Meditación en movimiento

Carmelo Urso: Estimado Pablo, un gran placer retomar el contacto contigo, después que nos conociéramos en la bella Baires en octubre del año pasado.

CARMELO URSO

VIVIR MEDITANDO

LA DANZA CIRCULAR

Carmelo Urso: Estimado Pablo, un gran placer retomar el contacto contigo, después que nos conociéramos en la bella Baires en octubre del año pasado. Amigo, sabemos que antes dedicarte al arte de la danza como expresión espiritual ejerciste durante un buen tiempo como arquitecto. Me gustaría que le comentaras a los lectores y lectoras de nuestro blog, ¿en qué momento de tu vida descubriste ese lado místico de la danza que te ha llevado a dedicarte a ella en cuerpo y alma?

Pablo Karp: Durante 15 años me dedique simultáneamente a transmitir las danzas y a ejercer como arquitecto. La danza siempre fue importante para mí, como lo ha sido el movimiento en general. Conocí las Danzas Circulares del Mundo hace 20 años y desde ese momento sentí que eran algo insustituible en mi vida. A mi necesidad kinestésica, se une la disposición hacia lo grupal y un camino de desarrollo espiritual. Estas danzas unen estos tres aspectos. Luego de tantos años de compartir ambas actividades, tomé la decisión de dedicarme a ellas en forma exclusiva y desarrollar todo el potencial que tienen.

Carmelo Urso: En tu caso concreto, te dedicas a las danzas circulares del mundo. De hecho, tu blog se llama danzas circulares del mundo ¿De dónde es originario ese concepto? ¿Tiene algún significado especial el hecho de que esas danzas sean circulares? ¿Y de qué partes del mundo son las danzas con las cuales trabajas?

Pablo Karp: Las danzas que hacemos se realizan generalmente en círculo, casi siempre tomados de las manos. También pueden ser bailadas creando una línea, haciendo espirales o un círculo abierto, pero siempre se recupera la forma de círculo cerrado para concentrar y atesorar la energía generada durante la danza. El círculo es una forma ancestral, los seres humanos se han reunido a danzar, cantar, conversar, invocar, celebrar, despedir, dar bienvenidas, manifestar emociones, pedidos y agradecimientos en círculo. Todos llevamos esta matriz incorporada, aunque en nuestra vida cotidiana no la tengamos tan presente. Al participar de las Danzas Circulares del Mundo podemos movernos al ritmo de las músicas desde nuestro simple placer por bailar, o además intentar experimentar esa comunión con la humanidad, que trazó en el suelo las mismas formas arquetípicas, símbolos del camino de la vida. En la energía del círculo, nos encontramos con nosotros mismos, con los otros y con la certeza de que somos Uno con toda la humanidad, sabiendo que en muchos otros lugares se está danzando de la misma manera, y que somos parte de un gran círculo que envuelve a la tierra toda. En el círculo todos somos iguales, y el centro simboliza la energía que viene del centro mismo de cada uno y podemos llegar a estados de profunda conexión con nuestra esencia individual y colectiva.

En la energía del círculo, nos encontramos con nosotros mismos, con los otros y con la certeza de que somos Uno. Son provenientes de distintos pueblos y culturas, bailamos danzas de toda Europa, de América, de África, algunas de Asia, y también coreografías de contemporáneos que se inspiran en distintas fuentes y generan una danza grupal.

Las prácticas de " Danzas Circulares del Mundo" las inició Bernhard Wosien (1908-1986) quien fue bailarín, coreógrafo, maestro de danza y artista plástico. Nació en Passenhien, al Este de Prusia, Alemania. Estudió Teología, Danza, Historia del Arte y Pintura en la Universidad de Bresalau y en la Academia de Arte de Berlín. Fue maestro de Ballet y primer bailarín de algunas producciones de danzas clásicas de Alemania.

Desde los ´60 Wosien estuvo intentando restituir los primeros movimientos simbólicos de las danzas, empezando a recopilar Danzas Folklóricas y Étnicas de algunos países del hemisferio norte. Iniciaba una nueva etapa de su trabajo: "La Danza Sagrada" o "Meditación Danzando".

