La iluminación espiritual

Las parábolas

¿Qué son las parábolas?

Jesús predica utilizando parábolas.

Las parábolas son relatos, historias escuetas, claras, sencillas, y su finalidad es transmitir una enseñanza del modo más comprensible y fácil de recordar. En todas destaca la pequeñez de los comienzos; y el crecimiento progresivo de este Reino; su fuerza regeneradora para los llamados por Dios a la salvación, que alcanzarán si corresponden a esa vocación.

Jesús predica utilizando parábolas, es decir, ejemplos vivos, imágenes tomadas de la vida ordinaria, dándoles contenidos ricos y amplios. Después un año de recorrer los caminos de Palestina, predicando el Evangelio del Reino y confirmando su doctrina con innumerables milagros. Muchos creen, otros no. Jesús habla del Reino de Dios con tacto y utiliza parábolas en las que, sin ocultar que está diciendo cosas nuevas incita a los oyentes a interesarse y les advierte: "!quién tenga oídos para oír, que oiga". Entenderán los que tengan un corazón dispuesto a la conversión a Dios con el rechazo del pecado, también en sus formas más sutiles.

EL BUEN SAMARITANO

Evangelio según Lucas

  • Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?
  • Jesús le dijo: ¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?
  • El hombre contestó: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
  • Jesús le dijo: ¡Excelente respuesta! Haz eso y vivirás.
  • El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: ¿Y quién es mi prójimo?
  • Jesús empezó a decir: Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto.
  • Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, dio un rodeo y siguió.
  • Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, dio un rodeo y pasó de largo.
  • Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio, pero éste se compadeció de él.
  • Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo.
  • Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta.
  • Jesús entonces le preguntó: Según tu parecer, ¿cuál de estos tres se hizo el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?
  • El maestro de la Ley contestó: El que se mostró compasivo con él. Y Jesús le dijo: Vete y haz tú lo mismo.

LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR

Evangelio según Mateo

  • Ese día Jesús salió de casa y fue a sentarse a orillas del lago.
  • Pero la gente vino a él en tal cantidad, que subió a una barca y se sentó en ella, mientras toda la gente se quedó en la orilla.
  • Jesús les habló de muchas cosas, usando comparaciones o parábolas. Les decía: El sembrador salió a sembrar.
  • Y mientras sembraba, unos granos cayeron a lo largo del camino: vinieron las aves y se los comieron.
  • Otros cayeron en terreno pedregoso, con muy poca tierra, y brotaron en seguida, pues no había profundidad.
  • Pero apenas salió el sol, los quemó y, por falta de raíces, se secaron.
  • Otros cayeron en medio de cardos: éstos crecieron y los ahogaron.
  • Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno.
  • El que tenga oídos, que escuche.
  • Los discípulos se acercaron y preguntaron a Jesús: ¿Por qué les hablas en parábolas?
  • Jesús les respondió: A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos, no.
  • Porque al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
  • Por eso les hablo en parábolas, porque miran, y no ven; oyen, pero no escuchan ni entienden.
  • En ellos se verifica la profecía de Isaías: Por más que oigan no entenderán, y por más que miren no verán.
  • Este es un pueblo de conciencia endurecida. Sus oídos no saben escuchar, sus ojos están cerrados. No quieren ver con sus ojos, ni oír con sus oídos y comprender con su corazón... Pero con eso habría conversión y yo los sanaría.
  • ¡Dichosos los ojos de ustedes, que ven!; ¡dichosos los oídos de ustedes, que oyen!
  • Yo se lo digo: muchos profetas y muchas personas santas ansiaron ver lo que ustedes están viendo, y no lo vieron; desearon oír lo que ustedes están oyendo, y no lo oyeron.

Escuchen ahora la parábola del sembrador...

