LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
PARA LLEGAR AL ALMA
He aquí una parábola que el Señor Buda contó a sus discípulos:
Un hombre topó en el campo con un tigre. El tigre se lanzó a por él, y el hombre salió huyendo. En su huida, llegó a un precipicio, dio un traspié y comenzó a caer.
Mientras se precipitaba hacia abajo, alargó su brazo y logró agarrarse a un pequeño arbusto de fresas silvestres que crecía en la pared del precipicio.
Allí estuvo colgado durante unos interminables minutos, con el feroz y hambriento tigre unos metros por encima de su cabeza y el profundo abismo a sus pies, adonde no tardaría en ir a parar y donde habría de encontrar la muerte.
De pronto, divisó una suculenta fresa que crecía en el arbusto y, agarrándose a éste con una sola mano, tomó la fresa con la otra y se la llevó a la boca. ¡Nunca en toda su vida había probado una fresa tan dulce!
A quien ha alcanzado la iluminación, la conciencia de la muerte le hace degustar la dulzura de la vida.