Las parábolas

Las parábolas son relatos, historias escuetas, claras, sencillas, y su finalidad es transmitir una enseñanza del modo más comprensible y fácil.

JEBUNA

Tema central de las Parábolas

  • La página trata sobre las parábolas de Jesús como método de enseñanza: relatos sencillos, fáciles de recordar, que transmiten verdades espirituales profundas.

  • Subraya la importancia de la pequeñez de los comienzos, el crecimiento del Reino de Dios y su fuerza regeneradora.

Parábolas destacadas

  1. El Buen Samaritano (Lucas)

    • Enseña que el prójimo es aquel que muestra compasión, sin importar su origen.

    • El amor al prójimo se demuestra con acciones concretas de misericordia.

  2. El Sembrador (Mateo)

    • Representa cómo la Palabra de Dios cae en distintos tipos de corazones.

    • Solo quienes la acogen con apertura y perseverancia dan fruto abundante.

  3. La Casa sobre la Roca (Mateo)

    • Contrasta al sabio que pone en práctica la Palabra (casa firme) con el necio que no lo hace (casa en ruinas).

    • Resalta la obediencia como fundamento sólido de la vida espiritual.

  4. La Oveja Perdida (Lucas)

    • Muestra la alegría de Dios al recuperar a un pecador arrepentido.

    • Subraya el valor único de cada persona.

  5. El Hijo Pródigo (Lucas)

    • Relata el perdón y la misericordia del Padre hacia el hijo arrepentido.

    • También refleja la dificultad del hermano mayor para aceptar la gracia.

    • Enseña sobre el amor incondicional y la reconciliación.

Ideas clave

  • Las parábolas invitan a la conversión del corazón y al rechazo del pecado.

  • No todos entienden las parábolas: solo quienes tienen disposición interior logran captar su mensaje.

  • Jesús utiliza imágenes de la vida cotidiana para revelar los misterios del Reino de Dios.

¿Qué son las parábolas?

Jesús predica utilizando parábolas.

Las parábolas son relatos, historias escuetas, claras, sencillas, y su finalidad es transmitir una enseñanza del modo más comprensible y fácil de recordar. En todas destaca la pequeñez de los comienzos; y el crecimiento progresivo de este Reino; y su fuerza regeneradora del espíritu.

Jesús predica utilizando parábolas, es decir, ejemplos vivos, imágenes tomadas de la vida ordinaria, dándoles contenidos ricos y amplios. Después un año de recorrer los caminos de Palestina, predicando el Evangelio del Reino y confirmando su doctrina con innumerables milagros. Muchos creen, otros no. Jesús habla del Reino de Dios con tacto y utiliza parábolas en las que, sin ocultar que está diciendo cosas nuevas incita a los oyentes a interesarse y les advierte: !Quién tenga oídos para oír, que oiga¡ Entenderán los que tengan un corazón dispuesto a la conversión a Dios con el rechazo del pecado, también en sus formas más sutiles.

La Parábola del Buen Samaritano

Evangelio según Lucas

  • Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?
  • Jesús le dijo: ¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?
  • El hombre contestó: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
  • Jesús le dijo: ¡Excelente respuesta! Haz eso y vivirás.
  • El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: ¿Y quién es mi prójimo?
  • Jesús empezó a decir: Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto.
  • Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, dio un rodeo y siguió.
  • Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, dio un rodeo y pasó de largo.
  • Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio, pero éste se compadeció de él.
  • Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo.
  • Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta.
  • Jesús entonces le preguntó: Según tu parecer, ¿cuál de estos tres se hizo el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?
  • El maestro de la Ley contestó: El que se mostró compasivo con él. Y Jesús le dijo: Vete y haz tú lo mismo.

La Parábola del Sembrador

Evangelio según Mateo

  • Ese día Jesús salió de casa y fue a sentarse a orillas del lago.
  • Pero la gente vino a él en tal cantidad, que subió a una barca y se sentó en ella, mientras toda la gente se quedó en la orilla.
  • Jesús les habló de muchas cosas, usando comparaciones o parábolas. Les decía: El sembrador salió a sembrar.
  • Y mientras sembraba, unos granos cayeron a lo largo del camino: vinieron las aves y se los comieron.
  • Otros cayeron en terreno pedregoso, con muy poca tierra, y brotaron en seguida, pues no había profundidad.
  • Pero apenas salió el sol, los quemó y, por falta de raíces, se secaron.
  • Otros cayeron en medio de cardos: éstos crecieron y los ahogaron.
  • Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno.
  • El que tenga oídos, que escuche.
  • Los discípulos se acercaron y preguntaron a Jesús: ¿Por qué les hablas en parábolas?
  • Jesús les respondió: A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos, no.
  • Porque al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
  • Por eso les hablo en parábolas, porque miran, y no ven; oyen, pero no escuchan ni entienden.
  • En ellos se verifica la profecía de Isaías: Por más que oigan no entenderán, y por más que miren no verán.
  • Este es un pueblo de conciencia endurecida. Sus oídos no saben escuchar, sus ojos están cerrados. No quieren ver con sus ojos, ni oír con sus oídos y comprender con su corazón... Pero con eso habría conversión y yo los sanaría.
  • ¡Dichosos los ojos de ustedes, que ven!; ¡dichosos los oídos de ustedes, que oyen!
  • Yo se lo digo: muchos profetas y muchas personas santas ansiaron ver lo que ustedes están viendo, y no lo vieron; desearon oír lo que ustedes están oyendo, y no lo oyeron.
  • Cuando uno oye la palabra del Reino y no la interioriza, viene el Maligno y le arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Ahí tienen lo que cayó a lo largo del camino.
  • La semilla que cayó en terreno pedregoso, es aquel que oye la Palabra y en seguida la recibe con alegría.
  • En él, sin embargo, no hay raíces, y no dura más que una temporada. Apenas sobreviene alguna contrariedad o persecución por causa de la Palabra, inmediatamente se viene abajo.
  • La semilla que cayó entre cardos, es aquel que oye la Palabra, pero luego las preocupaciones de esta vida y los encantos de las riquezas ahogan esta palabra, y al final no produce fruto.
  • La semilla que cayó en tierra buena, es aquel que oye la Palabra y la comprende. Este ciertamente dará fruto y producirá cien, sesenta o treinta veces más.

