LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
No hay nada más terrible que el hábito de la duda. La duda separa a la gente. Es un veneno que desintegra las amistades y rompe relaciones agradables. Es una espina que irrita y duele; Es una espada que mata.
El mundo está enfermo, le duele el Asia.
Tono sin emociones que duele tanto como las noticias.
Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor.
Siento rabia, me caliento, digo disparates, pero no puedo cultivar el odio (…). Hay que respetar, sobre todo cuando más duele.
¿Estás experimentando inquietud? ¡Quédate! ¿Tienes miedo y el odio está fuera de control? ¡Quédate! ¿Te duelen las rodillas y te duele la espalda? ¡Quédate! ¿Qué hay para almorzar? ¡Quédate! ¡No puedo quedarme ni un minuto más! ¡Quédate!
La gente no sabe cómo lidiar con la conciencia. Estamos programados para creer que lo único real es lo que pensamos y creemos, estamos atrapados en ese pensamiento y nos duele.
¿Por qué decir nombres de dioses, astros espumas de un océano invisible, polen de los jardines más remotos? Si nos duele la vida, si cada día llega desgarrando la entraña, si cada noche cae convulsa, asesinada.
Pocas veces nos encontramos con hombres que voluntariamente participan en el pensamiento sólido. Hay una búsqueda casi universal de respuestas y soluciones a medias. Nada duele más a algunas personas que tener que pensar.
El amor siempre es así, nos une a nuestros semejantes. Duele el corazón, duelen los ojos, el orgullo y la vanidad resultan heridos y la propia personalidad parece abatirse por completo.
Duele verte con un tipo al que le faltan las ideas, y le sobran argumentos. Duele verte anestesiada, porque así se dio la cosa, porque así quiso tu suerte.
Cuando pierdes a alguien, como en ningún otro momento, el dolor atraviesa el tiempo. Duele el pasado, duele el presente y especialmente duele el futuro.
Ama de veras a su enemigo el que no se duele de la injuria que se le hace, sino que por el amor de Dios, se requema por el pecado que hay en su alma.
El síntoma es una especie de notario: da fe de algún hecho, de que algo no va bien. Si duele alguna parte del organismo, el dolor es el aviso real.
Comencemos una reingeniería desde el interior. Revisemos desde muy adentro aunque duela un poco el tener que hurgar, las heridas duelen al sanar.
Y duele, quererte tanto, fingir que todo está perfecto, mientras duele gastar la vida. Tratando de localizar lo que hace tiempo se perdió.
El amigo leal se ríe con tus chistes, aunque no sean tan buenos, y se conduele de tus problemas aunque no sean tan graves.
Hay amores como el tuyo, que duelen cuando están o si se van. Hay amores sin orgullo, que viven de perder la dignidad.
La depresión es pues un enemigo complejo que se instala en nuestro cerebro y no ahí donde más nos duele: el corazón.
Qué cosas tiene la vida, mariana, qué cosas tiene la vida, cuanto más alto volamos, Mariana, nos duele más la caída.
El mundo se está quedando sin genios: Einstein se murió, Beethoven se quedó sordo… y a mí me duele la cabeza.
Vas a romper tu relación porque no te conviene, no porque lo dejaste de querer. Duele, pero no mata.
Esperar duele. Olvidar duele. Pero el peor de los sufrimientos es no saber qué decisión tomar.
Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.
Nos duele la sociedad y nuestra relación con ella.
Nos duele el corazón y nos duele el alma.
La vida, en su totalidad, duele.
Palos con gusto no duelen.