CITAS GIACOMO LEOPARDI
De los actos egregios es aguijón el amor, y de alto afecto maestra la beldad.
Los antepasados son lo mas importante para quien no ha hecho nada.
Mas pronto se encuentra a quien por un extraño este dispuesto a aventurar su vida, que a uno que, no digo gaste, sino arriesgue ,un duro por su amigo.
Amor, de nuestra vida engaño inútil.
No hay cosa tan contraria al sentimiento de compasión como ver a un desventurado a quien no han aprovechado ni enseñado las lecciones de la desgracia, maestra suma de la vida.
El hombre no vive de otra cosa que de religión o de ilusiones.
Son menos nocivos a la felicidad los males que el aburrimiento.
La razón es enemiga de toda grandeza. Las cosas que llamamos grandes suelen salirse de lo ordinario y como tales entrañan cierto desorden: pues bien, la razón condena ese desorden.
Yo no llamo malvado propiamente al que peca, sino al que peca o pecaría sin sentir remordimiento.
La felicidad esta en la ignorancia de la verdad.
Ninguna profesión es tan estéril como la del literato.
Oh esperanzas, esperanzas; dulces engaños de mis años primeros. Siempre mis palabras vuelven a vosotras; ni el correr del tiempo, ni el cambiar de afectos y de sentimientos, pueden hacerme olvidados.
La mayor parte de los hombres, en su razón ultima, no ama ni ansia vivir, sino para vivir. El objeto real de la vida es la vida y el andar trajinando con gran fatiga arriba y abajo por un mismo camino con un carro pesadísimo y vacío.
Todo es arcano, excepto nuestro dolor.
Cada hora la vida te hiere; la ultima te mata.
El que no se tiene propuesto un fin, casi nunca gusta de ningún placer en sus trabajos.
La felicidad consiste en la ignorancia de la verdad.
Ninguna opinión, verdadera o falsa, pero contraria a la dominante y general, se ha abierto paso en el mundo instantáneamente y por la virtud de una demostración luminosa y tangible, sino a fuerza de repeticiones y, por ende, de costumbre.
El abuso y la desobediencia a la ley, no puede ser impedida por ninguna ley.
El egoísmo ha sido siempre la plaga de la sociedad, y lo que es mas, mucho peor es la condición de la sociedad.
Todas las criaturas se sienten o pueden sentirse satisfechas de si mismos, excepto el hombre; lo que demuestra que su existencia no esta limitada a este mundo como la del resto de las cosas.
El odio a nuestros semejantes es mayor con los mas allegados.
La sinceridad puede agradar cuando es usada con arte o cuando, por su rareza, no logra crédito.
Advierte que no es menos vituperable dejarse ganar por los amigos en favores, que dejarse vencer por los enemigos en las ofensas.
Yerran grandemente aquellos que para hacerse mas amables afectan un carácter moral distinto al propio.
La paciencia es las mas heroica de las virtudes, precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo.
Los hombres se avergüenzan, no de las injurias que hacen, sino de las que reciben.
El que parte y dice adiós para siempre, aunque sea un extraño, estruja dolorosamente el corazón del hombre.
Confiad en los que se esfuerzan por ser amados; dudad de los que solo procuran parecer amables.
La muerte no es un mal, puesto que libera al hombre de todos los males, y justo con los bienes le quita los deseos.
Nunca son mas ridículas las personas que cuando quieren no serlo o no aparentarlo.
Los mejores momentos del amor son aquellos llenos de una dulce melancolía, en que uno llora sin saber porque, y se resigna dulcemente a una desgracia ni siquiera vislumbrada.
La paciencia es la mas heroica de toda apariencia de heroísmo.
El arte nunca puede igualar la riqueza de la naturaleza.
No existe desgracia humana que no pueda aumentar; en cambio, tiene un termino eso que se llama felicidad.
De la misma manera que los individuos, las naciones no harían nunca nada importante si no estuvieran llenas de si mismas, de amor propio, de ambición, de plena conciencia de su valía, de confianza en si mismas.
Los hombres no son miserables por necesidad, pero están resueltos a creerse miserables por accidente.
Grande es y terrible el poder de la risa en los hombres: contra el ninguno se halla, en conciencia, totalmente inmunizado. El que tiene el valor de reír, es dueño del mundo, poco mas o menos como el que esta dispuesto para morir.
