La iluminación espiritual

Dinero espiritualidad y utopía

PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Dinero espiritualidad y utopía; Patrocinio Navarro

CULTO AL BECERRO DE ORO

Existen cuchillos doblemente afilados, pero en el caso del dinero, uno de los filos no es cortante. Aún así tenemos que andarnos con cuidado con cualquier cuchillo, y por supuesto, con este que llamamos dinero, porque mal empleado puede herir o matar el cuerpo y lo que es peor: agredir al alma. No hay más que mirar a nuestro alrededor, o más ampliamente, al mundo, para comprobar hasta qué punto es cierto que nos las tenemos que ver con un instrumento tan peligroso y devastador como útil; tan necesario como prescindible, pero presente -aunque terriblemente mal repartido- en todas las sociedades. ¿Se puede concebir ahora mismo un mundo sin dinero? Se nos enseña a amarlo, a respetarlo, a idolatrarlo. Este mundo funciona a golpe de talonario. Pregunten a ver quién no quiere tener mucho y cuanto más mejor, porque la medida de poseerlo nos muestra no solo nuestro Tener, sino nuestro Poder, y la medida en que vamos a ser envidiados, admirados, encumbrados. ¿Quién renuncia íntimamente a todo eso?

Leí una vez la siguiente historia: Imagine que usted se encuentra solo en una habitación desde la que puede observar a un hombre riquísimo que vive en un país lejano, y tiene a mano una tecla que le bastaría tocar para que el rico muriera y todos sus tesoros pasaran inmediatamente a pertenecerle sin que nadie sospechara jamás lo más mínimo de usted. ¿Cuántos dejarían de tocar esa tecla? Podemos sospechar que pocos, viendo el mundo como lo vemos, pero solo los pobres se abstendrían. ¿Cómo?... ¿Hemos leído bien? ¿No serían precisamente los pobres los primeros en apretar la tecla de la muerte y conseguir así el tesoro? La pregunta tendría mucho sentido si ser pobre significara lo que se nos quiere hacer creer precisamente por los ricos. ¿Qué dice al respecto Jesús el Cristo? En la obra manifestada Esta es Mi Palabra, podemos leer:

En el Sermón de la Montaña, Jesús se dirige a la multitud y les dice: Bienaventurados en el espíritu los pobres porque suyo es el Reino de los Cielos. Con la palabra pobres no se hace referencia a la pobreza material. No es esta la que trae la bienaventuranza en el espíritu, sino la entrega a Dios, desde la cual el hombre cumple lo que es la voluntad de Dios. Esa entrega trae riqueza interna. Con las palabras los pobres, se hace referencia a todos aquellos que no ambicionan pertenencias propias y no acumulan bienes. En sus pensamientos y aspiraciones cuenta la vida comunitaria, en la que administran legítimamente los bienes que Dios ha regalado a todos. No dirigen sus esfuerzos y afanes a lo mundano. Sirven al bien común, extienden sus brazos hacia Dios y recorren conscientemente el camino a la vida interna…Ellos viven el mandamiento ora y trabaja. Aspiran al espíritu de Dios y reciben de Dios lo que necesitan para su vida terrenal, y más aún. Estos son los bienaventurados en el espíritu de Dios.

Alguno se preguntará por qué afirmaba al principio que el dinero es un cuchillo que tiene un lado no cortante. ¿Qué quiere decir esto? Que puede ser utilizado para el bien común. Como esto de bien común resulta abstracto, pondré un ejemplo concreto de cómo se utiliza el dinero para el bien común.

En la región alemana de Baviera existe una comunidad muy bien organizada de cristianos originarios que llevan a cabo una experiencia singular: intentan vivir según los principios del Sermón de la Montaña. Con estos principios, mantenidos por cerca de treinta años han sido capaces de crear un entramado de actividades que abarca una clínica-hospital, una escuela, atención a las personas mayores, un hipermercado de productos naturales, restaurante vegano, productos de artesanía, fabricación y comercialización de productos alimenticios procedentes del cultivo pacífico de la tierra, una granja donde se cuidan y se da refugio a animales que nunca son explotados, y muchas cosas más. Aquí el dinero no establece distinción entre los hermanos que trabajan, no se utiliza para dañar el medio ambiente. No se trata el Tener, sino el Ser, lo que mueve esta energía material llamada dinero para ponerla al servicio de la comunidad y de aquellos que se benefician de sus actividades sanitarias, alimentarias, etc. Estos pagan con dinero y este es invertido de un modo justo y para el bien común.

Naturalmente el vivir en un mundo capitalista y en Alemania, obliga a someterse a las leyes capitalistas del Estado, al que se le pagan impuestos, etc. Pero esto muestra que es posible la utopía cuando tiene sólidos cimientos espirituales, y que primera y verdadera revolución es la que cada uno tiene que hacer consigo mismo. La experiencia alemana muestra que es posible aprovecharse del sistema y del dinero mientras se dan pasos para una nueva forma de vivir colectiva donde ya no sea necesario y el culto al Becerro de Oro sea tan solo un mal recuerdo histórico para las generaciones venideras.


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