La iluminación espiritual

Lecciones de vida de la maravillosa Helen Keller

POR: HELEN KELLER

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LA MARAVILLOSA HELEN KELLER

La maravillosa Helen Keller (1880-1968)

Helen Keller sufrió una enfermedad a los diecinueve meses de edad que la dejo sorda y ciega pero se abrió paso en la vida para convertirse en una importante oradora, escritora y activista.

El presidente Johnson le rindió honores por su trabajo con el Movimiento del Sufragio Femenino, Keller fue un ícono de poder personal para mujeres y hombres en todo el mundo. Su capacidad para superar cualquier obstáculo en su camino la convierte en una verdadera fuerza en la. Ella no solo representa la fuerza sino que también representa la esperanza.

La verdad es que leer el pensamiento de Helen Keller que era sordo ciega, pero que fue capaz de escribir obras maestras y liderar movimientos sociales me ha conmovido y por eso he decidido compartir parte de sus lecciones.

LECCIONES DE VIDA DE HELEN KELLER

Recopilación de algunas lecciones de la vida de Helen Keller.

Ve a por tus sueños. No creo en vivir la vida tímidamente o ser realista. Creo que si realmente deseabas ser feliz y vivir una vida emocionante, tienes que perseguir tus sueños. Creo que ser realista es una forma de ajustarse a lo que la sociedad quiere que seas.

Debes tener una visión para ti. ¡Es algo terrible poder ver y no tener visión!. Creo que necesitamos tener una dirección y una gran visión para nosotros mismos. Es importante imaginar el futuro y ver quién queremos ser, hacia dónde queremos ir y qué tipo de vida queremos llevar. Si podemos verlo en nuestra mente podemos tenerlo en nuestras manos.

Nada es imposible. Creo que las personas pueden lograr cualquier cosa si se apegan a ella el tiempo suficiente. Animo a todas las personas a permanecer comprometidas con sus sueños hasta que todo salga bien. Incluso si no funciona, el proceso de seguir con eso nos habrá enseñado tanto que ahora podemos volver a empezar y lograr algo más.

La experiencia es el mejor maestro. Pienso que la vida es una sucesión de lecciones que deben ser vividas para ser entendidas. Leer, escuchar y mirar es grandioso pero nada puede sustituir el poder de la experiencia. La vida enseña a través de lecciones. Las grandes experiencias traen poderosos entendimientos y se vuelven grandiosas cuando buscas el significado en ellas.

Enfócate en lo positivo. Se que cada uno esta peleando su propia batalla. La batalla de todos es diferente pero todos tienen una. Independientemente de tu situación es importante que nos centremos en lo positivo porque eso nos da la energía para seguir luchando. Sí, el mundo está lleno de negatividad, dolor y tragedia. ¡Pero también está lleno de gente que está luchando contra eso!

Rodéate de ganadores. Mientras discutían entre ellos que no se puede hacer, se hizo. Es simple, los ganadores se juntan con los ganadores. No pierdas tu tiempo dando vueltas alrededor de personas que cotillean, critican, se quejan y condenan.

EL OPTIMISMO DE HELEN KELLER

Si todos pudiéramos elegir, elegiríamos ser optimistas.

Todos tenemos el sentimiento de que la felicidad es uno de nuestros derechos inalienables. Sin embargo, la gente tiene diferentes ideales de felicidad: unos lo buscan en el acaparamiento de los ricos, otros en el orgullo del poder y otros en la consecución del arte o la literatura. Solo unos pocos la buscan en la exploración de su propia mente o en la búsqueda del conocimiento.

La mayoría miden su felicidad en términos de placer físico y posesiones materiales. Piensan en alcanzar objetivos que se han fijado en el horizonte, pero ¿cómo serían de felices si se bloquea esa circunstancia o ese logro? En realidad, serían miserables. Siendo sorda y ciega debería ser miserable y quedarme en un rincón, pero y si la felicidad es algo tan profundo que se convierte en fe; tan pensada que se convierte en filosofía de vida.

Mucha gente se hace una idea equivocada sobre la verdadera felicidad. No se consigue satisfaciendo los propios deseos, sino siendo fieles a un cometido que merezca la pena.

Igual que es normal que un pecador se levante en público y reconozca sus pecados, por qué no se puede levantar uno en público y reconocer que es un optimista y cree en la felicidad que está sintiendo.

Sólo cuando se conoce la oscuridad y se ha perdido la esperanza es cuando se puede llegar a ser feliz, tener esperanza y disfrutarla. ¿Puede alguien que ha salido de la cautividad del mal, que consigue tocar la gloria de la libertad que produce salir de la oscuridad ser un pesimista?

Cuando se aprende a vivir, a pensar, a tener esperanza, entonces la oscuridad y la tristeza no te pueden volver a cerrar.

Es un error contemplar el bien e ignorar el mal, porque la gente negligente siempre se encamina al desastre. Hay un optimismo peligroso, el de la ignorancia y la indiferencia.