Con respecto a las mujeres, he perdido ya dos virtudes teologales, la fe y la esperanza. Restame solo el amor, es decir, la tercera virtud, de la cual no puedo zafarme, aunque quisiera, a pesar de que nada crea ni espere.
No hay nada mas raro en el mundo que una persona a la que siempre podamos tolerar.
La muerte no es un mal, pues libra al hombre de todos los males, y, juntamente con los bienes, le quita también los deseos.
Nada hay tan raro en el mundo como una persona habitualmente soportable.
Que pena que beber agua no sea un pecado. Que bien sabría entonces.
No hay desesperado tan pobre e impotente que no sea útil al mundo del cual desespera.
La felicidad o infelicidad no se mide desde el exterior sino desde dentro.
Volvió a mi mente el día que la batalla de amor sentí por primera vez, y dije: ay de mi, si esto es amor, como atormenta.
Pedir que una poesía sea razonable es como esperar que una bestia sea razonable.
Cada uno es tan infeliz como cree.
El mundo se parece a las mujeres; nada se obtiene de el con mansedumbre y con apocamiento.
Yo no llamo malvado propiamente al que peca, sino al que peca sin remordimiento.
Ninguna profesión tan estéril como la de literato.
El mejor modo de ocultar a otros los limites del propio saber esta en no traspasarlos.
El que tiene el valor de reír es dueño del mundo.
Para la felicidad son menos nefastos los males que el aburrimiento.
No temas a la prisión, a la pobreza, a la muerte. Solamente temele al miedo.
Los niños hallan el todo en la nada; los hombres, la nada en el todo.
Dícese con poca propiedad que el aburrimiento es un mal común. Podrá ser común el estar desocupado u ocioso, pero no aburrido. El fastidio no cabe sino en aquellos que no tienen espíritu.
La gente es ridícula cuando no opina o quiere aparentar lo que no es.
Ay, amor. Que mal me gobernaste. ¿Por que un sentimiento tan dulce me trae tanto dolor, tanto deseo?
La gentileza de morir comprende.
Mucho me engaño o raras son en nuestros días las personas muy celebradas cuyas alabanzas no hayan comenzado en su propia boca.
El hastió es la mas estéril de las pasiones humanas. Así como es hijo de la nulidad, es también padre de la negación, ya que no solo es estéril por si mismo, sino que esteriliza del mismo modo a cuanto toca o se le acerca.
En la conversación o cualquier otro coloquio sucede inevitablemente que el placer de unos y el aburrimiento de otros han de compensarse mutuamente; siendo mucha suerte poder mantener ese equilibrio.
El hastió es, en cierta manera, el mas sublime de los sentimientos humanos.
Quizá, el camino mas directo para conquistar la fama sea el afirmar con seguridad y pertinencia y, por cuantos modos sea posible, el haberla conquistado.
Dos cosas bellas hay en el mundo: amor y muerte.
Las personas no son ridículas sino cuando quieren parecer o ser lo que no son.
La vejez es mala porque priva al hombre de todos los placeres dejándole los apetitos.
En todos los climas, bajo todos los cielos, la felicidad siempre esta en otra parte.
El aburrimiento es en cierto modo el mas sublime de los sentimientos humanos.
La astucia, que es parte del ingenio, se usa muchas veces para suplir la escasez de este.
No es suficiente que el escritor sea dueño de su estilo. Es importante que el estilo sea dueño de las cosas.
Toda operación de nuestro espíritu tiene su origen inevitable en el egoísmo.
El alma tiende siempre a juzgar a los otros por lo que piensa de si misma.
La sinceridad puede agradar cuando es usada con arte o cuando, por su rareza, no logra crédito.
No hay cosa tan refractaria a la compasión como el ver a un desgraciado a quien la adversidad no ha podido mejorar en algo y que no ha aprendido nada de las lecciones del infortunio, maestro supremo de la vida.
Se me encoge el corazón al pensar como todo pasa sin apenas dejar huella.
La paciencia es la mas heroica de las virtudes, precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo.
Confía en los que se esfuerzan por ser amados; duda de los que solo procuran parecer amables.
Ningún indicio mayor de ser poco filosofo o poco sabio, que pretender vivir siempre sabia y filosóficamente.