Bernhard Wosien

En 1976 Bernhard Wosien fue invitado a presentar las Danzas Sagradas en la Fundación Findhorn de Escocia y a partir de entonces su trabajo se conoció en varios países. Muchos se hicieron eco de su llamado interior y la tarea de la paz a través del círculo en danza se abrió camino y formó su cuerpo.

En Argentina las conocimos con el nombre de Danzas Sagradas Circulares y con el tiempo aquí las empezamos a llamar Danzas Circulares del Mundo, para ser más claros y abarcadores.

Carmelo Urso: En mi país, Venezuela, la gente baila mucho y muy bien (aunque yo soy una notable excepción). En nuestra cotidianidad tropical, el baile suele practicarse en parejas, con una enfática connotación de rumba y cortejo. Las danzas que tú impartes, ¿tienen carácter individual, de pareja, o grupal? ¿Por qué?

Pablo Karp: Las danzas que hacemos son grupales, algunas son tradicionales y otras contemporáneas, hay alegres, vivaces y otras que nos llevan a la serenidad. Bailamos danzas para niños, hombres, mujeres, parejas, siempre en forma grupal, este es el aspecto más importante de las Danzas Circulares del Mundo. Es una actividad integradora para toda edad con danzas sencillas. Lo bello de las Danzas Circulares Del Mundo es que la experiencia de cada participante puede ser diferente y es bienvenida con sus características únicas. La danza circular es social, no tiene jerarquías. Una vez que el maestro enseña la danza y se disuelve dentro del círculo, este se lidera a sí mismo. Simplemente tomándonos de las manos creamos un espacio práctico para la sociedad humana en el cual aceptamos las diferencias de cada uno.

Por supuesto, cuando la gente comparte el movimiento, sus ondas cerebrales también tienden a sincronizarse. Esto da un sentido de unidad con los compañeros, que es un antídoto esencial contra el aislamiento que mucha gente siente en la sociedad moderna La danza como casi todas las actividades humanas ha nacido en forma grupal. Durante milenios fue así, luego se comenzó a bailar en parejas, como dices, con una enfática connotación de cortejo y en los últimos tiempos nació el baile individual. Hoy está bien practicar estos tres tipos de danza, para tener una vivencia enriquecedora.

Cuando la gente comparte el movimiento, sus ondas cerebrales se sincronizan.

Carmelo Urso: En muchas tradiciones espirituales, la danza tiene un papel preponderante. En tu rol de practicante y facilitador de talleres, ¿equipararías la experiencia de la danza a la de otras técnicas místicas como la plegaria o la meditación?

Pablo Karp: En el nacimiento de la humanidad lo que hoy llamamos danza, canto, plegaria o meditación no estaban separadas, eran un todo. Aún en algunas culturas se conserva un solo nombre para definir esta unidad. Los seres humanos hoy llevamos una vida fragmentada, donde todo está compartimentado, cada aspecto está separado de los otros como si fuera algo en sí mismo. Cuando entramos en la profundidad de la danza, del canto, la plegaria o la meditación podemos tener esta experiencia de unidad y estas dejan de ser técnicas separadas, simplemente podemos entrar a la unidad por distintas puertas.

En el albor de la humanidad, danza, canto, plegaria y meditación
no estaban separadas: eran un todo.

Carmelo Urso: ¿Tiene la danza virtudes terapéuticas? En lo personal, ¿Has sanado –o has facilitado la sanación- de dolencias físicas o emocionales gracias al poder de la danza?

Pablo Karp: Quienes nos dedicamos a las danzas no nos proponemos ser terapeutas o sanadores, esto se da naturalmente porque son una actividad de integradora personal y grupalmente y por ello tiene en sí mismas valor terapéutico.

Algunos efectos de la danza son:

  • Relajación física necesaria para el mejor funcionamiento del cuerpo,
  • Permiten coordinar mente, cuerpo y espíritu, estando atentos en el aquí y el ahora.
  • Armonía, mediante la música y la belleza de sus pasos.
  • Son una sana forma salir de la rutina, liberar tensiones, preocupaciones y problemas.

En particular la danza grupal:

  • Nos ayuda a bajar el nivel de agresividad en el diario vivir, gracias a la apertura emotiva que se genera al compartir esta actividad de carácter re-creativa.
  • Al ser esencialmente grupal y no competitiva, proporciona la oportunidad de trascender las diferencias sociales y culturales en un lenguaje de amor y aceptación. Cuando la gente comparte el movimiento, sus ondas cerebrales también tienden a sincronizarse.

