Jesucristo nos dijo que nunca había visto un partido de fútbol. De manera que mis amigos y yo le llevamos a que viera uno. Fue una feroz batalla entre los protestantes y los católicos.
Marcaron primero los católicos. Jesús aplaudió alborozadamente y lanzó al aire su sombrero. Después marcaron los protestantes. Y Jesús volvió a aplaudir entusiasmado y nuevamente voló su sombrero por los aires.
Esto pareció desconcertar a un hombre que se encontraba detrás de nosotros. Dio una palmada a Jesús en el hombro y le preguntó: ¿A qué equipo apoya usted, buen hombre?
¿Yo?, respondió Jesús visiblemente excitado por el juego. ¡Ah!, pues yo no animo a ningún equipo. Sencillamente disfruto del juego.
El hombre se volvió a su vecino de asiento y, haciendo un gesto de desprecio, le susurró: Yo creo que este es uno de esos ateos.
MORALEJA
Cuando regresábamos, le informamos en pocas palabras a Jesús acerca de la situación religiosa del mundo actual. Es curioso lo que ocurre con las personas religiosas, Señor, le decíamos. Siempre parecen pensar que Dios está de su parte y en contra de los del otro bando.
Jesús asintió: Por eso es por lo que Yo no apoyo a las religiones, sino a las personas, nos dijo. Las personas son más importantes que las religiones. El hombre es más importante que el sábado. Deberías tener cuidado con lo que dices, le advirtió muy preocupado uno de nosotros. Ya fuiste crucificado una vez por decir cosas parecidas, ¿te acuerdas?. Sí... y por personas religiosas precisamente, respondió Jesús con una irónica sonrisa.
DEFINICIONES DEL ZEN
El zen es una tradición ancestral que nació en la India y se expandió por China y Japón. Su propósito es lograr la iluminación, el estado de completa sintonía con la realidad tal cual es.
El zen no se basa en escrituras sagradas, rituales o ceremonias, sino en la meditación, el silencio y la conciencia plena.
El zen no busca dar soluciones, sino generar preguntas, cuestionar las creencias y los prejuicios, liberar la mente de las ataduras del ego y las ilusiones.
El zen utiliza las historias como un recurso para transmitir su esencia, pero no son historias ordinarias, sino historias que violan las reglas, que desafían la lógica, que asombran y desconciertan. Son historias que apuntan a lo esencial, lo que no se puede expresar ni pensar.
Las historias zen no son para entenderlas, sino para vivirlas, para dejarse impresionar por ellas, para despertar con ellas. Las historias zen son como dedos que indican la luna, pero no son la luna.
El maestro zen cuenta las historias con elegancia y humor, sin querer imponer nada, sino solo compartir su visión. El discípulo zen escucha las historias con interés y apertura, sin intentar analizarlas o juzgarlas, sino solo dejarse llevar por ellas.
Las historias zen son como semillas que se plantan en el corazón del oyente, y que pueden germinar en cualquier momento, dando frutos de sabiduría y compasión.
Las historias zen son un obsequio, una invitación a la aventura, una puerta abierta a lo desconocido.
En este blog te presentamos algunas de las historias zen más famosas y fascinantes, acompañadas de comentarios y reflexiones que te ayudarán a profundizar en su significado. Te invitamos a leerlas con calma y curiosidad, sin prisas ni expectativas, solo con la disposición a sorprenderte y aprender.
Esperamos que estas historias te inspiren y te acompañen en tu camino hacia la iluminación.