El origen del sufrimiento
Cuento zen con moraleja
Cada vez que te mueves a la consciencia, el sufrimiento desaparece. La próxima vez que sufras, no te quejes, no conviertas tu sufrimiento en angustia.
Cuento zen sobre el sufrimiento
Un discípulo preguntó a su instructor:
– Maestro, quiero saber el origen del sufrimiento.
Su maestro contestó:
– Los hombres sufren porque siempre hacen todo al revés.
Y sigue el maestro:
– Tienen prisa por crecer, y después suspiran por la infancia perdida.
– Pierden la salud por el dinero y más adelante pierden el dinero por la salud.
– Piensan tan ansiosamente en el futuro que descuidan el presente.
– Piensan tan ansiosamente en el pasado que descuidan el presente.
– Viven como si no fueran a morir nunca y mueren como si no hubiesen vivido.
MORALEJA
Si deseas ser feliz, has de ser simple, has de llevar una vida de comprensión, has de fluir con la existencia, porque cuanto más complejo eres, más infeliz te vuelves. Cuanto más compleja es tu vida, más sufrimiento creas.
Desde la antigüedad más remota, el hombre se pregunta una y otra vez por qué hay sufrimientos en la vida. ¿Si Dios es el padre, si Dios es amor, compasión, entonces por qué hay tanto sufrimiento?
Observa tu propia vida, siempre que estás cómodo, feliz, sin problemas, vives una suerte de sueño, te mueves y haces cosas, pero no te das cuenta de que has perdido la consciencia, por eso cuando no hay sufrimiento, la devoción desaparece de tu vida. Solo cuando hay sufrimiento tus ojos se vuelven hacia Dios, tu corazón se mueve hacia la oración. En el sufrimiento hay algo oculto que te hace más consciente de quien eres, de a dónde vas. En un momento de sufrimiento tu consciencia es intensa.
El sufrimiento te da consciencia, te hace sentir que debes cambiar, que debes volverte nuevo, que debes renacer, estás en el sufrimiento, así que debes hacer algo. El hombre sufre porque no hay otra forma de crecer, de madurar, porque solo a través del sufrimiento llega a ser más consciente, y la consciencia es la clave.
Solo alguien que no ha tratado de vivir, que ha evitado la vida, puede librarse del sufrimiento. Por eso en algunas familias muy ricas solo nacen idiotas, por lo mucho que los protegen y cuando proteges tanto a alguien, no lo proteges de la muerte, lo proteges de la vida.
Siempre que fracasas en algo, no será un fracaso definitivo, puedes trascenderlo. No hace falta que vuelva a ocurrir o que vuelvas a cometer el mismo error, la misma equivocación. El hombre sabio sufre tanto como el que no lo es, pero cada vez sufre de manera distinta. El hombre sabio comete tantos errores, pero no comete siempre los mismos errores. Esa es la diferencia. Nunca temas cometer errores, simplemente recuerda que no hay necesidad de cometer el mismo error dos veces.
El sufrimiento trae consciencia, pero si cada vez te mueves más en la consciencia, el sufrimiento desaparece. La próxima vez que sufras, no te quejes, no conviertas tu sufrimiento en angustia. Más bien, obsérvalo, siéntelo, míralo desde todos los ángulos posibles. Haz de él una meditación y ve que ocurre.