La Parábola de la Casa edificada sobre la Roca

Evangelio según Mateo

  • No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo.
  • Aquel día muchos me dirán: ¡Señor, Señor!, hemos hablado en tu nombre, y en tu nombre hemos expulsado demonios y realizado muchos milagros.
  • Entonces yo les diré claramente: Nunca les conocí. ¡Aléjense de mí ustedes que hacen el mal!
  • Si uno escucha estas palabras mías y las pone en práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su casa sobre roca.
  • Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra aquella casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía los cimientos sobre roca.
  • Pero dirán del que oye estas palabras mías, y no las pone en práctica: aquí tienen a un tonto que construyó su casa sobre arena.
  • Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra esa casa: la casa se derrumbó y todo fue un gran desastre.

La Parábola de la Oveja Perdida

Evangelio según Lucas

  • Los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharle.
  • Por esto los fariseos y los maestros de la Ley lo criticaban entre sí: Este hombre da buena acogida a los pecadores y come con ellos.
  • Entonces Jesús les dijo esta parábola:
  • Si alguno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el desierto y se va en busca de la que se le perdió hasta que la encuentra?
  • Y cuando la encuentra, se la carga muy feliz sobre los hombros, y al llegar a su casa reúne a los amigos y vecinos y les dice: Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido.

La Parábola del Hijo Pródigo

Evangelio según Lucas

  • Jesús continuó: Había un hombre que tenía dos hijos.
  • El menor dijo a su padre: Dame la parte de la hacienda que me corresponde. Y el padre repartió sus bienes entre los dos.
  • El hijo menor juntó todos sus haberes, y unos días después se fue a un país lejano. Allí malgastó su dinero llevando una vida desordenada.
  • Cuando ya había gastado todo, sobrevino en aquella región una escasez grande y comenzó a pasar necesidad.
  • Fue a buscar trabajo y se puso al servicio de un habitante del lugar, que lo envió a su campo a cuidar cerdos.
  • Hubiera deseado llenarse el estómago con las bellotas que daban a los cerdos, pero nadie se las daba.
  • Finalmente recapacitó y se dijo: ¡Cuántos asalariados de mi padre tienen pan de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre!
  • Tengo que hacer algo: volveré donde mi padre y le diré: Padre, he pe cado contra Dios y contra ti.
  • Ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Trátame como a uno de tus asalariados.
  • Se levantó, pues, y se fue donde su padre.
  • Estaba aún lejos, cuando su padre lo vio y sintió compasión; corrió a echarse a su cuello y lo besó.
  • Entonces el hijo le habló: Padre, he pecado contra Dios y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo.
  • Pero el padre dijo a sus servidores: ¡Rápido! Traigan el mejor vestido y pónganselo. Colóquenle un anillo en el dedo y traigan calzado para sus pies.
  • Traigan el ternero gordo y mátenlo; comamos y hagamos fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado. Y comenzaron la fiesta.
  • El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se acercaba a la casa, oyó la orquesta y el baile.
  • Llamó a uno de los muchachos y le preguntó qué significaba todo aquello.
  • El le respondió: Tu hermano ha regresado a casa, y tu padre mandó matar el ternero gordo por haberlo recobrado sano y salvo.
  • El hijo mayor se enojó y no quiso entrar. Su padre salió a suplicarle.
  • Pero él le contestó: Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y a mí nunca me has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos.
  • Pero ahora que vuelve ese hijo tuyo que se ha gastado tu dinero con prostitutas, haces matar para él el ternero gordo.
  • El padre le dijo: Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo.
  • Pero había que hacer fiesta y alegrarse, puesto que tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado.

Datos curiosos sobre las parábolas

  • Lenguaje cotidiano con profundidad espiritual Jesús usaba imágenes simples de la vida diaria —como sembradores, casas, ovejas y padres— para transmitir verdades profundas sobre el Reino de Dios. Esto hacía que sus enseñanzas fueran accesibles, pero también desafiantes para quienes no estaban abiertos a comprenderlas.

  • La pedagogía de lo pequeño Muchas parábolas destacan cómo algo aparentemente insignificante (una semilla, una oveja perdida, un gesto de compasión) puede tener un impacto transformador. Esto refleja la idea de que el Reino de Dios comienza en lo pequeño y crece con fuerza regeneradora.

  • El poder de la misericordia Parábolas como la del Buen Samaritano y el Hijo Pródigo muestran que la compasión y el perdón no tienen fronteras. El prójimo no es quien comparte tu cultura o religión, sino quien actúa con amor.

  • La parábola como filtro espiritual Jesús decía que no todos entenderían sus parábolas. Solo quienes tienen “oídos para oír” —es decir, un corazón dispuesto a la conversión— pueden captar su mensaje. Las parábolas revelan y ocultan al mismo tiempo, dependiendo de la disposición interior del oyente.

  • El Reino como cosecha abundante En la parábola del Sembrador, se muestra que la Palabra de Dios puede dar fruto “ciento, sesenta o treinta por uno” cuando cae en tierra fértil. Es una imagen poderosa de cómo la fe puede multiplicarse exponencialmente.