Igualdad y espiritualidad
Al menos, entre humanos, comprobado está, no hay ninguno igual a otro…. Eso es parte de lo que decimos que es lo grandioso del milagro de la vida.
MAURICIO AMAYA
BUSCANDO LA IGUALDAD
La igualdad se debe buscar en las diferencias.
Al menos, entre humanos, comprobado está, no hay ninguno igual a otro…. Eso es parte de lo que decimos que es lo grandioso del milagro de la vida, del milagro de ser, del "yo", y no otro. Estadísticamente somos un imposible existencial…. La combinación de factores para su, mi presencia en este momento es, matemáticamente, una posibilidad inexistente…. son cientos de miles de millones de espermatozoides desde Adán y Eva, para colocar un inicio, hasta hoy. Millones de óvulos, miles de millones de rincones, atardeceres, miradas, atracciones y rechazos desde hace decenas de miles de años en que ellos, los abuelos, los tátara, los requetetatatara, se encontraran, se quisieran o no y naciera un nuevo ser que dio la posibilidad demasiado remota para que yo, usted, nosotros, los 7.000 millones que hoy nacimos, supervivimos, pocos somos, en un extraño planeta que llamamos tierra.
Diferencias que parecen evidentes...
así algunos digan que juegan igual que el otro
Y si las diferencias humanas existen en lo físico, inabarcable pensar en ellas en el conocimiento, en lo intelectual, en lo espiritual, en que cada experiencia de cada día, cada segundo, que van moldeando una forma de ver, de sentir, de ser.
Hacer extensivo el espacio diferenciador a todos los seres de la naturaleza, a todas sus energías y sus formas de manifestarse, no es una fantasía sino una realidad. Ésa realidad que vemos, que sentimos, que tocamos, a veces tan terca que nos dice y que no podemos escuchar. Es lo complejo expresado en lo sencillo del deleite, de la alegría, del resplandor, del color, del sonido…. Y, cada uno a su manera, tan diferentes cada uno; mirando lo mismo, viendo diferente; oyendo el mismo ruido, escuchándolo y sintiéndolo tan disparejos; jugando el mismo juego, de tan incomparables maneras.
Si fuera todo igual...
¿Cómo, entonces, pretender la igualdad si ella simplemente no existe? Sí, la naturaleza nos dice que no hay nada igual a otro, otra…. Y, siempre, los humanos, pretendiendo la "égalité", que era una de las tres palabras de batalla de la Revolución Francesa, una de las máximas manifestaciones de emancipación humana buscando un imposible.
Libertad, igualdad, fraternidad
¿Quizás, como nos propone LA ILUMINACIÓN, busquemos esa utopía en la espiritualidad? De hecho, cuando miramos sus páginas, sus comentarios y variadas opiniones encontramos siempre diferencias, hasta la controversia... Es que, pareciera intención de su autor, esta página ha sido creada para ver de forma diferente, abierta, humana, natural, a Dios, a los humanos, a la vida. Y todo alrededor de la espiritualidad, de la posibilidad de evolución humana más cerca de Dios, con Él…. Y, allí, entiendo la propuesta, también en diferencias.
De modo que, ¿qué pretenden ciertos molestos (para muchos) humanos proponiendo un algo imposible?... ¿cómo así que todos debemos ser iguales?... y, peor aún, dizque ¿"somos iguales ante Dios"?.
¿Será, entonces, cuestión de "derechos"?... ¿Será que todos tenemos el derecho de marcarle un gol al Real y por eso nos "igualamos" a Messi?, ¿o habrá que pedirle permiso a Guardiola para que al menos nos incluya en la nómina?... ¿es, entonces, Guardiola el que hace que las cosas sean diferentes o iguales?..... O, como dice nuestra traviesa Constitución Política, ¿a ser elegido Presidente cuando solo unos 10 apellidos aparecen en ese corto listado?.... ¿será que la "égalité" se logra mediante leyes y tratados y, así, una vez aprobada, ¿"todos somos iguales"?
Ay, Dios, ¿estaré botando corriente pidiendo imposibles? Seguramente... Convencido estoy que de eso se trata… de que alguien crea en cosas que, al menos para algunos, parecieran bonitas. Son esas utopías en que para acercarnos, hay que comenzar por creer en ellas.
Sabemos que sería muy terrible un mundo en que todo fuera igual, todos fuéramos iguales… qué hartera. Pero, cuando vemos tantas y tantas diferencias, que rayan con lo injusto y ello con las diferencias que han dado a unos mayores capacidades para defenderse, es cuando la utopía vale la pena. Si, por ejemplo, ¡veganos!, que nos recuerdan la vida del indefenso animal ante el peor depredador, el hombre. O, en reciente controversia sobre el aborto (felicitaciones a LA ILUMINACIÓN que logró darle la altura que no pudieron medios avanzados en tecnología y capital y políticos, clérigos e "intelectuales" de deplorable ortografía ética), que habla por el que no puede para tratar de tener el mismo derecho a la vida, mínima aspiración de cualquier ser vivo.
No sentir temor de recorrer nuevos caminos en busca de sí mismos.
En este intríngulis sin solución ni alternativas, solo queda la esperanza de recomendar ser iguales a alguien del que siempre como que estamos tan alejados…. siquiera tratemos de parecernos a nosotros mismos. Tratar de ser auténticos, ser veraces, buscar reconocernos en los espejos del alma y del sentimiento, alejarnos de todo lo superfluo que nos tratan de imponer (¡y lo logran!)... podría ser una sana esperanza: ser iguales a lo único que se puede ser igual, que es a sí mismo.
Hay que buscar sentido en la práctica a lo que tiene sentido en el pensamiento, en el sentir espiritual. Y, supongo, es lo que pretende LA ILUMINACIÓN así yo, privilegiado (diferenciado) con espacio para escribir, casi nunca lo haya logrado, y en este corto deambular, ni siquiera acercado.