La iluminación espiritual

Frutas milagrosas

AKASHICOS

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EL MILAGRO DE LAS FRUTAS

Muy gratificante me ha resultado la oportunidad de haber podido trabajar en la redacción de este libro sobre las intimidades de las frutas, en el que ciertamente fue posible desentrañar buena parte de ese legado tan maravilloso que ellas nos tienen reservado. Fue precisamente en el curso de este trabajo cuando pude percatarme de la prodigiosa panacea contenida en ese abigarrado mundo de colores, aromas y sabores, todos ellos tan exquisitos, sugestivos y cautivantes. Indudablemente los cielos nos han legado un imponderable venero de salud, contenido en el cuerpo jugoso de tantas y tan heterogéneas especies frutales.

La circunstancia de poder disfrutar la exquisitez de una variedad tan amplia constituye un privilegio muy grande que debemos apreciar, pero ciertamente el valor de las frutas va mucho más allá de su exquisito sabor y de su fragante aroma. Esa característica milagrosa que definimos desde el título de este trabajo, obedece justamente al generoso espectro de bondades terapéuticas y nutricionales que nos permiten prevenir y curar muchos trastornos en nuestra salud.

Recordamos aquí un viejo aforismo popular, en el cual se afirma que, todo aquello que es bueno para curar, normalmente es bueno para prevenir, y justamente ese es el amoroso mensaje que nos brindan las benefactoras y saludables frutas. Ellas curan y previenen ingentes males en nuestro cuerpo, pero no contentas con eso, nos brindan también un invaluable conjunto de sustancias nutritivas que fortalecen y tonifican el organismo, a más de otras que lo liberan de agentes tóxicos. Entonces podemos ver cómo ese maravilloso y heterogéneo mundo natural, es un verdadero tributo que la vida muy gentilmente nos condona para nuestro bienestar.

En la antigüedad las frutas siempre fueron consideradas como un alimento divino y frecuentemente eran utilizadas para realizar ofrendas a los dioses. Percibir ese lenguaje oculto que yace en el interior de tantas especies frutales y deleitarse con la fragancia de sus olores, así como con la degustación de su agradable sabor y su delicada textura, es la manera más refinada de premiar el gusto y preservar de paso la salud. ¿Habrá alguna persona que no sienta un especial agrado por la ingestión de frutas?... ciertamente creemos que no es fácil encontrarla.

Por si fuera poco y al margen de todos sus beneficios, en las frutas tenemos unas consagradas emisarias de esa prodigiosa energía lumínica que nos llega desde el sol, predestinada para colmar nuestro cuerpo de una especial vitalidad. Ese rayo celestial y poderoso hospeda sus fotones en el cuerpo de la fruta, originando en su pulpa toda suerte de potencias energizantes, al tiempo que la surte de un agua inmaculada, con la cual se humecta todo ese regio concierto de vitaminas, minerales, proteínas, fitonutrientes, aceites esenciales, depurativas fibras y complejos neurotransmisores, todos ellos trabajando en una forma mancomunada y complementaria para cumplir su misión benefactora. Es así como el calcio después de buscar refugio en el sistema óseo, le hace un guiño a la vitamina D para que esta le ayude a fijarse adecuadamente en todas sus porosidades y luego le sonríe también al magnesio en busca de un recubrimiento para que el hueso pueda aumentar su fortaleza. Tal es la armónica sinergia con la que trabajan los nutrientes al interior de nuestro prodigioso cuerpo.

Si bien este libro está referido esencialmente al estudio y conocimiento de las propiedades contenidas en las frutas frescas, en algunos apartes ha sido necesario y oportuno referirnos también a los llamados frutos secos, tales como los dátiles, las almendras, las nueces, las avellanas, los pistachos, el maní, los anacardos, etc., al igual que algunas semillas como las de ajonjolí, linaza, soja, canola, calabaza, etc., pues todas ellas forman parte de esta venerable familia natural, concebida desde el inicio de los tiempos para velar por nuestra salud.

Hemos sido muy cuidadosos en la elaboración de este trabajo, en el sentido de procurar que su lectura y su consulta puedan realizarse en forma práctica y expedita. Con base en lo anterior hemos establecido un ordenamiento en el que se incluyen siete capítulos, cada uno de los cuales hemos redactado en la forma más didáctica posible para facilitar su consulta.