El optimismo, al igual que la felicidad, tienen que ser compartidos, porque ser feliz en un entorno, donde los que te rodean no lo son es mucho más difícil, por no decir imposible. Ser optimista en una sociedad donde los que te rodean pasan hambre e injusticias es una misión mucho más difícil. Por eso, el luchar por el bien común, es luchar también por tu bien.

Optimismo que no valora el esfuerzo es como una casa de arena. Debes entender el mal y estar familiarizado con el dolor, antes de poder ser un verdadero optimista y esperar que otros crean que la razón de ese optimismo está dentro de ti y que es algo duradero, no algo que desaparecerá con la primera mala racha de algo.

Algo malo que te sucede puede no tener ninguna consecuencia, excepto ser una gimnasia mental de superación. Sólo gracias a haber padecido grandes tragedias y problemas, puedo decir que soy un optimista verdadero. Que las cosas malas que nos suceden nos hacen más fuertes y nos ayudan a evolucionar y mejorar. Nos hace más fuertes, pacientes y nos da nuevas capacidades. Nos dirige al alma de las cosas y nos enseña que aunque el mundo está lleno de sufrimiento, también está lleno de superación.

Por eso mi optimismo no reside en la falta de miedos o contactos con el mal, sino en la firme creencia de la preponderancia del bien y que con voluntad y el esfuerzo necesario para cooperar, se consigue vencer y volver a ver la luz.

Yo intento incrementar el poder que Dios me ha dado para ver lo mejor de cada cosa y cada persona y hacer que mi mejor versión sea parte de mi vida. Sólo poniendo en práctica estos pensamientos puedo ver el verdadero núcleo de Dios. Así mi optimismo está sustentado en 2 mundos: yo y lo que me rodea.

Yo abro las puertas de mi ser a las cosas buenas que me rodean y las cierro celosamente contra las malas.

Nunca estoy descorazonada por la ausencia de bien, nadie me puede arrastrar al rincón de la falta de esperanza absoluta. El miedo y la desconfianza son fruto del pánico de una tímida imaginación, que puede ser vencida por un corazón fuerte y una gran mente trascendental.

Mi participación en el trabajo importante del mundo que me rodea puede ser reducido, pero el hecho de poder hacer algo que pueda mejorar el mundo que me rodea hace que desee trabajar en el propio concepto de optimismo.

Existen soñadores que hacen castillos de felicidad en las nubes y cuando el viento inevitable los mueve, se vuelven pesimistas.

No seas un mundo de caos, sino una fracción infinitesimal de producto o de productor, que genera bien en nombre de Dios. Hay que levantarse, hacer cosas con todo tu empeño.

Como amo el poder trabajar con mis manos y con mi cabeza soy un optimista por encima de todas las cosas. Sé que puedo hacer cosas útiles. He aprendido que, aunque los trabajos en los que yo puedo ser útil son pocos, el trabajo que puedo hacer no tiene fin.

Darwin solo podía trabajar a poquitos, ratos de media hora. Pero gracias a muchas medias horas diligentes el creó los principios de una nueva filosofía. El se sintió preparado para lo que estaba por llegar, porque su pasión era el optimismo.

Cuando una puerta de felicidad se cierra, otra se abre, pero muchas veces miramos tanto tiempo la puerta cerrada que no vemos la que se ha abierto para nosotros.

CARÁCTER Y ESPÍRITU DE HELEN KELLER

El carácter no puede ser desarrollado en tranquilidad y quietud. Sólo a través de experiencias de juicio y sufrimiento se puede fortalecer el alma, despejar la visión, inspirar ambición y lograr el éxito.

No es necesario, como se cree generalmente, renunciar a los placeres naturales antes de poder conquistar los espirituales. Por el contrario, lo disfrutamos con más exquisita fruición a medida que crecemos interiormente.

La forma, la proporción y el orden están imposibilitados de engendrar por sí solos en la mente la idea abstracta de la belleza, a menos que exista ya una comprensión mutua del espíritu que dé vida a estos elementos.

Todos los actos de mi vida espiritual dependen de mi mano como de un eje central. A ello le debo mi continuo contacto con el mundo exterior. También es mi mano la que me permite salir del aislamiento y de la oscuridad.

Para convencerme a mí misma de que existo, suelo recurrir al método de Descartes: Pienso, luego existo. Así me instalo en el mundo metafísico y vivo cómodamente en él, y a aquellos que han dudado de mi existencia les impondré como pena que traten de probar que soy un fantasma.

En mi condición de sorda y ciega concluyo que el mundo sin color ni sonido, está hecho en términos de medidas, formas y cualidades inherentes, ya que al menos cada objeto se presenta a través de mis dedos conservando siempre su posición exacta y no como la imagen invertible al reflejarse en la retina, la cual, según tengo entendido, solo vuestro cerebro puede restituir a su posición normal por medio de un trabajo infinito y constante.

Por lo tanto tengo una ventaja para mi alma. La belleza y el ritmo interior surgen de un proceso espiritual ligeramente subordinado a las sensaciones.


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