La iluminación espiritual

La inofensividad y un desafío a los pensadores

POR: ALICE BAILEY

Imagen; La inofensividad y un desafío a los pensadores; Alice Bailey

LA INOFENSIVIDAD

La inofensividad no daña ni perjudica a nadie

Comprende los actos físicos del hombre, respecto a todas las formas de la manifestación divina, y concierne específicamente a su naturaleza fuerza, o la energía que él expresa por medio de sus actividades en el plano físico. No daña ni perjudica a nadie.

Si la inofensividad es la nota clave en sus vidas, podrán producir más condiciones armónicas en la personalidad, que cualquier disciplina en otras líneas. La depuración drástica obtenida al alcanzar la inofensividad ayudará mucho a eliminar estados erróneos de conciencia.

La inofensividad es la fuerza más poderosa que existe en la actualidad. No me refiero a la no resistencia, sino a esa actitud metal positiva del que no piensa mal. El que no tiene malos pensamientos ni hace mal a nadie es un ciudadano del mundo de Dios.

La inofensividad prepara el camino para que fluya la vida; elimina las obstrucciones que impiden la libre afluencia del amor y es la llave que libera la naturaleza inferior de las garras de la ilusión mundial y el poder de la existencia fenoménica.

La inofensividad produce, en la vida, cautela en el juicio, reticencia al hablar, habilidad para abstenerse de toda acción impulsiva y demuestra un espíritu exento de crítica. De esta manera, las fuerzas del verdadero amor y también esas energías espirituales que parecen vitalizar la personalidad pasarán libremente y, en consecuencia, conducirán a la acción correcta.

Estudien su conducta diaria, sus palabras y sus pensamientos, hasta lograr se completamente inofensivos. Oblíguense a pensar sobre esas ideas, respecto a ustedes y a los demás, para que sean constructivas y positivas y, por tanto, de efectos inofensivos. Examinen el efecto emocional que ustedes producen sobre otros, de manera que ningún estado de ánimo, de depresión o de reacción emocional pueda dañar al semejante.

Recuerden, en conexión con esto, que la aspiración espiritual violenta y el entusiasmo mal aplicado o mal orientado pueden fácilmente herir a un semejante; por lo tanto, cuiden sus tendencias erróneas y no solo sus virtudes.

La inofensividad a que me refiero, concierne a ustedes, no es la actividad negativa, dulce o bondadosa, como muchos creen. Es un estado mental que, de ninguna manera, niega la acción firme y drástica. Concierne al móvil e involucra la determinación de que el móvil detrás de toda actividad debe ser la buena voluntad. Este móvil puede conducir a hechos y a palabras positivas, a veces desagradables, pero como la inofensividad y la buena voluntad condicionan el acercamiento mental, no puede surgir otra cosa que el bien.

Quien trate de practicar la inofensividad positiva, que se manifiesta en el correcto pensar (por estar basado en el amor inteligente), en el correcto hablar (por estar regido por el autocontrol), en la correcta acción (por estar fundada en la comprensión de la ley), descubrirá que tal tentativa exigirá todos los recursos de su ser y tomará mucho tiempo realizarlo. No es la inofensividad que proviene de la debilidad y de una disposición sentimental afectiva, que rehúye las molestias, porque trastorna la armonía establecida de la vida. No es la inofensividad del hombre o mujer negativos, impotentes y poco evolucionados., que no tienen el poder de perjudicar, por estar mal equipados para hacer daño.

Al contrario, la inofensividad brota de la verdadera comprensión y control de la personalidad por el alma, la que lleva inevitablemente a la expresión espiritual de la vida diaria. Emana de la capacidad de penetrar en la conciencia y en la comprensión de nuestro prójimo y, cuando se ha logrado, todos se perdona y se pierde de vista en el anhelo de ayudar y auxiliar.

Por lo tanto, habrán visto por qué he señalado tan enfáticamente la necesidad de la inofensividad, pues es el método científico por excelencia, hablando esotéricamente, de limpiar la casa y purificar los centros y permitir la entrada de energías superiores.

EL DESAFÍO A LOS PENSADORES

El desafío de Alice Bailey a los pensadores del mundo

Desafío a todos los pensadores del mundo a abandonar sus sectarismos, nacionalismos, partidismos y, con espíritu de hermandad, a trabajar en su nación, considerándola como parte integrante de una gran federación de naciones - federación que ya existe internamente, pero espera ser materializada mediante la actividad de los pensadores del mundo. Los incito a trabajar por la causa de la religión y en el campo de esa religión particular, en la que están interesados, ya sea por accidente de nacimiento o elección, ya por considerar cada religión como parte de la gran religión mundial. Deben también considerar que las actividades de su grupo, sociedad u organización, demandan ayuda, en la medida y solo en la medida en que los principios sobre los cuales se fundan y las técnicas que emplean, sirvan para el bien general y promuevan la realización de la Hermandad.