  • Cuando uno oye la palabra del Reino y no la interioriza, viene el Maligno y le arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Ahí tienen lo que cayó a lo largo del camino.
  • La semilla que cayó en terreno pedregoso, es aquel que oye la Palabra y en seguida la recibe con alegría.
  • En él, sin embargo, no hay raíces, y no dura más que una temporada. Apenas sobreviene alguna contrariedad o persecución por causa de la Palabra, inmediatamente se viene abajo.
  • La semilla que cayó entre cardos, es aquel que oye la Palabra, pero luego las preocupaciones de esta vida y los encantos de las riquezas ahogan esta palabra, y al final no produce fruto.
  • La semilla que cayó en tierra buena, es aquel que oye la Palabra y la comprende. Este ciertamente dará fruto y producirá cien, sesenta o treinta veces más.

LA CASA EDIFICADA SOBRE LA ROCA

Evangelio según Mateo

  • No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo.
  • Aquel día muchos me dirán: ¡Señor, Señor!, hemos hablado en tu nombre, y en tu nombre hemos expulsado demonios y realizado muchos milagros.
  • Entonces yo les diré claramente: Nunca les conocí. ¡Aléjense de mí ustedes que hacen el mal!
  • Si uno escucha estas palabras mías y las pone en práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su casa sobre roca.
  • Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra aquella casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía los cimientos sobre roca.
  • Pero dirán del que oye estas palabras mías, y no las pone en práctica: aquí tienen a un tonto que construyó su casa sobre arena.
  • Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra esa casa: la casa se derrumbó y todo fue un gran desastre.

LA OVEJA PERDIDA

Evangelio según Lucas

  • Los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharle.
  • Por esto los fariseos y los maestros de la Ley lo criticaban entre sí: Este hombre da buena acogida a los pecadores y come con ellos.
  • Entonces Jesús les dijo esta parábola:
  • Si alguno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el desierto y se va en busca de la que se le perdió hasta que la encuentra?
  • Y cuando la encuentra, se la carga muy feliz sobre los hombros, y al llegar a su casa reúne a los amigos y vecinos y les dice: Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido.

EL HIJO PRÓDIGO

Evangelio según Lucas

  • Jesús continuó: Había un hombre que tenía dos hijos.
  • El menor dijo a su padre: Dame la parte de la hacienda que me corresponde. Y el padre repartió sus bienes entre los dos.
  • El hijo menor juntó todos sus haberes, y unos días después se fue a un país lejano. Allí malgastó su dinero llevando una vida desordenada.
  • Cuando ya había gastado todo, sobrevino en aquella región una escasez grande y comenzó a pasar necesidad.
  • Fue a buscar trabajo y se puso al servicio de un habitante del lugar, que lo envió a su campo a cuidar cerdos.
  • Hubiera deseado llenarse el estómago con las bellotas que daban a los cerdos, pero nadie se las daba.
  • Finalmente recapacitó y se dijo: ¡Cuántos asalariados de mi padre tienen pan de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre!
  • Tengo que hacer algo: volveré donde mi padre y le diré: Padre, he pe cado contra Dios y contra ti.
  • Ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Trátame como a uno de tus asalariados.
  • Se levantó, pues, y se fue donde su padre.
  • Estaba aún lejos, cuando su padre lo vio y sintió compasión; corrió a echarse a su cuello y lo besó.
  • Entonces el hijo le habló: Padre, he pecado contra Dios y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo.
  • Pero el padre dijo a sus servidores: ¡Rápido! Traigan el mejor vestido y pónganselo. Colóquenle un anillo en el dedo y traigan calzado para sus pies.
  • Traigan el ternero gordo y mátenlo; comamos y hagamos fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado. Y comenzaron la fiesta.
  • El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se acercaba a la casa, oyó la orquesta y el baile.
  • Llamó a uno de los muchachos y le preguntó qué significaba todo aquello.
  • El le respondió: Tu hermano ha regresado a casa, y tu padre mandó matar el ternero gordo por haberlo recobrado sano y salvo.
  • El hijo mayor se enojó y no quiso entrar. Su padre salió a suplicarle.
  • Pero él le contestó: Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y a mí nunca me has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos.
  • Pero ahora que vuelve ese hijo tuyo que se ha gastado tu dinero con prostitutas, haces matar para él el ternero gordo.
  • El padre le dijo: Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo.
  • Pero había que hacer fiesta y alegrarse, puesto que tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado.