La iluminación espiritual

Luces en la oscuridad

ILUMINANDO LA OSCURIDAD

En medio de la barbarie de la historia humana y ocasionalmente protegidos para gloria del ego de algunos ricos mecenas, hubo en todos los tiempos espíritus creativos, almas despiertas, místicos marginales y otras gentes de noble condición espiritual que enriquecieron con su sabiduría o con sus buenas obras ejemplares el pensamiento de la humanidad, condenada sin ellos a la ignorancia, al trabajo superviviente y a la falsa espiritualidad.

A ellos, como portadores de la luz, debemos la que existe en este mundo. Como sabemos, muchos fueron eliminados: el poder de la oscuridad no soporta ni la luz de una vela.

Los que el Sistema, por el contrario, nos muestra como modelos ejemplares de sabiduría espiritual, tales como beatos, santos, excelencias, ilustrísimas, poco tienen que ver con los místicos, sabios y verdaderos seguidores de Dios, que nunca aceptan tales rótulos. Así sucede siempre con quienes poseen el don de la profecía, místicos y librepensadores espirituales. Ellos han transmitido en todas las épocas que solo cambiando la conciencia espiritual desde el cumplimiento de las leyes divinas se podrían mejorar las condiciones de la existencia humana para que reinara la justicia, el bien, el orden y todas esas cualidades positivas que corresponden a personas y sociedades civilizadas. Saben desde antiguo que no es posible una sociedad justa y pacífica donde reine la felicidad sin amor en los corazones de sus componentes.

Muchos de los filósofos, por otro lado, insistían en la importancia de la razón oponiéndola a la fe, y en la defensa de las buenas costumbres sociales para intentar establecer el orden humano. Un orden humano, por cierto, distinto al existente en cada época, un orden socialmente revolucionario.

Dos caminos de liberación con obstáculos

Mientras profetas y místicos elegían el camino de la sabiduría como alternativo al de la erudición, los escritores y filósofos racionalistas situaron a la diosa Razón y su hija Cultura como los dos más poderosos motores de liberación social para llevarnos al paraíso terrestre.

Ni uno ni otro tipo de propuestas ha sido nunca bien recibida por las mayorías de gentes del pueblo, mayormente ignorantes, pasivas, conformistas, sin curiosidad, adoctrinadas, sometidas de diversas formas a alguna rama del Poder y sumidas en fin, en la penuria intelectual y moral.

Por su parte, las castas sacerdotales, los tiranos políticos y los ricos siempre han visto en el pensamiento libre, junto o separado de la conciencia espiritual igualmente libre, a sus peores enemigos. Por ello siempre iglesias y políticos andan buscando cómo silenciar a ambos. Asesinatos, torturas, descalificaciones, juicios sumarísimos, cárceles, destierros, persecuciones, quema de sus obras y otras especies de crueldad planificada han sido las respuestas del Poder en cualquiera de sus formas a los mejores de entre nosotros.

Piénsese en cuántos filósofos, místicos, dirigentes obreros, intelectuales críticos, científicos, profetas, profesores, poetas y artistas en general, y tantos y tantos otros han sido sometidos a algunas de esas manifestaciones de la barbarie del Poder. La Historia está llena de testimonios que no es preciso recordar ahora uno por uno, pero sangra por todos sus poros. Y por más siglos que se fueron sucediendo, nunca cesó el rosario de enjuiciamientos, persecuciones, prisiones, torturas, tergiversaciones malintencionadas y toda clase de atropellos y muertes ignominiosas a quienes se fueron atreviendo a explicar desde la conciencia espiritual y las leyes divinas, a veces más allá de lo que abarca la razón ordinaria, el desorden continuado del mundo, o simplemente dando ejemplo de otras formas de vivir más elevadas.

La verdad de los hombres libres siempre desagrada a quienes manejan los hilos del Poder, porque la verdad es el antídoto del veneno que emana de sus conciencias. Por ello, muchos filósofos y profetas bíblicos, entre los que se encuentra el más grande maestro de la humanidad, Jesús de Nazaret, fueron asesinados.

Y si todavía hay alguien con dudas, que abra los informes de Amnistía Internacional, de Green Peace o de los medios libres de Internet a los que ya se está empezando a estudiar cómo controlar.

Igual sucede hoy mismo con todo lo llamado "alternativo" bien sea política, formas de alimentación, creencias espirituales ajenas a las iglesias, prácticas medicinales, etc. De nuevo: Así siguen las cosas hoy mismo casi en todas partes, con mayor o menor disimulo. En este arte de reprimir, los servidores del Sistema han aprendido con creces a valorar los potenciales peligros que pueden suponer los "desvíos" a otra forma de vivir, calcular hasta dónde es posible fagocitar lo nuevo y decidir cuándo conviene mandar a la policía.

Pero junto a estas graves trabas puede decirse que hoy más que nunca es imposible reprimir la fuerza de una nueva conciencia naciente. Se trata de una conciencia cada vez más reticente y crítica con los políticos, con la cultura y con las iglesias; una conciencia antidogmática con vocación de libertad y transformación que busca otros valores y mira hacia otros horizontes espirituales no ortodoxos, hacia formas cooperativas, hacia la amistad y la creatividad como valores importantes. Y aunque a su lado existe la presión de siempre, esto que nace no va a poder ser destruido. ¿Qué siglo ha tenido tantos escritores? Fíjense en Internet. ¿Cuándo ha habido tantos artistas? Fíjense en el número increíble de conciertos y exposiciones.

¿Cuándo han existido tantos manifestantes y cumbres
paralelas en defensa de la Tierra o contra las diversas guerras?
¿Cuándo ha habido tantas ONG y tantos cooperantes?
Nuevas conciencias florecen. Luces en la oscuridad.