EL NÚCLEO FAMILIAR (CUENTO)

CUENTO ZEN (355)

Un niño de 7 años se metió en el escritorio de su papá y le dijo que quería ayudarlo.

El papá estaba apurado y nervioso y le contestó: anda a jugar a otro lado.

El niño continuó jugando ahí.

El papá, pensando que era imposible sacarlo, pensó:

Le voy a dar algo que lo entretenga.

Encontró una revista y en ella había un mapa del mundo y pensó: Justo lo que necesito.

Con unas tijeras, el papá recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta, se lo entregó a su hijo, diciéndole: Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo para que lo repares sin ayuda de nadie.

El padre calculó que tardaría varios días para unir el mapa pero al pasar de algunas horas escucha la voz de su hijo que le dice: Papá, ya hice todo, ya conseguí terminarlo.

El padre no le creyó. Desconfiado, levantó la cabeza de sus papeles y para su sorpresa, el mapa sí estaba completo. ¿Cómo era posible?, se preguntaba el padre. Y buscando respuestas pregunta a su hijo: tú no sabías como era el mundo, ¿cómo lo lograste?

Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un papá con su hijo de la mano, así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer a la familia, que sí sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar al hombre y a su hijo, me di cuenta de que había arreglado el mundo.

MORALEJA

Señores, para arreglar el mundo, hay que empezar por arreglar la familia. Claro está que empezando por nosotros mismos, encontraremos la solución.

Una mente que está totalmente alerta sabe que la consciencia es una, la vida es una, el ser es uno, la existencia es una, la familia es una, no está fragmentada.

Un coche es una unidad mecánica, no tiene vida, por eso puedes sustituir una parte por otra. Todas las partes son reemplazables, pero ¿cómo se puede sustituir la familia? Imposible. Cuando la familia muere, un fenómeno único desaparece; desaparece totalmente y no puedes sustituirlo. Cuándo el hogar desaparece, ¿cómo puedes reemplazarlo? Puede que formes un hogar de nuevo, pero será otro hogar, no el equivalente. Y la sombra del primer hogar siempre estará ahí; el primer hogar no puede olvidarse, el núcleo familiar siempre estará ahí. Puede convertirse en una sombra, pero incluso las sombras del amor tienen mucha presencia.

No puedes reemplazar el núcleo familiar por un núcleo de amigos, no hay modo. Si fuera una unidad mecánica, los hogares serían piezas sustituibles; podrías tener esposas de repuesto. ¡Podrías guardarlas en tu trastero, y cuando tu esposa muriera, la reemplazarías!

La familia es una unidad orgánica. No puedes sustituir una planta porque cada planta es única, no puedes encontrar otra, la misma no puede encontrarse. La vida tiene una cualidad que no puede sustituirse. Incluso una pequeña roca es única. Puedes recorrer el mundo buscando otra igual y no la encontrarás. ¿Cómo puedes reemplazarla? Esta es la diferencia entre unidad orgánica y unidad mecánica. La unidad mecánica depende de las partes; las partes son sustituibles, no son únicas. La unidad orgánica depende de la totalidad, no de las partes. Las partes son en verdad tales, no están separadas del todo. Son únicas, no pueden ser sustituidas.

Cada ser tiene el potencial de formar una unidad orgánica familiar y a su vez una unidad orgánica social y a su vez una estructura de un mundo en armonía. Todo parte de un ser consientes con la capacidad suficiente que formar un hogar bien estructurado.

Puedes formar un hogar bien estructurado cuando te vuelves consciente de la llama interior de tu ser interior, te das cuenta repentinamente de que no eres una isla, eres un vasto continente, un continente infinito. No hay fronteras que te separen de él. Todas las fronteras son falsas, artificios. Todos los límites son mentales, en la existencia no hay límites porque todos somos una gran familia y lamentablemente lo hemos olvidado.


DEFINICIONES DEL ZEN


El zen es una tradición ancestral que nació en la India y se expandió por China y Japón. Su propósito es lograr la iluminación, el estado de completa sintonía con la realidad tal cual es.

El zen no se basa en escrituras sagradas, rituales o ceremonias, sino en la meditación, el silencio y la conciencia plena.

El zen no busca dar soluciones, sino generar preguntas, cuestionar las creencias y los prejuicios, liberar la mente de las ataduras del ego y las ilusiones.

El zen utiliza las historias como un recurso para transmitir su esencia, pero no son historias ordinarias, sino historias que violan las reglas, que desafían la lógica, que asombran y desconciertan. Son historias que apuntan a lo esencial, lo que no se puede expresar ni pensar.

Las historias zen no son para entenderlas, sino para vivirlas, para dejarse impresionar por ellas, para despertar con ellas. Las historias zen son como dedos que indican la luna, pero no son la luna.

El maestro zen cuenta las historias con elegancia y humor, sin querer imponer nada, sino solo compartir su visión. El discípulo zen escucha las historias con interés y apertura, sin intentar analizarlas o juzgarlas, sino solo dejarse llevar por ellas.

Las historias zen son como semillas que se plantan en el corazón del oyente, y que pueden germinar en cualquier momento, dando frutos de sabiduría y compasión.

Las historias zen son un obsequio, una invitación a la aventura, una puerta abierta a lo desconocido.

En este blog te presentamos algunas de las historias zen más famosas y fascinantes, acompañadas de comentarios y reflexiones que te ayudarán a profundizar en su significado. Te invitamos a leerlas con calma y curiosidad, sin prisas ni expectativas, solo con la disposición a sorprenderte y aprender.

Esperamos que estas historias te inspiren y te acompañen en tu camino hacia la iluminación.