El trabajador sano

CUENTO ZEN CON MORALEJA

Si eres un trabajador sano te vuelves más arraigado espiritualmente, centrado, sereno, calmado, porque entonces toda la calidad de tu trabajo cambiará.

Cuento zen sobre sanar para ayudar

Una vez, un hombre vino a Buda y le preguntó: ¿El mundo está en tal aflicción, la gente está en tal miseria, cómo puedes sentarte en silencio tan gozosamente? ¿Porque no te pones a trabajar y ayudar a los demás?

Buda le contestó: ¿Si alguien está padeciendo de fiebre alta, tiene el médico que acostarse a su lado y sufrir también? ¿Tiene que contagiarse el médico por compasión y acostarse en la cama con fiebre al lado del paciente? ¿Ayudará eso al paciente? De hecho, donde antes solo había una persona enferma, ahora habrá dos; ¡el mundo estará doblemente enfermo! El médico no necesita estar enfermo para ayudar al paciente; el médico tiene que estar sano para ayudar al paciente. Cuanto más sano esté, mejor; cuanto más sano esté, más ayuda podrá ofrecer.

MORALEJA

Recuerden, no hay distinción entre lo espiritual y lo material. Puedes ser espiritual y funcionar en el plano material; y tu funcionamiento será más gozoso, tu funcionamiento será más estético, más sensible. Tu funcionamiento en el plano material no será tenso, no estará lleno de angustia y ansiedad, estarás al unisonó y en plenitud con la existencia.

Claro está que debemos trabajar para un mundo mejor en el plano material. Cualquiera que sea el trabajo que estés haciendo —luchando contra el hambre, luchando por el equilibrio ecológico, luchando en contra de la pobreza, la explotación, la opresión, luchando por la libertad—, cualquiera que sea tu trabajo en el plano material, se beneficiará inmensamente si te vuelves más arraigado espiritualmente, centrado, sereno, tranquilo, calmado, porque entonces toda la calidad de tu trabajo cambiará. Entonces serás capaz de pensar de una forma más serena y te será posible actuar más graciosamente. Tu comprensión de tu propio ser interior será inmensamente útil para ayudar a los demás.

Lo espiritual significa el centro de tu ser y lo material significa la circunferencia de tu ser. La circunferencia no puede existir si no hay un centro, y el centro no puede existir si no hay una circunferencia.

Ayuda a tu centro a convertirse en claridad, en pureza. Entonces, esa pureza también se reflejará en la circunferencia. Si tu centro es hermoso, tu circunferencia tiene que volverse hermosa, y si tu circunferencia es hermosa, tu centro se tiene que sentir afectado por esa hermosura.