En el primero de ellos el lector podrá conocer las propiedades terapéuticas o curativas, profilácticas o preventivas, así como el contenido nutricio en cada una de las treinta y cinco especies frutales que hemos escogido para este trabajo. Adicionalmente agregamos un aparte en el que hemos agrupado diferentes frutos secos, como quiera que ellos comportan análogos beneficios, y al igual que las frutas frescas, pueden ser consumidos sin necesidad de ser sometidos a un proceso de cocción. En este capítulo hemos incluido aspectos como el nombre científico, el nombre o los nombres vulgares con los que comúnmente se conoce cada variedad, la procedencia y la familia botánica a la que pertenece cada una de las especies compiladas. De igual manera cuando nos ha parecido pertinente, hemos agregado las contraindicaciones o precauciones existentes en el consumo de cada especie en particular.

En el segundo capítulo de este libro nos hemos propuesto describir inicialmente una serie de recomendaciones, todas ellas relativas a la manera más adecuada como se deben consumir las frutas. No obstante las características de cada variedad, existen unas normas generalmente aceptadas para derivar el mayor provecho, evitando de paso las mezclas inconvenientes con otros grupos de alimentos, las cuales pueden generar fermentaciones y algunos trastornos digestivos. Posteriormente hacemos referencia a las distintas formas en las que se encuentran clasificadas las frutas, atendiendo a ciertos criterios como su conformación, su grado de humedad, sus virtudes, su sabor, etc.. Después de eso hemos incluido algunos segmentos que consideramos importantes, uno de los cuales se refiere, como ya lo mencionamos anteriormente, al valioso efecto vitalizador que la energía solar ejerce en nuestra salud a través de las frutas, aspecto por cierto muy escasamente abordado por los estudiosos de este álgido tema. Seguidamente hemos relacionado un aparte que hace referencia a la importancia de las frutas en ese anhelado aspecto de la longevidad, insertando para ello algunas anécdotas de personajes que han logrado una larga y saludable vida, gracias al consumo prolongado y disciplinado de distintas especies frutales. Hacia la parte final de este capítulo hemos agregado dos segmentos, uno de ellos relativo a la forma natural de limpiar el organismo de grasas, bacterias y toxinas, acudiendo para ello a la fibra, al vinagre de manzana, a la papayuela o la papaya y a las ciruelas pasas. El segundo segmento se refiere a la forma natural de nutrir el organismo, y más exactamente a la importancia de suplir algunos nutrientes que difícilmente encontramos en nuestra alimentación habitual, valiéndonos para ello de los atributos que posee ese invaluable semen vegetal que da origen a toda fruta, como es el conocido y portentoso polen, compuesto por diminutos corpúsculos contenidos en las anteras de las flores y que la abeja tan diligentemente colecta en su diario periplo por el reino vegetal.

Los capítulos tercero, cuarto y quinto se relacionan en su orden con tres temas fundamentales en el estudio de las frutas. El primero de ellos está vinculado a las vitaminas, el segundo a los minerales y el tercero a los fitoquímicos, conocidos también como fitonutrientes. En lo relativo a las vitaminas hemos querido destacar en cada variedad, sus generosas propiedades preventivas, curativas y nutricionales. Adicionalmente relacionamos las frutas más ricas en cada tipo de vitamina y en algunos casos anotamos los síntomas y efectos que se producen en el organismo cuando se presenta una carencia en particular. Infortunadamente en este capítulo hemos tenido que omitir algunas vitaminas que por algún designio de la naturaleza, su presencia en las frutas es inexistente o poco significativa, lo cual necesariamente nos obliga a buscarlas en otro tipo de alimentos que no son objeto del tema de este libro.

El capítulo cuarto como ya se dijo, está referido especialmente a las propiedades que se hallan presentes en cada uno de los minerales contenidos en la frutas. Como podremos ver en el desarrollo de este trabajo, no solo las vitaminas son objeto de estudio y elogio, pues los minerales que ellas nos brindan, también cumplen una función bien importante en el bienestar y la salud de los seres vivos, tanto humanos como animales. Al igual que lo hicimos en el capítulo anterior, aquí también relacionamos al final de cada mineral, las frutas o frutos secos más significativos en los que debemos buscar esos elementos tan benévolos para el organismo.

