Jesús nuestro Maestro
Es incomprensible que Cristo el Hijo de Dios, recurra a un evangelio para la mayoría desconocido y lo explique, rectifique, profundice y complemente.
JBN LIE
Emanuel
Emanuel, el querubín de la Sabiduría divina.
Para algunos lectores es incomprensible que Cristo, el Hijo de Dios, recurra a un evangelio para la mayoría desconocido, y no solamente se base en él, sino que también lo explique, rectifique y profundice, es decir, lo complemente.
El motivo es el siguiente:
Las confesiones y comunidades cristianas, así como muchos versados en la Biblia, han hecho de Su Biblia, que consideran la total y pura verdad, algo de su propiedad. Ellos se equivocan al estar convencidos de que la palabra de Dios ha sido dada de una sola vez y para todos los tiempos en su Biblia, y de forma completa. Por esto no Le fue posible a Cristo, el Redentor de todas las almas y hombres, explicar, rectificar y profundizar aquel libro, su Biblia, en las confesiones cristianas todavía existentes y en las comunidades que atan.
Por eso Cristo siguió otros caminos. Él ha manifestado y manifiesta la verdad fuera de las confesiones cristianas y de las comunidades que atan; pues todos los seres y hombres deberían saber de Dios, la luz eterna, la verdad ilimitada. Y a todos les ha sido dado el libre albedrío, para aceptarla o rechazarla.
Cristo, el Hijo del Dios vivo, el Redentor de todos los hombres y almas, es el inspirador de Su Obra de la Redención, la Vida Universal, de la que surge el Reino de Paz de Jesucristo. El pidió al comienzo de este decenio [1980] a algunos hermanos -de los que todos, excepto uno, eran versados en la Biblia-, extraer la esencia de la verdad, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento.
El deseo de Cristo era -y es- que se pusieran por escrito los hechos sobre Su vida y Su manera de pensar como Jesús de Nazaret, a fin de que en los tiempos posteriores existan como relato histórico para aquellos que vivan en el Reino de Paz de Jesucristo y en gran medida hayan alcanzado, a través de Él, el perfeccionamiento.
En Su manifestación, El habló a estos hermanos en el sentido de lo que sigue:
Tomad los textos bíblicos que Yo os haré llegar, y dejad que se deslice vuestra conciencia espiritual sobre los textos; es decir: leed con los ojos de la verdad -y no con el intelecto, pues éste nubla la vista y la comprensión de la verdad-. El ojo de la verdad recaerá entonces sobre aquellos textos que contengan la verdad que es significativa para el presente y para el tiempo venidero, pues Yo la introduciré en vuestro corazón. Entonces explicaré y profundizaré a través de vosotros. Son las palabras de Dios, procedentes del espíritu de la verdad, que grandes profetas e iluminados recibieron, como predicciones para el tiempo actual y para el venidero.
Su motivación ha sido -y es- que los Suyos, actualmente, y los hombres en gran medida perfeccionados del tiempo venidero, en el Reino de Paz, puedan consultar y comprender lo que El trajo a la humanidad siendo Jesús de Nazaret -y quién era y, ahora, en espíritu, es El-. Cuando en su día el Reino de Paz de Jesucristo abarque a toda la Tierra, se habrá concluido en los hombres la Redención, ya que en el Reino de Paz solo encarnarán almas casi completamente perfeccionadas.
En el Reino de Paz de Jesucristo los conocimientos espirituales habrán dejado de tener importancia, porque los hombres, en gran medida perfeccionados, estarán cerca de lo Divino, porque poseerán la sabiduría y ya no tendrán que encontrarla mediante conocimientos espirituales. También carecerán de importancia las múltiples versiones de la Biblia en las que aún se apoyan, en este tiempo [1989], las confesiones; pues quien ha alcanzado sabiduría divina, ha abierto su consciencia divina, y su cuerpo espiritual puro, en el que actúa plenamente la esencia del Infinito, es para él entonces el libro de la sabiduría divina. Cuando el Reino de Paz de Jesucristo abarque a la Tierra, ya no habrá obras humanas. También son obras humanas las confesiones y sus Biblias. A estas Biblias las confesiones han incorporado muchas cosas según su parecer, y de esto han enseñado lo que les parecía necesario, de acuerdo con su pensar confesional.
Muchos seres espirituales encarnaron para la Obra de la Redención, que es como un gran mosaico en el que están contenidos los cuatro planos de purificación, incluyendo a la Tierra. Cada uno de estos seres espirituales ha aceptado una misión en la obra redentora, grabando como su parte de la misión una o más piedrecitas de mosaico en su cuerpo espiritual, para poder cumplir en la existencia terrenal lo que ha aceptado como misión. Esta parte de la misión está por tanto grabada en el alma y tiene que ser cumplida.
Algunos seres espirituales grabaron diferentes posibilidades en sus piedrecitas de mosaico. Esto significa que si la misión para la que un ser espiritual encarnó no se ha cumplido, este deber grabado en su cuerpo espiritual tiene que ser cumplido por él de otro modo -ya sea en otra encarnación, o en los lugares de purificación.
Sin embargo, si ha llegado el tiempo en el que esta piedrecita de mosaico de la misión en la Tierra tiene que ser colocada, entonces otros seres espirituales encarnados asumen lo que su prójimo en misión no ha hecho -por causa de una carga del alma o de una tentación del satanás de los sentidos-. Esta piedrecita de mosaico, que ahora ha sido cumplida por otros seres espirituales encarnados, es decir por hombres, queda entonces borrada en el potencial de la misión para la Tierra; pero el respectivo ser espiritual, que ha desaprovechado la ocasión de ejecutar a tiempo su parte en la misión redentora, tiene que reparar esto de otro modo.
