico mundial y las opciones personales por vivir en armonía con nuestro Planeta y con nuestros semejantes, que es vivir en armonía con Dios.


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