Una vez recorridos los temas de las vitaminas y los minerales, ingresamos al capítulo quinto, en el cual hemos querido incursionar en el estudio de los denominados fitoquímicos o fitonutrientes, elementos de no menor importancia que los anteriores y que están ciertamente muy vinculados a la limpieza de los peligrosos radicales libres. Si bien las vitaminas y los minerales cumplen esencialmente una tarea nutritiva, digestiva y fortalecedora, los fitoquímicos están presentes en nuestra alimentación para cumplir su importante misión como antioxidantes y depuradores de nuestro organismo.

En el capítulo sexto nos hemos propuesto desarrollar un listado de las enfermedades más comunes, sobre las cuales incluimos no solo su definición, sino que agrupamos en cada caso las frutas que resultan más convenientes y aconsejables. En esta parte de nuestro estudio nos llamó particularmente la atención, encontrarnos con frutas tan prodigiosas como el aguacate, participando en tantas y tan heterogéneas funciones preventivas y curativas. Esta sección ha sido igualmente ordenada en forma alfabética, de tal manera que el lector pueda ir directamente al tema requerido.

El capítulo séptimo y último de este estudio está conformado por un detallado glosario de cualidades medicinales, con el cual el lector puede conocer el significado de esas virtudes que se atribuyen a cada fruta o componente nutricio y que se encuentran descritos a lo largo del texto. Si en algún momento expresamos que el consumo de una fruta determinada tiene efectos antidepresivos, adelgazantes o diuréticos, seguramente que ya tenemos entendido su significado. No obstante, si decimos que una fruta o uno de sus componentes genera efectos ansiolíticos, antieméticos, catárticos, demulcentes, diaforéticos, orexigénicos, etc., es muy posible que no estemos familiarizados con dichas expresiones. Con base en ello hemos creído conveniente incluir este glosario, de tal manera que facilite la comprensión etimológica en forma inmediata, y así el lector no pierda tiempo teniendo que acudir a otras fuentes para su consulta.

En la parte final de este documento y a manera de epílogo, nos hemos propuesto brindar algunas consideraciones en el sentido de resaltar y reafirmar la importancia que el consumo de las frutas reviste para nuestro bienestar. Su generoso contenido nutricional, su capacidad para prevenir y curar distintos trastornos de la salud, la abundancia que ellas presentan de esa benigna fibra que tanto favorece la función digestiva, la pureza del agua que las hidrata, así como las inefables potencias y virtudes que el influjo solar aporta a nuestras células, son apenas algunas de las características que hacen de las frutas el alimento perfecto por excelencia y uno de los recursos ineludibles en nuestra cotidiana alimentación. El consumo y la degustación de las distintas especies frutales, no obedece solamente a una necesidad terapéutica y nutricional, sino que además comporta un exquisito placer, reservado para los humanos por el supremo artífice de todo lo creado.

La bibliografía a la que hemos acudido para fundamentar el cuerpo de este libro ha sido acopiada en su totalidad de la inagotable información existente en Internet. Con el ánimo de mejorar y oxigenar la presentación, hemos evitado saturar el texto con reiteradas llamadas al pie de página, por lo cual, en la abundante documentación que relacionamos al final de este trabajo, está contenido todo el soporte pertinente. A quienes con tanta objetividad y seriedad se han dedicado a investigar estos temas con inquebrantable rigor técnico y científico, este relator les profesa todo el respeto, la admiración, el agradecimiento y la indulgencia que su esmerado trabajo amerita, y por eso cada que hemos acudido a su especial idoneidad para nutrir nuestros conceptos, indefectiblemente hemos relacionado al final de nuestro acopio, la fuente en la que hemos podido beber el regio elíxir de su sabia erudición.

Con base en todo lo anterior y en ese cúmulo de bondades y atributos que hemos podido descubrir en el curso de este trabajo, mis amables y generosos lectores podrán comprender porqué me he obstinado en asignarle a este compendio el sugestivo nombre de Frutas Milagrosas.


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