Si de esta manera aquí y allá hay puertas que permanecen cerradas para Cristo, El sigue entonces otros caminos, como por ejemplo sucedió con el presente libro, Esta es Mi Palabra.
Si el Señor llama los dones espirituales en un hombre, recordando por ejemplo a aquellos hermanos cuál era su misión espiritual, con ello también el príncipe de este mundo tiene la posibilidad de ponerlos a prueba y eventualmente seducirlos -también a aquellos, por tanto, que viven como hombres entre hombres para traer la verdad y la paz al mundo-. Ellos se habían decidido en el Reino de la luz a cumplir en vestido terrenal las obras de Dios y a servir a Cristo y a su prójimo en el mundo, que es el territorio de las tinieblas. Sin embargo, todo hombre está en cada momento en la encrucijada -frente a la decisión a favor o en contra de Dios.
Los hermanos que habían encarnado con la misión espiritual de redactar una obra que reviste importancia para el presente y para el futuro, sucumbieron a sus inclinaciones humanas. No pudieron cumplir, con acuerdo al plan, lo que habían registrado en su cuerpo espiritual. Así fue como se siguió otro camino, es decir, se abrió otra posibilidad: el camino a través de nuestra hermana, la profetisa y mensajera de Dios; pues la redacción del libro Esta es Mi Palabra es una piedra angular en la Obra del Señor, en la Vida Universal, ya que éste será de importancia principalmente en el Reino de Paz de Jesucristo. Contiene todos los acontecimientos importantes que Cristo, el Soberano del Reino de Paz, vivió y padeció siendo Jesús de Nazaret; pues El, con Su vida y Su pensamiento, y con el amor a los hombres, trajo la Redención.
Únicamente mediante Su acto de Redención se formará Su Reino de Paz en la Tierra. Hombres bienaventurados, es decir casi completamente perfeccionados, habitarán en ella y la poseerán cada vez más, dado que el reinado de las tinieblas llega a su fin, pues desde Su está consumado en la cruz, lo satánico es atado cada vez más. Cuando en su día el Reino de Paz abarque a la Tierra, lo satánico estará atado. ¡Tan solo por el acto redentor se ha vuelto esto posible!
Cristo, el Redentor de todos los hombres y almas, tiene, pues, muchos caminos para conseguir lo que -para el tiempo actual [1989] y en especial para el Nuevo Tiempo- es de importancia.
El libro Esta es Mi Palabra no estaba directamente en la misión de nuestra hermana, la profetisa y mensajera de Dios. Ella aceptó la posibilidad existente de tomar el libro El Evangelio de Jesús como base de la obra de manifestación Esta es Mi Palabra. Con esto Cristo le hizo más fácil su labor, ya que la tarea de recibir una obra tal para el presente y el futuro no formaba parte directamente de su misión. Entre otras cosas dichas a nuestra hermana, Cristo le habló conforme al sentido de lo siguiente:
Puesto que ahora debe tomarse otro camino, y por otra parte tú estás prevista para las tareas espirituales de tu misión directa, con este escrito quiero hacerte más fácil tu labor -en la medida en que en la Tierra esto es posible-. Para que puedas cumplir tus tareas directas de esta vida terrenal, y puesto que el tiempo para ello es valioso, Me basaré en el libro El Evangelio de Jesús, explicándolo, rectificándolo y profundizándolo.
El libro que los hombres llaman El Evangelio de Jesús -a pesar de las traducciones y a pesar de las palabras que en el tiempo actual [1989] tienen otro significado- contiene una visión profunda de los sucesos acaecidos durante Mi vida terrenal como Jesús de Nazaret.
Tú vives en vestido terrenal; por tanto, no hay que escribir con gran desgaste una obra completamente nueva, porque te impediría durante bastante tiempo atender tu misión directa y cumplirla.
Por este motivo, Cristo se basa en la verdad existente en el libro El Evangelio de Jesús. El la explica, rectifica y profundiza, y cumple así, por medio de nuestra hermana, lo que forma parte de la misión de la obra redentora: traer una obra histórica para el Reino de Paz de Jesucristo, la obra Esta es Mi Palabra.
Dado que la voluntad de nuestra hermana descansa en la voluntad de Dios, que ella cumple, a partir del libro El Evangelio de Jesús se desarrolló la obra Esta es Mi Palabra.
Esta obra alcanzará toda su importancia en el Reino de Paz de Jesucristo.
Tanto si los hombres la leen en el presente como si la leen en el futuro -hasta que el Reino de Paz esté completamente desarrollado-, Cristo es y seguirá siendo el mismo: el Corregente de los Cielos; y nosotros estamos con El, como hermanos y hermanas, de eternidad a eternidad.
Mientras enseñe a través de nuestra hermana, la profetisa y mensajera de Dios, me llamaré para la humanidad hermano Emanuel. En el Espíritu de Dios soy el querubín de la Sabiduría divina, el responsable de la obra redentora de Jesucristo.
En el Reino de Paz obrará únicamente la ley eterna del amor.
Entonces ya no harán falta enseñanzas ni interpretaciones de la ley eterna.
Yo soy por siempre un ángel de la ley de Dios, el guardián de la Sabiduría divina.
¡Paz!