La danza en grupo atenúa nuestros niveles de agresividad

Carmelo Urso: En la actualidad, desempeñas un papel activo en el Consejo de Paz de la República Argentina. ¿Cómo y cuándo decidiste colaborar para esa organización? ¿De qué manera las danzas pueden servir como vehículo para la construcción de una cultura de la Paz en el mundo?

Pablo Karp: Hace 5 años dos compañeras de las danzas circulares me propusieron pertenecer al Consejo de Paz, me tomé un tiempo antes de decidir y luego me incorporé. Desde ese momento sentí que era natural mi participación con gente y objetivos afines a los míos.

Las Danzas Circulares son un instrumento poderoso en el trabajo grupal para todas las edades e intereses, porque ofrecen un momento compartido donde la música y el movimiento tranquilizan y estimulan el corazón y el espíritu. La danza circular es fundamentalmente meditación en movimiento. Meditar es estar con uno mismo. Muchos son los caminos que nos llevan hacia nuestro propio interior y a la vez que nos conectan con lo Infinito. Meditar es estar conscientes, alertas, sin que exista un método único para lograrlo.

Las danzas nos brindan la posibilidad de compartir, comunicarnos, disfrutar y trascender cualquier tipo de diferencias. Rescatamos esa vivencia grupal, sentirnos parte de algo mayor, la comunidad, el mundo. Nos acercan a una nueva conciencia: "La Conciencia de Unidad".

La danza circular es meditación en movimiento.

Carmelo Urso: Sueles facilitar talleres en diversos puntos de Buenos Aires. ¿En qué consisten tales talleres y dóndes los dictas? ¿Los has impartido fuera de Buenos Aires o de la Argentina?

Pablo Karp: Están compuestos generalmente por danzas de diversas procedencias, ya que éstas son patrimonio de toda la humanidad. Tienen distintos ritmos y generan sensaciones y sentimientos diversos.

Además realizo talleres sobre determinadas culturas (Griega, Rusa, Gitana, Judía, etc.) y sobre distintas temáticas (Danzas para Jugar, Danzas para la Alegría, Danzas para la Serenidad, Danzas de Parejas, Danzas de Hombres y de Mujeres, etc).

Además viajo a distintas ciudades de Argentina y del exterior para dar encuentros, talleres de formación y otras actividades relacionadas a las danzas.

Carmelo Urso: Si se te presenta una persona, como podría ser yo, que tenga dificultades o vergüenza para expresarse con la danza, ¿qué sugerencia le darías? En tus talleres, ¿es importante la destreza técnica o la habilidad del participante?

Pablo Karp: Al ser una actividad esencialmente grupal y no competitiva, proporciona la oportunidad de relacionarse con otros de una forma diferente. El objetivo no está en lograr la perfección, si no en recuperar algo que se ha perdido en estos tiempos de vida en grandes ciudades: ese sentido de comunidad, de pertenencia a un grupo. Los pasos son un medio para compartir y disfrutar, no se trata de aprender una técnica y obtener un resultado.

Cabe destacar que cualquier persona que este posibilitada para caminar puede llevar a cabo la práctica de Danzas Circulares del Mundo, sin importar sus habilidades para danzar, expresarse en público, relacionarse con otros, etc.

Carmelo Urso: Un mensaje final para nuestros lectores y lectoras.

Pablo Karp: Al reproducir una danza antigua griega, armenia, israelí, turca, gitana, americana, o algunas de más reciente creación, intentamos sentir como el otro distinto a nosotros por su idiosincrasia geográfica, racial o cultural, pero idéntico a nosotros en tanto ser humano. Tanto las canciones como las danzas y la música en general –y toda forma de arte- nos permiten estar en contacto vivo con la humanidad toda. La danza comunica, sana, transforma, recrea, llena el alma, compartiendo la eternidad, apenas recortada en un tiempo y un espacio presentes.

Nos gusta apropiarnos (en el buen sentido) del mundo, conociendo músicas y danzas de muchos países. Creo que esto nos ayuda a conectar con las raíces comunes entre todos los seres humanos, independientemente del punto geográfico en el cual hayamos nacido: podemos llegar a sentirnos ciudadanos del planeta, nuestro país: La Tierra.