Les pido que abandonen sus antagonismos y antipatías, odios y diferencias raciales y traten de pensar en términos de una familia, una vida y una humanidad. No pido una respuesta sentimental ni devocional a este desafío. Lea recuerdo que el odio y ¡a separatividad han llevado a la humanidad a su penosa situación actual. Sin embargo, agregaría a esta advertencia, que existe hoy en el mundo una cantidad suficiente de personas que alcanzarán la liberación, las cuales podrán producir cambios en las actitudes del género humano y en la opinión pública, siempre que se pongan a la altura, por un acto de la voluntad, de lo que ellas conocen y creen.

También los desafío a que se sacrifiquen, a consagrarse a sí mismos, a dar su tiempo y su dinero, y se interesen en difundir estas ideas entre quienes los rodean, en su medio ambiente y en el grupo al cual pertenecen, despertando así a sus compañeros de grupo. Los exhorto a que hagan un esfuerzo unido para inculcar nuevamente las ideas de hermandad y unidad. Les pido que reconozcan a quienes trabajan en todos los grupos y los ayuden. También les recomiendo que guarden silencio ante las palabras de odio y de crítica y que hablen en términos de hermandad y de relaciones grupales. Les ruego que procuren hacer de cada día un nuevo día, en el que enfrentan una nueva oportunidad. Traten de olvidar sus propios asuntos, sus pequeñas penas, preocupaciones y suspicacias, ante la urgencia de la tarea que debe realizarse, y difundan el culto de la unidad, el amor y la inofensividad.

Además quisiera que se aparten de los grupos que tratan de destruir y atacar, no importa cuán sincero sea su móvil. Adhiéranse a los trabajadores que tienen fines constructivos, que no luchan contra otro grupo u organización, y que han eliminado de su vocabulario la palabra anti. Estén de parte de los que construyen silenciosa y constantemente para el nuevo orden - orden que se funda en el amor, construye bajo el impulso de la hermandad y posee la comprensión de la hermandad, basada en el conocimiento de que cada uno y todos, no importa cual sea nuestra raza, somos hijos del Padre Uno y hemos llegado a comprender que los antiguos modos de trabajar deben desaparecer y proporcionar una oportunidad a los nuevos métodos.

Si no saben enseñar, predicar o escribir, aporten ideas y dinero para que otros puedan hacerlo. Ofrezcan sus horas y minutos de ocio para que otros queden libres y puedan dedicarse a servir al Plan; contribuyan con su dinero para que pueda progresar con mayor rapidez el trabajo de quienes pertenecen al Nuevo Grupo de Servidores del Mundo.

Se pierde mucho tiempo en cosas no esenciales.

La mayoría de ustedes dan poco o nada de su tiempo. Lo mismo pasa con el dinero. Deben dar como nunca han dado antes, a fin de posibilitar la parte física del trabajo. Hay quienes ofrecen lo único que poseen, y el poder que tal actitud libera es muy grande.

Quienes actuamos en el aspecto interno agradecemos todo lo que dan con gran sacrificio personal. Otros dan lo que les sobra y solo cuando no implica sacrificio. Esta condición debe terminar; se debe dar al máximo con comprensión y justicia para que la era de amor y de luz se introduzca con mayor celeridad. No importa dónde o a quien dan, basta dar - poco si tiene poco tiempo o dinero; mucho, si Poseen mucho. Trabajen y den, amen y piensen, ayuden a esos grupos que construyen y no destruyen, aman y no atacan, erigen y no derriban. No se dejen engañar con argumentos plausibles de que la destrucción es necesaria. Sin duda lo fue, pero el ciclo de destrucción prácticamente ha terminado ¡si pudieran comprenderlo!, y los constructores deben ahora ponerse a trabajar.

Por sobre todo los incito a que lleven una vida más profunda, y les imploro que, para bien de sus semejantes, refuercen el contacto con la propia alma; con lo cual habrán desempeñado su parte para posibilitar la revelación, habrán ayudado a traer la luz y estarán por lo tanto en condiciones de beneficiarse por esas nuevas luz e información y podrán indicar mejor el camino y despejar el sendero al desconcertado buscador. Quienes no están preparados para los acontecimientos serán cegados por la emergente luz, confundidos por la maravilla que se revelará e impelidos por el aliento viviente de Dios; les corresponde a ustedes capacitarlos para ese acontecimiento.


La inofensividad prepara el camino para que fluya la vida; elimina las obstrucciones que impiden la libre afluencia del amor.

Alice Bailey


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